*Capítulo 32: El Despertar*

98 6 0
                                    

(Rafa)

Y entonces me levanto, aún estando con éste inmenso mareo… ¡¿qué mierda acaba de pasar?! ¡Quiero comprender!

Tomo a Gabriel de su espalda con mi brazo izquierdo, y con el derecho le tomo las piernas, para así cargarlo y llevarlo pronto a la clínica de Ottorsuchets, ¿cómo es posible que ésto éste sucediendo?

—Tranquilo, pequeño. Te atenderán. —Digo con un fuerte nudo en la garganta y el corazón latiendo fuerte; no sé cómo es que tomé fuerzas para cargarlo, aún así estando mareado y con mi vista cegada.

Y para bajar la colina es una tarea difícil de llevar a cabo, con Gabriel profundamente desmayado en mis brazos y una bajada completamente empinada con hierbas y ramas que pueden provocar una desgracia aún más grande. Ésto es puto imposible. Mi Gabriel está desmayado, ¿qué mierda puedo hacer?

—Gaby, descuida, veré la forma de poder bajarte. —Digo sollozando, sin ningún pudor, solo observando de un lado a otro un sitio más seguro para bajar la mediana montaña, es que es imposible hacerlo con él así.

La montaña en su límite es plana, ahí hay troncos, vegetación y su propia vista a Ottorsuchets y su límite, no es mayor problema subir a ella, la gran problemática es tener que bajar un suelo en picada, y con un chico desmayado. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

Y escucho unos pequeños quejidos provenientes de Gabriel, son un tipo de ronroneo, los ojos están completamente cerrados y de vez en cuando pestañean, sus brazos frágiles y piernas inmóviles… tengo mucho miedo.

—¿Gaby? ¿Gaby? —Le hablo.

Mi pequeño sigue haciendo pequeños quejidos, decido sentarme, poner su cabeza en mi pecho y recostarlo sobre mí, pongo sus frágiles brazos a los costados y le masajeo la espalda, en busca de una reacción suya. Cuando de repente abre poco a poco los ojos, puedo ver que son de una tonalidad rojiza, como si hubiese llorado por horas.

—¡¿Gaby?! ¡Pequeño! ¿Estás bien?

—Me duele la cabeza. —Dijo con la voz más débil que pude escuchar de él.

—Tranquilo, pequeño, ahora mismo iremos a qué te revisen, pero necesito que cooperes un poco para poder bajar.

—¿Rafael? —Susurra.

—¿Qué pasa? Dime, mi niño, yo te escucho. —Mascullo.

—M-me duele. —Tartamudea.

—¿Dónde? ¿En tu pecho? ¿Cabeza?

—En mis hombros, s-s-siento una p-p-p-presión. —Masculla.

—Ya, ya, ya pasará, déjame sobarte. —Le subo su playera y se la saco, joder, éste niño es muy delgado, tiene moretones en su espalda y eso no me agrada para nada.

Pero… posiblemente esos moretones sean los que le ocasioné cuando hicimos eso. ¡Soy un capullo!

—R-Rafael… y-y-yo t-tengo… —tartamudea tan frívolamente que mis ojos paran de derramar lágrimas. Me siento fatal.

—¿Qué tienes? Háblame, yo te escucho. —suelto con la voz entrecortada.

—Te ví…

—¿Ajá? —Comienzo a masajear sus hombros con delicadeza.

—...no quiero, ¡no quiero! ¡n-no, no quiero! —Comienza a exclamar con el mayor de los gritos. Su voz se corta de vez en cuando, sus aludidos desgarradores son los de un adolescente, se escucha como su voz es afinada y luego llevada a un agudo chillante.

—¡Gabriel! ¡Para ya! ¡Pequeño! ¡Para! —Le abrazo por detrás, he comenzado de nuevo a derramar lágrimas, y es que mi pequeño paralela y avienta puñetazos en el aire.

—¡Me harán daño! ¡A mí y a mis hijos! ¡No aguanto más este maldito dolor!

—¡¿De qué mierda hablas?! ¡Gabriel! ¡Tranquilo, pequeño, yo estoy aquí!

Y se pone a llorar aún más fuerte, y en ésta bajada posiblemente puedan escucharlo, el eco no nos ayuda en nada. Vaya mito.

Y con calma, sabiendo que Gabriel sigue sollozando en voz alta, le tomo su muñeca izquierda y la llevo a su corazón, formando una cadena amistosa con mis dedos…, mi mano derecha masajea con delicadeza su vientre, y esto debería hacer un efecto positivo en su mente, en su físico y en el alma, estoy contigo Gabriel, y no dejaré que sigas pasando por estos periodos tan extraños, necesitas ayuda, y me encargaré de que así sea.

Y vuelve a caer, se ha desvanecido. No de nuevo.

Con seguridad, y una fuerza creciente sobre mí, le cargo con mis brazos, y me vale una mierda lo que me pase a mí, bajaré ésta montaña, y tú, mi pequeño, serás atendido. Es hora de que esta mierda termine de una vez por todas, también creo saber la causa de tus inseguridades… hoy me has contado lo que has hecho, y sé que de mí no se escapará, vengaré tu prófuga felicidad.

Y levanto la mirada, mientras mis pies trabajan por sí solos, mi equilibrio es inestable, pero la fuerza por acabar con el más es aún más poderosa, y con dificultades, pero he llegado al final de todo esto. Es hora, de que la justicia, trabaje por sí sola… lograron perturbar su mente, traumarle de por vida, hacerlo inestable, llenarlo de ansiedad. Mustafá, Tom, son hombres muertos.

Muchas gracias por estar al pendiente de Delicado. Tengo un aviso muy importante para todos ustedes, y es que... DELICADO HA APLICADO PARA LOS PREMIOS WATTYS 2019, ESTOY MUY EMOCIONADO, MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS POR SU APOYO, TAMBIÉN HEMOS LLEGADO A LAS 10K LEÍDAS Y ESO ME HACE MUY FELIZ. No sé cómo agradecer tanto amor, MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS.

PD: El próximo episodio será introductorio, vamos a enfocarnos en un personaje muy importante en la trama, iremos intercalando la historia, ya verán cómo quedará estructurado. <3

delicado; reflejos © [LIBRO 1# Saga DELICADO] (DISPONIBLE EN AMAZON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora