*Capítulo 6*

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¡Ya era hora!

Estando en clases y sin mis amigos me hace estar triste, me fastidia el hecho de continuar tomando Matemáticas, no entiendo nada… por lo menos espero que me sirvan para algo en un futuro.

Al salir por la turbia división me encuentro con Fedra que yace esperándome para comer.

—Gaby-kun. —Se impulsa para abrazarme.

—H-hola.

—Me alegra verte. Me estaba planteando la idea de salir corriendo a la cafetería y regresar para ver si te dignas a salir, pequeño. —Hace un énfasis, sus ojos son fijos y no parpadea.

—Lo siento, la profesora me pidió de favor que me quedara, me puso ejercicios nuevos para según ella entender más su materia. Sí supiera que me hace odiarla más.

—A ver, a ver, a ver —se detiene, lleva un puchero en su rostro, pone sus manos en mis hombros—, ¿cómo  es eso de que te pidió que te quedaras?

—Y-y-ya te expliqué, Fedra-senpai.

—Seguramente quiso ver tus habilidades al mover la mano de escribir, quiso saber qué tan rápido eres al momento de…

—¡Basta! No es nada de lo crees —me cruzo de brazos.

—Lo siento… olvida todo eso, estoy loca.

—Noo, ¿cómo crees? —Suelto.

—Deja tu ironía para cuando estés encadenado, pequeño. —Maldito énfasis.

Al caminar por los pasillos lo único que me llega a la cabeza es… tengo suerte, los primeros días fueron una puta pesadilla, pero ver a todos estos adolescentes charlando y riendo, me hace sentir genial, ya tengo un grupo de amigos 'fijo’, encajo a la perfección con cada uno de ellos, incluso si alguno tiene opiniones diferentes a las mías dejaré de lado la inmadurez para poder llevar más pacíficamente esta amistad.

—Veo que llegan. —Suelta Gladdys, la chica gótica.

—No, en realidad somos unos hologramas.

—Lo comprobaré —lanza una manzana pequeña a la cara de Fedra; varias personas voltean y observan  el acto—. Hmmm, no lo creo.

—¿No puedes tocarte el corazón alguna vez? —contesta Fedra.

—Pídeselo al carnicero de mi parte, amor.

—Basta Marilyn Manson —advierte Verid—. Me alegra verlos chicos, y qué Gaby… ¿dónde está tu lonchera!

—E-e-en…

—Parece que a alguien se le cayó una cajita de metal mágica. —Esa voz tan profunda… ¡Rafa!

Se hace aparición detrás de mí.

—Sé más precavido al salir del aula, Gabriel.

—Muchas gracias. —El corazón me palpita, éste hombre me deja sin aliento, no puedo creer que actúe como si nada después de lo que pasó.

—Hubo acercamiento a la vista. Bitácora Freds, el mayor ha entregado objeto de valor a su pequeño bebé, no hay más registros.

—En serio necesitas ayuda. —Contesta Golen.

Me imagino el rostro de Rafa ardiente en dirección a Fedra, incluso ya acostumbrado. Pero no, está perdido en sus pensamientos, sus ojos se tornan oscuros y los labios tan carnosos tiemblan.

Vaya, me quedo maravillado, es una obra de arte, no puedo quitarme de la cabeza esos gestos tan naturales. Me maravilla el aura y quisiera guardarlo para siempre; está en mi mente, así será por mucho tiempo.

delicado; reflejos © [LIBRO 1# Saga DELICADO] (DISPONIBLE EN AMAZON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora