#10. Huir para sobrevivir.

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*Narra Vegetta* 

- Un momento por favor - La recepcionista pone su atención al ordenador - Angy Díaz Fuentes. Sí, está aquí ingresada desde hace dos días. ¿Son familiares? 

Miro a uno de los hombres. Sonríe satisfecho. ¡Mierda! ¿Tan poco han tardado? Espero que no les dejen pasar. Por si acaso, debo darme prisa y sacar a Angy de aquí. Cojo el otro café y, sin mantener contacto visual con ellos, voy a paso ligero hacia su habitación. 

*Narra Angy* 

Me cuesta un poco digerir todo lo que me ha explicado Vegetta, hay mucha información para procesar.

Estoy sentada encima de la cama abrazando a mis rodillas y hundiendo mi nariz en ellas, pensando detalladamente en todo, sobre todo, en mis padres. Noto como mis ojos se van humedeciendo mientras miro a la nada, abrazándome más fuerte a mis rodillas. Una lágrima se escapa y yo poso mi frente encima de ellas. 

¿Cómo se supone que voy a superar esto? Solo veo la imagen de mis padres en el suelo, de mi madre con la cabeza destrozada y mi padre muriendo delante de mis propios ojos. He matado a una persona.

He matado a una jodida persona. ¡No me lo puedo creer!

¿Quién era yo en ese momento? Esa no era yo. Esa que le dio el fuerte golpe en la cabeza a ese hombre, no era yo.

O quizá sí.

Alguien que tengo en mi interior y que no se ha manifestado hasta hoy. ¿Qué me pasará de ahora en adelante...? 

Escucho como la puerta se abre de golpe. Levanto la cabeza mientras me limpio las lágrimas y veo a Vegetta como entra a paso ligero con un café en la mano. 

- ¿Y eso que solo vienes con uno? Pensé que irías a buscar dos - Digo intentando disimular mi tristeza y él me pasa el café. 

- El mío me lo he bebido mientras venía - Dice con voz nerviosa - Levántate, nos vamos. 

- ¿Qué? ¿C-cómo que nos vamos? ¿Así, de repente? - Pregunto sorprendida frunciendo el ceño. 

- Sí. Ya. Debemos darnos prisa - Se dirige al armario que hay en los pies de mi cama. 

Are las puertas, coge una percha en donde hay colgadas una camiseta de mangas largas de color azul marino y unos pitillos negros, además de una pequeña bolsa de plástico colgando del gancho de la percha. Me los tira en la cama

- Ve al baño y ponte esto. 

- Pero Veg... 

- ¡YA! - Ordena mirándome nervioso y alterado. 

Me quedo con los ojos abiertos, sorprendida por su reacción. Incluso se me han pasado las ganas de acabarme el café. Lo dejo en la mesita de noche, cojo la ropa y voy a hacer lo que me ha mandado. 

Dentro del baño, cuidadosamente, empiezo a quitarme la bata. Con dificultad por culpa del hombro dolido y la poca movilidad que me da esta extraña escayola. Por no hablar de que siento el cuerpo como si me hubiera pasado por encima una estampida de elefantes. Aunque cuando estaba apuntándome con las tijeras, no sentía el dolor del hombro. Sería por los nervios.  

Finalmente me la he podido quitar. nunca he sufrido tanto para sacarme una estúpida bata. Estoy completamente desnuda, ni ropa interior llevo y no me había dado cuenta. Observo en el espejo el reflejo de mi cuerpo con sus curvas. Sí, tengo caderas, no muy exageradas por suerte pero me gusta así. Ser una chica palo no es algo que me haya atraído nunca. Tengo pequeñas rascadas en las rodillas.

Vaya. El hombro, el corte en el labio, la herida de la frente y ahora las rodillas. ¿Habrá alguna otra herida escondida?

- ¡Date prisa por favor! - Oigo decir a Vegetta. 

La venganza es dulce (HOT) *Youtubers FanFic* [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora