Rescate

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PoV Calle

Nos habíamos reunido con el equipo antisecuestros y ellos nos habían explicado las posturas que debíamos adoptar durante toda la operación, gracias al celular de María José pudimos obtener una pista clara acerca de su ubicación, el celular ya había sido apagado (pero un poco tarde) por lo que pudimos ver en qué lugar exacto había sido la última conexión, un pequeño pueblo a las afueras de Bogotá rodeado de bosque pero con muy pocos habitantes, así que teníamos que llevar a cabo un proceso de reducción para lograr decifrar en qué cabaña podrían tener cautiva a María José, yo estaba ansiosa, quería subir a mi motocicleta y dirigirme a ese lugar de inmediato pero era obvio que no podía, Bel y Andy se dieron cuenta de la ansiedad que me estaba consumiendo de adentro hacia afuera
-Calle, cálmate un poco porfavor- Andy se acercó a mí y apretó mi hombro
-Lo estoy intentando, créeme pero es algo complicado- la miré fijamente mientras apretaba un poco mi mandíbula
-Te entiendo, pero no podemos dar un paso en falso Daniela, estamos cerca de atraparlo- mantuvo la mirada sobre la mía y yo le intenté sonreír y al no lograrlo solo suspiré
-Siento mucho todo esto Daniela, entiendo que fue mi culpa que la señorita María José esté viviendo está pesadilla, pero solo tenemos una opción, hay que estar tranquilos y seguir al pie de la letra el protocolo- mire a Bel mucho más tranquila y asentí
-Vamos a trabajar entonces- les dije con determinación mientras caminaba hacía el equipo, ahora ellos fueron los que me siguieron a mi, antes de llegar a la pequeña unidad móvil donde habíamos estado elaborando el plan un pequeño dolor en el pecho me detuvo, era la primera vez que algo así me pasaba, lo primero que pensé es que María José estaba sufriendo y alguna clase de conexión especial me hacía sentir eso, la otra opción es que probablemente era resultado del estrés y los nervios que había estado experimentando estas últimas horas del día, no sabía que opción tomar, todo me sonaba totalmente descabellado en estos momentos, cuando llegamos a la pequeña carpa el capitán nos había dicho que el primer escuadrón había salido hace 15 minutos en dirección al poblado para llevar a cabo el primer paso, ahora solo era cuestión de esperar a que nos llamarán a nosotros, estar en ese ambiente comenzaba a causarme ansiedad así que le comenté a Andy que estaría un rato en la casa de los Garzón simplemente para matar el tiempo y no pensar en más boberías, tanto Bel como Andy lo entendieron y dijeron que cuando fuera el momento de actuar se asegurarían de hacérmelo saber por el radio, les di las gracias y comencé a caminar hacia la casa, mirando el piso y metiendo las manos en los bolsillos de mi pantalón empecé a pensar en ella de nuevo, no sabía que estaba pasando, no sabía si estaba bien o mal, ni siquiera tenía la certeza de decir si estaba viva o no, cerré los ojos fuertemente intentando disolver los pensamientos negativos de mi cabeza, una vez dentro comencé a subir las escaleras y entré a la habitación de María José, no tenía un lugar más importante a dónde ir, ahí pasaba la mayoría del tiempo y lo sentía como una barrera, sentía que nada malo podía pasarme mientras yo estuviera ahí adentro.

Me senté sobre la cama y dejé mi radio y mi arma sobre la cama, comencé a mirar el techo fijamente, permanecí así unos segundos hasta que mi vista se empezó a nublar por culpa de las lágrimas que comenzaban a acumularse en mis ojos, jamás me había sentido así de mal en toda mi vida, quería tirarme sobre el piso y que la tierra comenzará a tragarme, quería gritar a todo pulmón hasta sacar toda la presión que sentía dentro, quería destrozar todo lo que veía, pero sabía que no podía, nada de eso haría que ella volviera sana y salva, como si nada hubiese pasado, quería reclamarle a Dios, quería cuestionarlo, quería reclamarle por hacer la vida tan injusta, por llenar el mundo de maldad y de perversiones pero eso tampoco iba a ayudar, no me iba a contestar absolutamente nada,
Miré a la pequeña mesita de noche que María José tenía en su habitación, observé que tenía en porta retratos dos Polaroids, una la conocía porque la había tomado el otro día y olvidé llevarmela a casa , sin embargo la otra no la reconocía, me levanté de la cama y como si tuvieran una fuerza magnética me dirigí a verlas, efectivamente la primera era la Polaroid que ella me había obsequiado el día que conversamos, la segunda era igualmente una Polaroid de ella, era una especie de Selfie donde se veía increíblemente hermosa, sonreí mientras analizaba cada pequeño detalle, me di cuenta que la palabra 'IDIOTA' resaltaba en su cuello, y solté una pequeña risita, una voz femenina me exaltó y dejé la foto inmediatamente en la mesa mientras me giraba para ver de quien se trataba, era Valentina, solo permanecía en la entrada de la habitación observandome
—Calle, que haces acá arriba?— me preguntó con tranquilidad
—Ah— me puse nerviosa sin motivo alguno— vine intentar relajarme un poco de todo el estrés que hay allá afuera— me senté en la cama y ella hizo lo mismo que yo
—¿Usted como se siente señorita Valentina?— la miré fijamente
—Estoy más tranquila, estoy segura que mi hermana está bien, confío en todos ustedes— sonrió de oreja a oreja
—Muchas gracias, pienso lo mismo, ella está bien, solo hay que continuar con el plan— noté que se veía ansiosa por algún motivo
—Calle, ya se todo lo que ustedes dos se traen— sus palabras me habían dejado fría, ¿como que ya sabe todo?
—Poché me contó todo lo que pasó en Cartagena— me miraba sería, pensé que estaba molesta conmigo
—Y quiero decirte que yo las apoyaré sobre cualquier cosa y sobre cualquier persona, no hemos hablado mucho pero se que eres una gran mujer y qué harás muy feliz a mi hermana si es que llegan a ser algo, tan solo mírate, pareces más nerviosa que todos aquí, eres increíble— concluyó, solo podía mirarla, quería decirle tantas cosas pero estaba tan sorprendida que mis labios no se abrieron, así que me estiré y rodeé su torso entre mis brazos, ella me correspondió y nos dimos un abrazo corto pero lleno de sentimientos
—Muchas gracias por tus palabras, las guardaré por siempre— le sonreí y ella también lo hizo, el sonido de mi radio nos hizo desviar la mirada
—Calle, ya es momento, regresa ahora mismo, vamos por la señorita María José— la voz de Bel retumbó por toda la habitación y yo me levanté de prisa guardando el radio
—No te olvides de esto— miré a Vale confundida y está me entrego el arma que había dejado justo a su lado, me apene un poco y la tomé con extremo cuidado
—Casi me la olvido— solté en una risita
—Sabes que? Tenerte como cuñada sería muy divertido e interesante— reí un poco y decidí seguirle el juego mientras enfundaba mi pistola en mi cinturón
—Bueno, espero que tu hermana me acepté— río y comencé a caminar hacia la puerta
—Veras que si, Calle cuídate mucho, y traela de vuelta— me detuve y la miré
—Lo haré, confía en mi— continúe mi camino y bajé las escaleras volando, troté hacia la puerta y continúe con el camino para llegar hasta mis compañeros, Andy me hizo una seña para apresurarme y eso hice.

Todo estará bienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora