Tras la fuga y destrucción del CDC, continúa la historia de Rick y el grupo de supervivientes, quienes siguen sobreviviendo en un mundo plagado de zombis apodados como "caminantes".
Después de abandonar Atlanta, son detenidos en la carretera por una...
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〘16. OH, VENGA YA, CALLA Y CONDUCE 〙 ༆
BUENO,PUESASÍhabían terminado por esperar a Glenn. Lynn y Rick miraban como el asiático se despedía efusivamente de Maggie en el portón de la casa de los Greene.
Daryl se había enterado de la noticia de que los tres personajes irían a aquella pequeña excursión improvisada con la esperanza de encontrar a Hershel de una pieza. El caso era, que con sólo llegar a sus oídos que Lynn pertenecía al trío de oro que saldría, había ido a ver qué pasaba por ahí. No es que su relación con Lynn fuera la más formal del mundo, ni mucho menos; es más, no tenían nada más que besos por el momento.
Rick le lanzó una mirada al arquero cuando vio que la pelirroja le hizo un ademán desde lejos y después se acercó a él.
—¿Te vas? —fue lo único que preguntó.
—Será un momento. Iremos a por Hershel y volveremos cuanto antes —frunció el ceño al darse cuenta de algo —. Puedo defenderme sola.
—Ya... —murmuró. Lynn rió al verle así y se acercó lentamente a juntar sus labios, importándole muy poco que Rick, o Glenn, o Maggie, estuvieran observando el espectáculo.
—Volveré; aún tenemos asuntos pendientes.
Daryl quedó algo desorientado, y simplemente, Lynn se giró y se fue de nuevo con Rick y Glenn al coche. Antes de entrar, observó de forma asesina a ambos alzando sus cejas en su dirección y ella se limitó a rodar los ojos y entrar en el asiento trasero.
—¿Queréis entrar ya? No tenemos todo el día —declaró.
—Ya vemos, ya —dijo Rick —. Tú debes volver; tienes asuntos pendientes.
—Oh, venga ya, calla y conduce, Grimes —se quejó —. A ver, ¿por qué estamos hablando de mí? Ya que os gusta tanto eso de las relaciones, que no digo que Daryl y yo estemos en nada, ¿por qué mejor no hablamos de Glenn y Maggie?
—Maggie dice que me quiere —sí, así lo soltó Glenn, una vez en camino.
—Muy bien, por algo se empieza —dijo Lynn desde detrás.
—No puede ser, no lo dice enserio —siguió —. Bueno... está triste o... confusa. Supongo que sentirá...
—Lo que me faltaba por escuchar... —farfulló Lynn. No lo entendía, enserio; ¿por qué simplemente no aceptaba el hecho de que Maggie sí que sentía algo por él? Era verdaderamente estresante.
