Tras la fuga y destrucción del CDC, continúa la historia de Rick y el grupo de supervivientes, quienes siguen sobreviviendo en un mundo plagado de zombis apodados como "caminantes".
Después de abandonar Atlanta, son detenidos en la carretera por una...
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〘O2. SIGUIENDO EL RASTRO〙 ༆
CANSADADEANDARsin rumbo por entre los vehículos parados, la pelirroja subió a lo alto de uno de los coches, divisando a Daryl y a T-Dog sacando gasolina.
—¿Qué, chicos? —llamó la atención de ambos, cuando terminaron —. ¿Algo interesante?
—¿La verdad? —ladeó su cabeza mientras saltaba de nuevo al suelo y quedaba justamente frente a Daryl, que la miraba extrañado; había notado algo raro desde hacía un tiempo, como por ejemplo, los repentinos temblores o las contradicciones a todo, o qué desaparecía por las noches cuando acampaban —. Es que me aburría.
—¿Nunca cambiarás, no? —sonrió el moreno.
—Sólo cuando sea un zombi —contestó guiñándole un ojo. Observó a Daryl clavando su azul mirada en ella y alzó una ceja, alejándose de ellos para volver al trabajo por encontrar algo. Estos últimos días había estado muy inquieta; no era capaz de quedarse quieta —. Miraré estos coches.
Solo consiguió un asentimiento. Rodó los ojos y miró el panorama. Se detuvo en un coche en particular, un descapotable con una joven caminante que seguramente hubiese sido una de las típicas pijas de bario. Eso se deducía fácilmente; tenía joyas en su ya putrefacto cadáver y parecían de lujo. Lynn rió irónica.
—¿De qué te han servido tus lujos, princesa? —preguntó a nadie en concreto —. Odio a los ricos... —masculló para sí misma, acercándose al coche con detenimiento —. Quizás el mundo estaba mejor sin ti, sois todos una panda de estafadores sobrevalorados —recordó entonces por qué había acabado en aquel lugar antes de todo esto, y pasó inconscientemente su mano por la otra cubierta por los guantes sin dedos; se detuvo en el dorso de la mano, allí donde tenía marcado aquella cicatriz de su pasado. Negó con la cabeza, y abrió los ojos feliz al abrir la guantera —. Joder —cogió los dos paquetes de tabaco y se los guardó en la bolsa que tenía colgada. Miró a Kasper, que negaba, y bufó —. ¿Qué? Tengo vicios, ¿sabes? Yo no te digo nada cuando te rascas el trasero con los árboles.
Kasper incrementó su mirada asesina y Lynn sacó la lengua. Entonces, sintió pisadas detrás suyas, aunque fueran sutiles sus sentidos aún estaban ahí. Llevó sus manos a su arma y se giró dándose con rapidez apuntando a Daryl, que al darse cuenta de que era él, bajó la pistola con el ceño fruncido.
—¿Pero qué cojones haces tú aquí? —cuestionó confundida. El arquero se limitó a tapar su boca para que no hablara tan fuerte, dejando más confundida a Lynn todavía. ¿Pero qué estaba haciendo ahora?
—Abajo, ahora —susurró señalando en dirección al rebaño de caminantes que parecía acercarse a pocos metros suya. La pelirroja giró la cabeza un poco y allí los vio acercándose.