Tras la fuga y destrucción del CDC, continúa la historia de Rick y el grupo de supervivientes, quienes siguen sobreviviendo en un mundo plagado de zombis apodados como "caminantes".
Después de abandonar Atlanta, son detenidos en la carretera por una...
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〘26. INVASIÓN EN LA GRANJA 〙 ༆
—Voy a ir a por ellos —se decidió Andrea, levantándose del sofá en el que se encontraba sentada, moviendo sus manos impacientemente.
—Podrían estar en cualquier parte y si Randall vuelve, te necesitaremos aquí —se opuso Lori enseguida. La puerta principal de la casa se abrió entonces, cruzando por ella Daryl y Lynn.
—¿Rick y Shane no han vuelto? —preguntó el arquero, inspeccionando rápido la sala. Lynn bufó.
—Te dije que tenía un mal presentimiento... —mencionó, de forma que sólo Dixon se enterara.
—No —contestó Lori.
—Oímos un tiro —dijo Daryl.
—Encontrarían a Randall —siguió Lori.
—Eso sería una opción, sí —dijo Lynn, ladeando la cabeza —, pero queda descartada.
—Le encontramos nosotros —reveló Daryl.
—¿Le habéis metido en un pajar? —preguntó Maggie.
—Era un caminante.
—¿Y encontrasteis al que le mordió? —inquirió Hershel.
—No, eso es lo interesante —dijo Lynn —, que no tenía mordiscos, solo el cuello partido.
—Se defendería —intentó razonar Andrea.
—La huellas de Shane y las de Randall estaban unas encima de las otras —argumentó Daryl —. Y Shane no sigue rastros, así que no es que lo siguieran. No iban juntos.
—¿Quieres por favor volver a salir, buscar a Rick y a Shane y averiguar qué está pasando? —pidió Lori a Dixon, acercándose hasta él desesperada. Él conectó sus ojos con los de Lynn.
—Sí, claro —se centró a la pelirroja —. Quédate aquí, les harás falta si pasa algo.
—Que gracioso, Dixon —bajó la voz —. ¿De verdad me piensas dejar aquí encerrada con la rubia y la futura madre en mitad de una de mis crisis? —el arquero la observó detenidamente. Lynn rodó los ojos; eso significaba que sí, mierda —. Más te vale volver rápido.
—Lo haré.
Lynn asintió designada y salió junto a él al porche, acompañados también por Andrea, Glenn y algunos otros. Se quedaron atónitos cuando miraron a la distancia; un rebaño de caminantes se dirigían de frente a ellos, aún a la altura del pajar.
—Patricia, apaga las luces —ordenó Hershel con la vista al frente.
—Traeré las armas —se ofreció Andrea.
—Tal vez pasen de largo, ¿no deberíamos entrar en la casa? —sugirió Glenn. La verdad es que aquello no se lo creía ni él, pero es que no quería perder todo lo que tenían.