1. Un verdadero príncipe

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1999

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1999

— YA NACIÓ, YA NACIÓ — apenas se abrieron las puestas en la cocina gritó la criada - ES UN VARÓN — sonrió, — El Príncipe a nacido.

— El próximo heredero ha llegado — dijo Glass, él cocinero principal, — esto debemos festejarlo, ¿DÓNDE ESTÁ JAZMÍN?

— Recuerda que ella también ha dado a luz hace unas horas - suspiró Alejandra y se secó las manos con un trapo, — Creo que ha tenido una niña, este día está lleno de sorpresas.

— No hay razón para no aparecer aquí, el príncipe es más importante que la criatura nacida de la sirvienta —Soltó con enojó, — No sé quién me ayudará con la comida

— Nunca vas a cambiar Glass, eres insoportable.

Glass miró con desaprobación y susurro,— ¿Ella esta bien?,— pero de inmediato se vio interrumpido.

— El Rey pide que preparen algo para la reina — repitió con emoción la misma mujer que había dado la noticia, — No podemos perder más tiempo, trabajen.

2003

— ¡El príncipe Timothée se escapó de su habitación! — Alejandre volvió a buscarlo, — Por favor, otra vez no.

— Lo logramos — se escuchó la vocecita de un hermoso niño que estaba a punto de correr, — ¡Vamos Gisselle! — Le tendió la mano a la niña que se encontraba a su lado, — Hoy podemos jugar.

— ¿Esta vez tu papá no se enojará?

— Soy el príncipe, nadie se enoja conmigo — Gisselle accedió confiando plenamente en él.

Los dos pequeños que corrían por el palacio eran inseparables. Iban de un lado a otro, protegiéndose, ambos nacidos en el mismo día, la única diferencia era que pertenecían a vidas totalmente diferentes.

Su destino estaba sellado, el príncipe condenado a un futuro inmutable. El peso de su deber como futuro rey de Noruega pendía sobre él, sin cambio alguno. Mientras tanto, ella, una humilde niña nacida en la servidumbre, dependía del salario que su madre recibía del rey. Esta triste realidad era la que justificaba la indeferencia de los monarcas al ver a su hijo junto a Gisselle.

— Timothée Chalamet, ¿QUÉ TE HE DICHO?, Y OTRA VEZ, DEJA DE JUNTARTE CON LA HIJA DE LA SIRVIENTA — Gisselle se estremeció ante los gritos del rey, —Tiene razón tu padre, tu debes estar con personas a tu altura — El pequeño se puso delante de su amiga para intentar protegerla.

— Pero ustedes siempre les dicen a las personas del pueblo que las aprecian, aun sabiendo que están económicamente peor que la familia de Gisselle.

— Llévate al niño de aquí Helen y déjalo en su habitación. Estás castigado y una cosa más, a la niña la mandaré lejos de aquí — volteó el rey a ver a la madre de la pequeña, — Espero que me entiendas.

ᴋɪɴɢ ɪ | ᴛɪᴍᴏᴛʜÉᴇ ᴄʜᴀʟᴀᴍᴇᴛ - VERSIÓN NO CORREGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora