6. Los latidos que delatan el amor oculto

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G I S S E L L E

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G I S S E L L E

A punto de tocar, alguien abrió la puerta. Era la misma princesa con la que estuvo ayer.

Ow, ¿por qué me siento tan mal?

— Por fin llegas. Trae el desayuno y, por favor, si hay café, sin azúcar — sonrió ,— ¿Qué quieres? — le preguntó a Timothée, quien estaba absorto en unos papeles.

— Lo mismo — respondió sin darse cuenta de que era yo.

— Pasa y recoge eso — señaló la sábana —. Se ensució de chocolate. No querrás saber por qué. Anda, eres igual de lenta que todas.

— Denisse — Timothée le llamó la atención mientras seguía examinando sus papeles.

— Una disculpa — fue lo único que pude decir al entrar.

— Exacto, te disculpo porque las personas como tú no saben hacer otra cosa. Vamos, tengo hambre.

Mis manos tomaron la sábana. Algo en mi interior apretaba mi corazón. ¿Qué era esto? ¿Por qué sentía tanta tristeza? Justo cuando me volteé, me encontré con la mirada de Timothée.

— Gisselle — la princesa volteó.

— ¿Qué? — se acercó.

— ¿Algo más que necesite? — hablé.

— El desayuno, obviamente.

— Sí.

Salí de allí con la sábana en mis manos. Mis pensamientos volaban, intentando adivinar qué habían hecho anoche con chocolate. Recordé las palabras de mamá cuando regañaba a las demás: "Dejen de decir cosas sucias delante de mi hija". Tal vez era eso. Seguramente habían tenido sexo, ¿con chocolate? Olvidé que Timothée había experimentado una vida diferente en Escocia y seguramente eso era lo que buscaba.

— ¿Qué llevas ahí? — dijo Glass.

— El príncipe pasó la noche con una princesa y quieren el desayuno. Yo lavaré esto...

— No lo sabía — suspiró —. Hoy en día ya no hay amor sin sexo.

— ¿Tú crees?

— Lo aseguro, pero tranquila, encontrarás al hombre indicado... Gisselle... No te afectó ver al príncipe con alguien más, ¿verdad?

— No, claro que no. Me sentí incómoda — intenté sonreír.

— Entonces tu madre exagera. Lava eso. Yo le diré a alguien más que les lleve el desayuno.

— ¿Intentas ser una buena persona?

— Siempre soy amable con las personas que tienen el corazón roto.

No respondí.

Sentía mi corazón destrozado, pero sabía que tenía que superarlo. Sentí una punzada de celos al ver a Timothée con alguien más. Anoche, algo había sucedido entre nosotros y, para ser sincera, me hice ilusiones. Pero él era Timothée.

Pasé la mayor parte del día lavando una manta, tratando de quitar las manchas de todas partes, incluso había rastros de un labial rojo. Esperaba que fuera solo labial rojo. Cuando terminé, dejé que la sábana se secara y regresé al castillo.

Allí estaba la Reina y todos los presentes hicimos una reverencia. Observé al hermano del Rey que se acercaba directamente a él. Siempre me parecía extraño que su hermano pasara horas sin hacer nada.

Mientras limpiaba el pasillo, lo vi apresurarse a entrar junto al Rey.

— Gisselle — dijo mientras volteaba y me veía.

— ¿Necesitas algo? — negó con la cabeza, — perfecto, seguiré con mi trabajo — dije mientras tomaba un trapo.

— Necesito hablar contigo sobre lo que viste hace unas horas.

— ¿Para qué? Sabes que es tu vida, no la mía.

— ¿Entonces por qué siento que estás enojada?

— No siempre tengo ganas de escuchar a las personas dándome órdenes. ¿Dónde dejaste a tu princesa?

— No pasó nada, te lo juro. Ella apareció en mi habitación... ¿Y tú me crees? — suspiré.

— Me llevó tiempo lavar la sábana. ¿Qué crees que pensé?

— No estuve con ella. Llegué y ya estaba ahí. El chocolate ya estaba allí. Además, la saqué por la parte de atrás. No quería que nadie malinterpretara las cosas.

— Perfecto, ahora voy a terminar la limpieza y tú ve con tu padre.

— Está con mi tío, no me necesita — negó con la cabeza.

— Si no necesitas nada más, príncipe, estaré en la cocina — dije, y justo cuando estaba a punto de irme, se escuchó un grito.

— ¡Mi hermano se puso mal! — el gritó hizo que todos se alertaran.

— ¿Qué le pasó al Rey? — pregunte al verlo tirado en el suelo, — ¿Que le ha hecho?

— ¿Yo? ¿Acaso sabes cuánto trabajo ha tenido en estas últimas semanas? — respondió el sospechoso.

Los médicos llegaron y trasladaron al Rey a la habitación, pidiendo que todos salieran, incluyendo a su hermano. Timothée parecía más pálido de lo habitual, conscientes de las consecuencias si el Rey fallecía ese día.

— Vamos, debes sentarte — dijo Giselle acercándose a Timothée, — el Rey estará bien, lo sabes.

— No lo sé, esta vez no — suspiró y se dirigió a su habitación, — tengo miedo — susurró.

— No pienses así, él estará bien — aseguré mientras lo observaba, — nos quedaremos aquí — añadíy él se sumió en silencio.

— ¿Sabes qué ocurrirá si muere?

— No morirá, todo saldrá bien. Está estresado y eso provocó su situación, pero no es grave — trate de animarlo.

— Giselle — la miré fijamente, — no ha pasado nada.

— Ya te lo he dicho, no me importa. Solo procura no ensuciar más las sábanas — intentó sonreír.

— Te lo digo porque me importas.No debía sentirme especial.

No era la primera vez que me decía algo así, pero él lograba hacerme sentir especial, despertaba todo en mí.

— Timothée — susurré, — ayer, cuando estábamos... bueno, antes de que mi madre interrumpiera...

— ¿Qué pasó ayer? — ella comenzó a sonrojarse.

— No estoy segura... creo que fui yo. Es que te vi muy cerca y por un momento pensé que tú o tal vez fue el momento en que yo creí... estabas cerca — observé sus manos, — por un momento pensé que íbamos a...

— ¿A besarnos?

— ¿Qué?

— Príncipe — interrumpieron al abrir la puerta, — disculpe que entre así, pero su padre no está bien y quiere hablar con usted.

— Sí — me miró, — tal vez lo que estás pensando es cierto, porque esa era mi intención.

— Su alteza — llamó la persona que permanecía en la puerta.

— Giselle, no te vayas — dijo y salió de la habitación.

¿Por qué latía mi corazón tan rápido? Sentía emoción, vergüenza, ¿qué era esto? ¿Por qué me sentía así por Timothée? Si tan solo pudiera contarle a mi madre lo que estaba sucediendo. No podía esperarlo aquí, así que fui a la cocina y encontré a Glass.

— Glass — sonreí, — ¿puedo confiarte un secreto?

— ¿Me ayudarás a hacer la cocina? — asintió, — entonces puedo contarte cualquier cosa...

— Creo que me estoy enamorando de alguien...

ᴋɪɴɢ ɪ | ᴛɪᴍᴏᴛʜÉᴇ ᴄʜᴀʟᴀᴍᴇᴛ - VERSIÓN NO CORREGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora