ᴋɪɴɢ ɪ | ᴛɪᴍᴏᴛʜÉᴇ ᴄʜᴀʟᴀᴍᴇᴛ - VERSIÓN NO CORREGIDA

13

Las semanas habían pasado, una tras otra y se había vuelto costumbre estar cada noche junto a Timothée sentados mientras nuestras manos se entrelazaban, todo iba perfecto.

Seguíamos siendo un amor secreto, ninguno de los dos decía algo de lo que estaba pasando, las semanas que habían pasado nos habían vuelto más cercanos el uno al otro, Timothée se encargaba de hacer saber cómo era todo en el exterior, me ayudaba a aprende nuevas cosas, como habían cambiado las costumbres en países, desde que era pequeña lo único que recuerdo es estar en casa hasta los 4 años y creo que fue cuando mi padre murió y un año después mamá decidió que lo mejor sería vivir en el castillo, después de eso solo cuando podíamos visitabamos a los abuelos, pero de ahí nunca he salido a otros lugares.

Pero Timothée hacía lo posible para platicar me como era todo, cada detalla como si estuviéramos juntos en las calles de algún país, la manera en cómo intentaba que me imaginará lo que el ya había visto.

Me preocupaba tanto que algún día se le quitara esa sonrisa a Timothée, que desapareciera por completo.

- Su majestad -dijo Gisselle entrando a la oficina del Rey- Mi madre ha enfermado no creo que pueda venir a trabajar

- ¿Ella está bien?

- Si, solo ha sido un resfriado, realmente le agradecería si habla con ella, es que quiere trabajar y si le pasa algo yo...

- Hablaré con ella ahora mismo... -Gisselle asintió y lo siguió-

El Rey iba delante de mi, pocas veces lo había visto por los pasillos y de cerca, pero me di cuenta de lo guapo que era, igual que Timothée, solo que el tenía unos ojos azules con demasiado brillo y era muy alto, siempre era caracterizado por la elegancia que transmitía, era normal que a su lado cualquier persona se sintiera inferior, ¿Por qué estaba preocupado por mi madre?, por que parecía preocupado, estaba dispuesta a que el Rey me dijera todo.

Llegamos y el Rey me hizo esperar afuera, observé los jardines que rodeaban el castillo, treinta minutos exactos pasaron y el salió, yo lo seguí

- Tu madre me a dicho que se quedara en cama por tres días, así que tendrás que hacerte cargo de los demás

- ¿Como? -el Rey se detuvo y la vio, haciendo palidecer a Gisselle-

- Tu ocuparas el lugar de tu madre -siguió su camino- no es necesario que me sigas, por ahora no se me ofrece nada.

- Su majestad -entro a su oficina detrás de el- Se que no le importa lo que pase con nosotros pero mi abuelo mencionó que trabajaba con su padre y que lo conoció a usted

- Jaime era un gran hombre, siempre le fue fiel a mi padre.

- ¿Usted conoció a mi padre? -el Rey la vio- disculpe que le pregunté pero necesito saber algo de él, no solo como murió.

- El trabajo para mi hermano mayor, cuando nos enteramos que murió, Jonathan me dio su apoyo.

- ¿Se llamaba Jonathan?

- Si, era un hombre responsable, siempre lo fue, además de ser un empleado -vio a Gisselle- se convirtió en mi amigo, no me corresponde decirte las peleas amorosas que tuvieron Jonathan y mi hermano Henry por tu madre

- ¿Habla de que mi madre....?

- Tu madre enamoró a mi hermano inconscientemente, pero ella estaba enamorada de tu padre, muchas cosas pasaron durante esa época -una sonrisa salió del Rey- no quiero que se repita lo mismo

- ¿De qué habla?

- Hablo de que pronto vendrá mi sobrino Harry, se que mi hijo es tu amigo al igual que Harry, traté de impedir su amistad pero fue imposible... No quiero que sufra el y tampoco mi sobrino por ti.

- Yo conozco muy bien mis sentimientos

- No se si los conozcas bien, pero la vida es como el ajedrez, si dejas que un peón te domine, será más fácil que pierdas el juego y mi hijo...

- Nunca le haría daño al Príncipe

- No es necesario que me lo digas, prefiero que lo demuestres. Gisselle, por el cariño que le tengo a tu madre te aconsejo que no te metas con Henry, a veces el puede ser un poco duro, no quiero que a alguien de mis empleados los lastime

- Gracias su majestad, no volverá a ocurrir -dijo y con una reverencia salió de la oficina-

Deje procesar todo lo que me había dicho el Rey

- Glass, Glass, cuéntame la historia del hermano mayor del Rey

- ¿Otra vez?

- Por favor, bueno solo dime de que murió

- Recuerdo que ese día estaba a horas de convertirse en el Rey de Noruega, pero justo antes de eso, dicen que lo encontraron en su habitación, al parecer fue tanto el impacto de la muerte de su padre.

- Nadie puede morir por tristeza.

- Lo encontraron asfixiado, dicen que el mismo provocó eso, nadie lo había visto, entonces cuando murió, la Corona pasó directamente al siguiente hermano, Thomas aceptó con tan solo 20 años, estaba dispuesto a todo, aunque también Henry quería la Corona pero el tenía 18 años, era el menor

- El príncipe Thomas a hecho un buen trabajo con el reino por muchos años, creo que fue la mejor opción que pudieron elegir

- Supongo que si, me parece extraño que muriera, un rey aquí en Noruega nunca se había suicidado, pero nos quedó claro que no éramos nadie para juzgar.

- Este reino tiene muchos secretos.

El día había sido tan pesado, entregué la comida al Rey y justo cuando salí oi que comenzó a toser, pensé que algo le pasaba, pero ya llevaba días así, debe estar enfermo. Cuando estaba por el pasillo vi a la Reina.

- Su majestad -hizo una reverencia-

- Al fin te encuentro, me dijo Timothée que serás la persona que tenga varias opciones para sus trajes que usara la próxima semana, ve a su habitación, ya está comenzando a elegir los atuendos, también dile que Harry se adelantó y vendrá al baile, su madre decidió que llegara un día antes de que sea el baile

- ¿ Por cuánto tiempo se quedará?... es una de las preguntas que hará el Príncipe

- Según su madre sólo dos semanas, pero no estés tan segura, Harry querrá quedarse hasta que el quiera, ahora ve

- Si su majestad

Llegue a la habitación.

- Tim, Tim

- ¿Que paso? -abrió la puerta-

- Harry viene para el baile -sonrió y entro a la habitación- me lo digo la Reina, vendrá y segura se quedará

- Que buena noticia, Gisselle ya vienen las personas que van a traer los trajes -dijo y tocaron la puerta- Listo, ahí están

Varias personas entraron y traían varios trajes consigo, me puse en una esquina de la habitación y entonces le pidieron a Timothée que se quitara la camisa, el lo hizo, no pude evitar sonrojarme, Dios mío, que calor hacia!