3. La tristeza de los deseos imposibles

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G I S S E L L E

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G I S S E L L E

La noche había pasado tan rápido; al día siguiente, todos estaban ocupados preparando la celebración que tendría lugar esa noche. Sin embargo, Glass no quería que estorbara, así que me envió a limpiar la biblioteca, donde Timothée se encontraba.

— Entonces, ¿así es Escocia? — Timothée asintió mientras yo acomodaba los libros. — Debiste pasarla muy bien.

— Y el vino es exquisito, en serio. Todos allí son tan libres, hasta que regresan a sus hogares y se vuelve un martirio.

— Oye, yo estoy contigo, no es tan malo. Además, le he dicho a Glass que prepare postre de fresa. ¿Todavía te gusta?

— Sí, es mi favorito — respondió mientras tomaba un libro. — ¿Mi padre acostumbra venir aquí?

— No, de hecho casi nadie, pero aprovecho para venir a curiosear. Es lo único que puedo hacer, ya sabes, mi futuro es estar aquí — abrimos la puerta y nos encontramos con Melissa.

— Su alteza, ya está todo listo para su fiesta — dijo Melissa y luego me miró.

— Perfecto, ahora bajo, puedes retirarte,—Melissa obedeció.— Prepárate, esta noche me la pasaré genial y si pasa algo, como mi fiel amiga tendrás que cubrirme, —comentó Timothée

— Ni lo pienses, yo solo obedezco las órdenes del Rey, no de su hijo. Además, no te dirá nada, es tu padre.

— No lo conoces. Cada vez que iba a visitarme solo decía a mis amigos: "Él será el futuro Rey de Noruega" — suspiró — Apuesto a que, al convertirme en Rey, querrán conseguirme una esposa.

— ¿Quién se querrá casar contigo? — pregunté en tono burlón.

Mientras Timothée respondía con una sonrisa, una sensación extraña se apoderó de mí. Su presencia me llenaba de alegría y emoción, y no podía evitar preguntarme si tal vez mis sentimientos hacia él iban más allá de la amistad.

Al observar a Timothée, noté cuánto había cambiado. La madurez había dejado su huella en él, pero seguía siendo la misma persona alegre y encantadora que siempre había conocido. Aunque no tenía respuestas claras, una cosa era segura: mi amistad con Timothée era invaluable, y estaba dispuesta a mantenerla a toda costa.

— Gisselle hoy vendrá una princesa en la cual estoy interesado, pero ya sabes cómo son mis padres.

— El rey estará contento de verte con alguien, así que no veo dónde está lo malo.

— Dirá que ya tengo con quien casarme y podrá morir en paz.

— Tienes 19 años, Tim, además el Rey tiene una vida más larga que la que tendría yo —sonrió a su amigo,— tengo que irme a ayudar a mi madre.

— ¿Por qué lo haces? —la vio,— El trabajar aquí, tú puedes irte de aquí, escapar de todo esto, dejar de ser empleada —dijo observando a su amiga con duda.

ᴋɪɴɢ ɪ | ᴛɪᴍᴏᴛʜÉᴇ ᴄʜᴀʟᴀᴍᴇᴛ - VERSIÓN NO CORREGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora