✞ Capítulo 12 ✞

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De nuevo afuera en el jardín, la oscuridad de la noche está, junto con un frío que hace temblar a la fantasma y humana, al principio parece todo tranquilo, no hay nadie, aunque por alguna razón Frederica vio hacia el portón, tantas veces quiso escapar pero fue una perdida de tiempo, nunca llegaba a este.

Pronto la Frederica del pasado salió corriendo, llorando a montón, cómo siempre, era lo único que sabía hacer esos tiempos, suplicar, pedir perdón y llorar. —Se enojó conmigo, lo perdí para siempre.—La fantasma se mantiene tranquila viendo como su yo del pasado se deja caer de rodillas en el suelo. —Estoy harta de esto, quiero largarme... Ya no soportó más, prefiero morir.—Se quedan sin palabras ambas, mirándose una a la otra.

—Acaso yo...—En esos tiempos solo había desesperación, aunque a veces se asomaba una débil luz que siempre le daba esperanza, es algo que jamás pudo tener en sus manos, tanto dolor, frustración, odio... pudo haberla hecho tomar una terrible decisión. 

—Frede-Chan... Calma.—Yui sujeto su mano para hacerla sentir mejor, y lo logro hacer pues la fantasma respiro profundo y después sonrió.

—¡Frederica!.—Aquella voz no le pertenecía a ninguno de los hermanos, de hecho está era femenina y suave, pronto vieron a una joven mujer, tenía los mismos ojos que Frederica.

Ella se sorprendió al verla y la del pasado tan solo se asusto cuando la vio. —Hermana.—

Aquello hizo que la fantasma se quede estática, sujeto fuertemente la mano de Yui, viendo la escena.

—Frederica...—

—¡No!... Hermana debes de irte, huye.—Le ruega, no entiende como llego aquí, como la encontró, aunque una parte de ella se alegra porque la vino a rescatar la otra tan solo tiene miedo, no quiere que los hermanos la lastimen, recuerda las heridas que le hizo Kanato, aún no cierran, y el se encarga de darle nuevas, después la besa diciendo que es su verdadero amor, que ella no será una muñeca, si no algo más especial. —Es peligroso.—

—Lo se... Y no me iré sin ti.—Le dice, para así abrazarla con fuerza.

Frederica fantasma recuerda esa agradable y calida sensación.

—Que haces con esa persona, tu me perteneces.—Kanato apareció, demasiado molesto, Frederica por reflejo puso detrás a su hermana, no queriendo que la toquen.

—Eliza... Olvídate de mí por favor, dile a papá y mamá que estoy bien.—Frederica lo que más anhelaba en esta vida es la libertad, pero no la puede tener, de lo contrario los que aman sufrirán.

Ella no se está sacrificando, tan solo no quiere perder a nadie, por eso decide quedarse aquí.

De repente un ruido algo peculiar la hace mirar hacia atrás, Eliza sostenía una pistola, apuntando contra Kanato que ni se inmuta ante la nueva amenaza, en cambio sigue viendo molesto a la hermana. —Yo... Te protegeré, soy tu hermana mayor es mi deber.—Dijo determinada ella, asustando a Frederica.

—Esta mal, no debes de hacerlo por favor.—

De repente Subaru aparece detrás de la hermana, ella ahora apunta contra el albino. —No los protejas son monstruos, hay que huir, si se mueven ¡Les vuelo la cabeza!.—Eliza advierte, pero los vampiros siguen en calma, Frederica no entiende como la encontró cómo se enteró de todo esto, se supone que los Sakamaki mantenía este secreto oculto.

—Es mejor que no te precipites, a lo único que dañarás será a tu hermana o a ti.—Subaru le dijo, pero Eliza mantenía sus nervios de punta, además su determinación de sacar a su hermana de aquí es increíble, pues la sujeta de la mano.

Memorias de una novia [ Diabolik Lovers ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora