capítulo 27.

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_____(tn) POV.

Tengo hambre.

- Esme...comida... pronto.- Entré a la cocina arrastrandome y hablando como zombie. Literalmente.

- Tranquila, ten.- Dejó un plato en la mesa. Max ya estaba comiendo feliz de la vida unos huevos revueltos.

- Gracias.- Me senté. Frente a mí estaban los más gloriosos Hot Cakes que el universo me ha dado.

- Hola, abuelita.- Reneessme entró y le dio un beso en la mejilla a Esme.

- Hola cariño, ¿Quieres desayunar algo?- Le preguntó.

- No gracias, iré con Jacob a la Push.- Me miró.- ___(tn), Seth se siente muy mal por lo de ayer.- Dijo sincera.

- Está bien.- Suspiré.

- ¿Segura?

- Sep.- Asentí.- No pasa nada.- Qué se joda.

- ¡____(tn), cuidadito con lo que piensas!- Me gritó Edward desde algún lugar de la casa.

- Okey.- Dijo Nessie ignorando a su padre.- Adiós abue, adiós mundana. Adiós, Max.- Y se fue.

- ¿Mundana?- Me preguntó Esme con el ceño fruncido.

- ¿Qué significa mundana?- Dijo Max confundido.

- Si leyeran Cazadores de Sombras entenderían - Me metí otro bocado de Hot Cakes a la boca. Ellos se limitaron a rodar los ojos y volver a lo suyo. Cuando terminamos de comer Esme lavó los trastes y salio a cazar, dejándonos solos.

Sonrió.

- ¿Te acuerdas de la maleta?- Me preguntó.

- ¿La maleta que dejó el tipo que te dije?

- Sí.- Asintió.- ¿Dónde la dejaste?

- Yo te la di.- Dije.

- Pues entonces la perdí.- Se lamentó.

- ¿No te acuerdas dónde la dejaste?

- Ni siquiera recuerdo que día es hoy.

Me di un golpe en la frente con la palma de mi mano.

- Dios, si me amas iluminalo con tu sabiduría por favor.- Dije mirando el techo de forma dramática.

- Ja-Ja, que graciosa.- Dijo con sarcasmo.

- Gracias, yo siempre.- Contesté para provocarlo.

- ___(tn).- Se quejó. Un rayo cruzó el cielo. Nos callamos.- ¿Estás molesta?-Preguntó extrañado.

- Noup.- Negué.- ¿Tú sí?

- Un poco.

- Puede que sí tengas mi don.

- Eso creo.- Se encogió de hombros.

- ¿Y ahora qué?

- Ni idea.- Suspiramos. Luego sonrió malevolamente.- Ya me acordé donde la dejé.

- ¿Dónde?

- Ven.- Se levantó y me agarro de la muñeca jalandome. Hice una mueca de dolor que él no vio.

- Es bueno rezarle a Dios, él te iluminó.- Me burlé.

- Ay ya.- Se quejó.

Salimos de la casa cruzando el bosque. Nos detuvimos frente a un árbol y Max me soltó. Me sobe disimuladamente. Max escaló el árbol desapareciendo de mi vista, poco después la maleta negra cayó a mis pies.

Oscuros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora