Chapitre 4.

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¡Pero bueno! ¿Enserio vives aquí? Es increíble...

—No te dejes llevar por la apariencia, es modesto mi departamento.

—Jaja, sí, claro. Las primeras impresiones son las más importantes. ¿Verdad, pequeño?

Los cajones de estacionamiento van de acuerdo al número de departamento, y de acuerdo al mío, me ha tocado más cerca del elevador y escaleras. Es hoy cuando vuelvo a agradecer que tengo este lugar tan cerca.

—Vamos, Jeaninne —baje para abrirle la puerta y ayudarla a ponerse de pie.

—Pero si hasta elevador tiene, jaja, ¡esto es increíble! ¿Lo podemos usar? O no, la mejor pregunta sería, ¿en qué departamento vives? —miro con interés.

—Por tu condición será mejor usar el elevador.

Cargue a Boss en mi brazo izquierdo para tomar su mochila y la maleta. Solo le tomo unos segundos al elevador bajar. Casi siempre está en el lobby.

—¿Sabes algo? Siempre me gustaba subir a los elevadores. De niña sentía mariposas en el estómago cuando bajaba y subía, jaja. Siempre que tenía oportunidad los usaba, aún que no tuviera necesidad, jaja. Ay, que recuerdos... —le mire esperando.

—¿No vas a apretar el botón? —señalé.

—Hmmm... no, voy a tratar de adivinar en que piso vives, jaja. Así que, presionalo tú —cerro los ojos.

—Entendido.

Poco ruido y un suave movimiento. Las puertas se abrieron. Me quedé entre ellas para evitar que se cerrarán y la golpearan.

—Hmmm... ¿será que fue el piso... ocho? Yo sentí mucho y a la vez poco... Espera... ¿Son seis pisos? —confirme al sacar las llaves— ¡Momento! ¿Porque solo hay una puerta? Será porque... —sonrió maliciosa.

—Vivo en el último piso, Jeaninne —respondí mirándola y cediendo el paso—. Bienvenida seas, Jeaninne.

¡Jajaja, estoy que flipas, tío! ¡¿Esto es un departamento?! —miró por todos lados muy emocionada— ¿Vives con un millonario acaso? —baje a su gato y este rápido se puso de su lado.

—Nada de eso. Tu no prestes atención a los detalles —contesté simplón luego de dejar sus cosas cerca del sillón.

—Había visto este tipo de penthouse en películas donde el que vive es un hombre millonario extravagante, con cientos de mujeres a su disposición... —miró maliciosa— ¿Eres de la vida galante, Adri?

—¿Qué? ¡No, no es así! —conteste serio y algo molesto.

—Okey-okey, no te enojes, jaja. Pero entonces... ¿Cómo lograste esto?

—Es una... —no es un buen momento— larga historia que quizá luego te cuente.

—Jajaja, okey —camino un poco para ver más—. Esto es como un palacio en los cielos, jaja.

—Ya no exageres, es sólo un departamento. Ahora, ¿quieres subir para descansar mientras subo tus cosas?

—No te preocupes, Adri, yo dormiré aquí en el sillón —señaló—, no te quiero quitar tu cama.

—Tú te quedarás en la otra habitación, no hay problema. Allá te puedes instalar y poner toda tu ropa.

—¡¿Voy a tener mi propia habitación?! —una sonrisa iluminaba su rostro en poco tiempo.

—Si tuviera solo una cama te dejaría dormir en ella. Y más en tu condición.

—Adri... ¡Eres la persona más linda en todo París! Si pudiera te abrazaba ahora mismo —extendió su brazo sano para que me acercara a ella.

La Vie en Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora