Chapitre 15.

18 2 0
                                    

~ 4 Décembre ~

Hoy si fue más incómodo dormir con Nicolle. Me pateo justo en mi espinilla. Auch. Me dejo sin cobijas y me ponía su brazo encima de mí. Es un caos dormir con esta niña. Peor aún que fue una noche fría y me dejo así. Hoy sí me quiero regresar a casa con Boss y Adri.

—¿Jany? —preguntó Nadine desde la sala sin verme— ¿Nicolle?

Bonjour —salude con flojera.

—Ah, eres tú, querida —miro por encima de sus lentes—. ¿Ya no puedes dormir? Ven, acompañame si quieres. ¿Café y pan?

—Solo... deme un segundo —señale al baño.

Al menos ya hoy termino mi periodo y ya no tengo que molestar más a Nicky con toallas.
Me veo en el espejo y me siento tan fea. Cabello recogido y despeinado. Lagañas secas en los ojos qué apenas puedo abrir y que están rojos. Hinchada y con una flojera que esta matando la flor de plástico del baño. Me doy pena. Tuve que dormir mis catorce horas diarias para estar lechuga como una fresca... no, perdón, jajaja, así de mal estoy. Es broma, lo dije mal a propósito. Si me falta una siesta, una peinada, lavada de cara y linda como siempre. Que bueno que no me vio Nadine de cerca, jajaja.

Se nota que Nicolle no te dejo dormir. ¿Verdad? —afirme apenada— Me sorprendió que el primer día no te viera aquí temprano, querida. Nicolle es muy territorial con su cama. ¿Quieres que te traiga una cobija? —ofreció al ponerse de pie e ir por ella— No me contestaste hace un momento, querida. ¿Quieres tomar un café o té?

—Hmmmm, ¿le puedo pedir un té? —pregunte con algo de timidez, sentandome en el sillón.

—Seguro, querida —entrego la cobija y una almohada, agracedi en un susurro—. Hoy amaneció frío el día —calentó sus manos camino a la cocina.

—Y Nicolle que no me dejo cobijas en la noche, jajaja.

—¡Ay, esa niña! Es un caos dormida, querida —respondió desde cocina—. ¿No hablo dormida? —lo negué— Al menos. Aveces la escucho que habla y discute. Incluso, de peores días, la escucho reírse.

—¡¿En serio?! —asombre con burla.

—Y eso no es nada, querida. De niña era sonámbula. Cada susto que nos daba. Madre de Dios.

—¿Se escapó de casa? —pregunte en burla.

—Uy sí —recordó unos segundos mientras llegaba con mi taza con té—. Esa vez... estábamos en una reunión familiar, en casa de mis consuegros. Ella se fue a dormir y nosotras estábamos en la sala hablando cuando sale Nicolle dormida, abre la puerta y sale diciendo quien sabe qué. Su papá le quitó el celular de la mano y llevo cargando hasta la cama.

—¡Jajaja, que loco! Ni dormida deja el celular esa niña.

—¡Ay no! —gruñó— Todo el día con el.

—De seguro es por su novio.

—¡Que va! Se la pasa viendo chismes, ropa, peinados, uñas, cortes de cabello y más chisme.

—Jaja. Ay no...

Di un pequeño trago a mi té para saborear el sabor de limón con miel. Delicia. Esperaba que me preguntara de que lo quería, pero creo que fue el que tenia hecho.
La cobija se siente tan tibia y acogedora que no dudaría en quedarme a dormir aquí en el sillón un poco más. ¡Pero siento que me van a creer una floja! ¡Aun que también tengo sueño! ¡Ya sé!

—¿Hoy le tocó descansar, Nadine?

—Así es, querida. Ya sabes que los miércoles a los padres les dan una salida antes. Y cómo hoy no hay mucho que hacer, me dieron el prestigio de descansar.

La Vie en Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora