Chapitre 8.

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~ 28 octobre ~

Es el día de la llegada del "nuevo talento".

No es de suponerse, era obvio que elegí a los tres primeros del capítulo anterior. No por nada se tomaron el tiempo de leer sus primeras palabras. Sería una pérdida de tiempo que les pusiera la entrevista de los diez más que tuve aquí para decirles que sólo elegí a unos cuantos más. Entre ellos, elegí a un catador inglés, un veterano en su trabajo. Agregando también a dos chicas que estarán de apoyo a los meseros. Y de meseros, se unen dos más.

Les voy a decir algo. No porque no se mencionen o hablemos con ellos, no significa que no existan. Ellos están aquí presentes. Es como al nuevo talento que trajo Ivette, nadie se fue, siguen aquí. ¿Entendido? Bien, prosigamos.

Ammm... en lo que va de la semana, Jean nos contrató a un grupo de personas y a mí para hacerle una campaña de publicidad al restaurante. Lo que dio un resultado favorecedor desde el día viernes, porque la gente no paraba de llegar, no se daban abasto en cocina ni los meseros, nadie se podía quedar quieto. Es la hora de recuperarse.

Llegue diez minutos antes de las cuatro para ver la hora en que llegaba cada uno de los del nuevo talento. Tal como lo esperaba, primero llegaron los chefs y puntual llegaron los nuevos, unos minutos más, diferencia de tres, no hay problema. Junto con Ivette, los esperamos para reunirlos y dar bienvenida e instrucciones.

—Jefe, buen día. ¿Listo para ver de lo que soy capaz? —desafío Pierre.

—Demuéstralo —conteste retador. Él solo torció la boca de modo ambicioso—. Compañeros, bienvenidos al primer día de trabajo. Me presento. Mi nombre es Adrien y soy su líder. Estoy a cargo de llevar el restaurante. Mi compañera, la líder de meseros, estará a cargo de ustedes aquí abajo. Si tienen alguna duda o problema, pueden hacérsela saber a nuestra compañera Ivette, o, sin problemas pueden acercarse conmigo en oficina. ¿Entendido? —afirmaron— Muy bien. Antes de iniciar su día. Les hago entrega de los candados de sus casilleros personales. Pongan su clave y no la olviden, solo ustedes tienen acceso a ellos. ¿Entendido? —afirmaron— Bien. Pasen por ellos. Los casilleros, baños y vestidor están en la planta de arriba, frente a la oficina.

Entregue personalmente cada uno en las manos de ellos.

—Gracias... líder —pretendió Alizee poniendo su mano suavemente sobre la mía.

—¡Oiga líder! ¿No hay problema con que deje el casco de mi moto encima del casillero? —preguntó Pierre— Dudo que entre.

—Adelante, ponlo encima de tu espacio —agradeció en silencio—. ¡Apropósito! Recuerden que no permitimos el uso del celular en horas de trabajo.

Espere el momento en que todos subieran para soltar un suspiro. Me sentí... nervioso, no tengo idea del porqué, pero, lo sentí. Creo que fue porque improvise mis palabras. Mi cerebro no se tomó la molestia de crear un saludo, ¡pero sí se tomó la molestia de joderme recordando el trabajo para fin de mes! Que dicha. Ya no importa.

—¿Cómo me vi?

—Muy profesional. Haces buen trabajo, Adri —cumplió Ivette.

—Creí que me trabaría o diría palabras de más..

—Pero no fue así. ¿Me acompañaras en el recorrido? —afirmé muy seguro— Bien, así no me pondré nerviosa.

—¿Es sarcamo?

—Hmmm, no. Últimamente me he sentido algo insegura. Estar como host me hizo ser más vanidosa, por ende, me preocupe más por cómo me veían los comensales.

—Ya lo creo.

Las primeras en bajar fueron Amelie, Geraldine (nuevas) y Peth. Seguramente se comenzaron a estorbar con los meseros anteriores.

La Vie en Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora