Chapitre 6.

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~21 octobre~

Lo que daría por dormir un poco más. Creo que otra vez se repite el mismo ciclo de hace una semana. Me levanto de malas por la alarma de mi celular para quejarme de mi trabajo y bla-bla-bla. Menos mal me estoy dando cuenta de mi error y me levanto sin quejarme más. No llevo ni un minuto despierto y mi cerebro ya me está programando para las palabras que diré cuando me toque hablar con alguien y dirigir.
La puerta de mi habitación estaba entre abierta. Sinceramente... no recuerdo la hora en que nos subimos a dormir. Solo recuerdo que ayude a Jeaninne a subir a su habitación. De mi lado, ni siquiera me cambié de ropa, solo me deje caer en mi cama para dormir.

En estas ocasiones trato de vestir lo más casual posible, lo cual no es muy fácil ya qué mi ropa está basada en trajes, sacos, pantalones de vestir, zapatos y unos muy contados pantalones de mezclilla... y dos conjuntos deportivos.
Un saco, camisa, pantalón de mezclilla y zapatos irán bien por esta tarde. Me agradaba vestir así cuando no tenía trabajo y salía por las calles a pasear.
¿Y si finjo una enfermedad? No, así está bien, puedo con el trabajo.

Bonjour! —saludó con entusiasmo desde el sillón— ¿Qué tal dormiste? ¿Soñaste bonito? ¿No soñaste con el trabajo? Jaja. Boss, saluda, no seas mal educado.

No había visto a su gato hasta que dio un salto y llegó al respaldo del sillón, justo donde Jeaninne le pidió llegar. Boss me miró con sus grandes ojos mientras bostezaba. Acaricie ligeramente su cabeza. Me invitó a sentarme con ella.

—No quiero ser grosero, pero... ¿Qué haces despierta a esta hora? ¿Tienes un pendiente con tu escuela?

—No, jaja. Simplemente me levante temprano para... pues ya sabes... jaja... ¡Para que no creas que soy una floja que se levanta a las doce del día!

—Yo no te voy a juzgar por eso, Jeaninne. Eres libre de dormir el tiempo que quieras.

—Jajaja, okey. Entonces... ¿Cómo dormiste? ¿Soñaste con el trabajo?

—Bien. Y no, no recuerdo que soñé. ¿No tuviste molestias?

—¡Ninguna! Dormí muy bien —alargó sus palabras mientras bostezaba y estiraba—. La cama es muy suave, es como una nube esponjosa, jaja, ¿verdad, pequeño? ¡Oye! ¿Te molesta que Boss se duerma conmigo o esté en los sillones?

—¿Afila sus uñas?

—Hmmm, sí —afirmó apenada—. ¡Pero es obediente y si le digo que no, ¡es no!

—Cuida esos detalles, solamente eso. Ya sabes, que no se orine o haga sus necesidades en otro lugar.

—¡A no, eso sí que no! En el tiempo que lleva conmigo, Boss no ha hecho ninguna de esas faltas. ¡Y del pelo ni te preocupes! Se quita muy fácil, incluso de la ropa. Solo mojas un poco tu mano, la pasas por donde hay pelo, ¡y listo! Se quita como si fuera pelusa.

—Entendido. —levante del sillón— ¿Gustas desayunar recalentado? ¿O prefieres algo recién hecho?

—Hmmm... yo creo que... desayunare los muffins de anoche, para que no creas que soy una mal agradecida, jaja.

—Bien. Si tienes hambre, te dejaré comida en el refrigerador.

—¿Tu qué vas a desayunar?

—Voy a calentar comida que tenía.

—Okey...

Pude escuchar la alarma de mi celular sonando desde mi habitación.
Deje la comida en la estufa y corrí por el celular. Aproveche para abrir las cortinas y un poco la ventana. Había olvido hacerlo antes de bajar. Pinta a que el día seguirá así de nublado. Ojalá que no llueva.

La Vie en Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora