Pasillos tan amplios como salones, habitaciones tan grandes como casas, candelabros tan brillantes como el sol y relojes tan antiguos como sus apellidos son las cosas que Lord Leopold va dejando tras de sí mientras camina en el palacio de Austria que le sirve de casa cuando está de visita. Soldados haciendo reverencias cuando pasa frente a ellos y damas que lo siguen con la mirada son el paisaje de cada día desde que tiene memoria. Finalmente, depués de casi diez minutos de recorrido, llega a su destino. Una enorme puerta de madera bañada en oro se abre ante él para ingresar a la oficina-estudio del mayor de sus primos.
-Franz ¿querías verme? - pregunta el Lord en perfecto alemán. A pesar de ser británico, el alemán es el idioma que más ha utilizado desde su nacimiento.
-En efecto, quería verte, Leo – responde el emperador Franz Joseph – necesito hablar contigo.
Con un gesto el emperador retira a los guardias que aguardaban en la puerta. Leopold toma asiento frente al gran escritorio de su primo pero éste se pone de pie para empezar a hablar, como es su costumbre. El inglés sigue con la mirada al emperador que lleva puesto su uniforme militar y no puede evitar sentir el aroma del enorme puro que su Majestad ha dejado sobre un cenicero en el escritorio.
-Mi querido Leopold, dime una cosa ¿en dónde se ecuentra tu lealtad?
-¿Disculpa? - pregunta Leopold sin entender a que se refiere.
-Tu lealtad, Leopold ¿está con los Habsburg o con los Coburg?
-No entiendo a que viene tal pregunta.
-¿Por qué no respondes?
-Porque no encuentro la necesidad, Franz; soy un Habsburg tanto como un Coburg, amo y respeto a ambas familias...
-Pero si tuvieras qué elegir a una ¿cuál sería?
Leopold se queda en silencio tratando de comprender el origen de tal inusual interrogatorio.
-¿Acaso ocurre algo que deba saber? - pregunta finalmente.
-Nada demasiado grave.
-¿Qué sucede?
-Te lo diré cuando me respondas.
-Es que no puedo responder...
-¡Claro que puedes! - interrumpe el káiser – sólo dime con quién te identificas más.
-Tú sabes la gratitud que le profeso a tus padres – responde finalmente Leopold, esperando que eso satisfaga a su primo.
-Y deberías – responde el emperador quién se apoya en el escritorio – puesto que fueron mis padres quienes te abrieron las puertas cuando tu padre decidió quitarse la vida – Leopold asiente con la cabeza – Leo, tú para mí eres como un hermano.
-Yo también te considero como tal, a todos ustedes.
-Especialmente a Max ¿no es así?
-Tenemos personalidades muy parecidas...
-No tienes que decirmelo – interrumpe Franz - ambos son igual de soñadores.
-¿Eso fue un cumplido?
-Es un hecho.
El káiser toma el puro sobre el escritorio y le da una calada.
-El apellido Sladetunham por si sólo no significa nada, lo sabes ¿verdad? - pregunta Franz mientras deja salir el humo por su boca, Leopold asiente algo incómodo – tú eres el único que existe, hasta dónde sabemos, así que no tienes quién te respalde por ese lado; si no fuera por tu parentezco con nosotros y con los Coburg ¿Dónde estarías ahora? - le da otra calada al puro - ¡Y aún así, has eliminado el Habsburg de tu nombre!
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Íntimo Secreto
RomanceHistoria de un insólito romance durante el Segundo Imperio Mexicano.