Oímos el ejército enemigo a lo lejos. Estaban acercándose. Pronto todo acabaría. No estaba segura de qué harían con nosotros, pero no duraríamos mucho en esas condiciones. Viendo que nos quedaba poco tiempo, decidí sincerarme con el rey. Me aparté un poco de sus brazos para mirarle a la cara, pero aún cubierta por su capa.
- Me dolió mucho tu frialdad y que me desterraras, no por haber herido mi orgullo, sino porque no quería irme de tu lado, me dolió en el corazón. Sentí que no podía vivir sin ti y aquí estoy para morir contigo si hace falta- dije entre lágrimas mientras me veía reflejada en sus ojos húmedos que brillaban con los primeros rayos del sol que apenas lograban atravesar la espesa capa de nubes cargadas de nieve.
- Mi querida Amy- me acarició la mejilla con la palma de la mano y la dejó ahí mientras hablaba-, más me dolía a mí tener que tratarte así, pero tenía que enfriar la relación si quería mandarte lejos de mí para que no corrieras mi suerte. No quería que vieras mi derrota o mi muerte. Pero cuando al fin te fuiste y creí que no volvería a verte, me inundó un dolor aún mayor que el que me causaba tu llanto al conocer mi decisión de desterrarte.
Arrodillados en la nieve, nos abrazamos de nuevo. Esta vez para ocultar nuestros rostros de lágrimas.
- No quería irme de tu lado, mi único deseo era apoyarte y darte ánimos pero no me dejabas...- me lamenté con voz quebrada en su oído.
- Supuse que no te irías si me portaba bien contigo... Pero ahora que has vuelto conmigo, veo que tu deseo no era que yo decidiera por ti y salvarte, debería alegrarme de que quieras quedarte conmigo aunque signifique...
- Todo saldrá bien- le susurré, acariciándole la cabeza-. No me importa lo que pase mientras estemos juntos. Mi deseo no es una larga vida, sino estar contigo mientras viva- tomé aire y decidí soltarlo-. No hay nada que desee más una princesa enamorada.
- Amy... ¿Realmente tendré la bendición de escuchar de tus labios esas palabras antes de morir?
- Te amo... Andrés.- Con todo mi corazón.
No cabía en sí de felicidad al escucharme decir esas palabras. Cogió mi rostro entre sus manos y me besó repentinamente, con pasión.
- Te amo- respondió-. Con todo lo que soy.
Le devolví el beso. Sentimos nuevas energías corriendo por nuestras venas. Habíamos recuperado las ganas de vivir y seguir adelante. El poder del amor era más fuerte de lo que había imaginado. En ese momento podía ver de qué era capaz. Nos sonreímos el uno al otro mientras nos poníamos en pie. Unimos nuestras manos y comenzamos a caminar hacia la ciudad, para volver a atravesarla y llegar a los soldados que yacían moribundos en el campo de batalla. Les transmitiríamos nuestra energía.
Tenía dificultades para caminar, pero aguantaba el dolor. El frío le hacía bien a la fiebre y los copos de nieve que se derretían en mi frente me parecían agradables. Nos secamos las lágrimas y decidimos que no lloraríamos más porque no tendríamos motivos para ello. Cuando nosotros salimos de la ciudad, el ejército enemigo había entrado en ella. Teníamos poco tiempo, pero debíamos hacer lo que estuviera en nuestras manos.
Fuimos a cada soldado que había averiguando si seguía vivo y luego despertándoles uno a uno mientras les dábamos ánimos. Algunos funcionaron con palabras, otros... con alguna palmadita. Les cogía de la mano y tiraba de ellos para hacer que se levantaran. A uno lo que le hizo despertar fue reírse de un chiste que se me ocurrió contar. Pudimos levantar a 30 hombres. Luego fui a despertar también a los enemigos. No para que lucharan, sino para que empezaran a volver en sí. Me daba pena que murieran en esas condiciones. El ejército llegó y se detuvo delante de nosotros. Eran unos 300 como mínimo. No teníamos ninguna posibilidad. Tragué saliva mientras el general se acercó con el caballo hasta nosotros. Para nuestra sorpresa, se bajó e hizo una reverencia.

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Fugitiva en mi reino
Любовные романыMi padre, el rey, negó mi mano al reino vecino para proteger al reino y a mí, pero fue precisamente esa decisión la que desencadenó la venganza de mi pretendiente. Su objetivo: empezando por la conquista de mi reino hasta la de mi corazón. Y no dej...