No entendía qué había pasado ahí, pero sentí que se me revolvía el estómago y tuve un presentimiento. Por el camino encontré nobles con sus familias que trataban de recoger lo que quedaba y arreglarlo todo. Siervos que reconstruían los trozos quemados de los castillos. No todos estaban en ese estado, por lo cual muchos iban a refugiarse en las casas, castillos y fortalezas que se habían salvado, hasta donde el fuego no llegó o pudieron detenerlo a tiempo.
Cuando nos vieron, tuvieron miedo. Me presenté y les pedí que me contaran lo sucedido. Un noble que se acercó en su caballo y nos contó que estaba acogiendo a los vecinos que habían sufrido la tragedia y mandaba a sus hombres a ayudar para restaurarlo todo y salvar lo que se pudiera. Le agradecí mucho su amabilidad y le prometí que sería recompensado. En cuanto la paz se restableciera y un nuevo rey o reina ocupara de nuevo el trono me encargaría de darles toda la ayuda que fuera necesaria. Pero por el momento no estaba en mis manos hasta que no hubiera paz con el reino vecino.
- Princesa, fue precisamente el reino vecino el responsable de esto. El rey preguntó por vos pero no le dijimos nada. No solo no lo sabíamos, sino que aunque así fuera, no lo hubiéramos dicho. Y así se lo hicimos saber. Estas son las consecuencias de nuestra respuesta...
Le agradecí mucho su lealtad y le dije que estaba en deuda con ellos. Entonces le pregunté sobre mi hermana. El caballero me llevó a su castillo y mandó llamar al duque y a la princesa. En cuanto vi a mi hermana, corrí a abrazarla y lloramos de alegría y alivio al ver que estábamos bien.
- Amy, te dije que ese hombre parecía de los que no se rinden... ¿Qué haremos?
- No te preocupes, Sara, yo me encargaré de detenerle aunque sea lo último que haga.
- ¿Vas a sacrificarte por el reino?- me preguntó con ojos tristes.
- No lo hagas sonar tan dramático. Ahora mismo mi felicidad consiste en que mi reino viva bien y todos tengan la oportunidad de ser felices, así que no importa lo que sea de mí. Aunque buscara mi propia felicidad no la hallaría sabiendo que estaréis sufriendo las consecuencias. Soy una posible heredera al trono, no puedo dejar abandonado a mi reino- dije muy convencida.
- Has madurado mucho, hermanita- se asombró Sara-. Ya pareces una reina.
Le sonreí y la abracé de nuevo. Lo único que me importaba era evitar que mi reino y mi gente cayeran a pedazos y sufrieran por mi culpa.
- Yo le ofrecí mi ayuda y protección para detener al rey Andrés y recuperar su reino, pero no parece muy convencida- comentó Lucca, saludando a Sara con una reverencia.
- Pero si es muy apuesto, educado, amable e inteligente, Amy, ¿por qué no te casas con él? ¿No te gusta?- preguntó Sara curiosa y siempre tan sincera.
- Verás, Sara, no quiero que Lucca tenga problemas con Andrés... Es mi problema y lo solucionaré yo.
- Nadie gobierna solo, Amy- me dijo ella-. Si él ofrece su ayuda y se la niegas y luego el reino acaba en ruinas cuando podrías haberlo evitado, serás la primera en arrepentirte.
- Sí, Sara, tienes razón, pero debo pensarlo. Por cierto, ¿qué es todo eso de que te vas a casar?
- Es que el duque me salvó del incendio y me trajo consigo a su castillo. Desde entonces viví con su familia y me trataron como a una más de ellos. Les estoy muy agradecida.
- ¿Y por eso tienes que casarte con el duque?
- No, con su hijo, que ha heredado su título. Es el nuevo duque. Su padre falleció poco después por intoxicación, tenía una enfermedad de los pulmomes y con el humo del incendio empeoró. No es ningún matrimonio por convenciencia, si es eso lo que temes. Simplemente nos hemos enamorado...- dijo sonrojándose mientras el nuevo duque le cogía la mano.
ESTÁS LEYENDO
Fugitiva en mi reino
RomanceMi padre, el rey, negó mi mano al reino vecino para proteger al reino y a mí, pero fue precisamente esa decisión la que desencadenó la venganza de mi pretendiente. Su objetivo: empezando por la conquista de mi reino hasta la de mi corazón. Y no dej...