Me preparé con muchas ganas para el baile. Me había aburrido un poco los últimos días, y además quería volver a pasar tiempo con Andrés que no fuera solamente unas palabras por la noche. Cuando terminó la reunión, vino a recogerme para el baile. Yo estaba en la terraza trasera mirando el paisaje. Me giré y le sonreí al verle salir.
- Te sienta bien ese vestido- me sonrió-. Diría que estás hermosa... Pero es que ya lo eres siempre.
Hizo una reverencia y me besó la mano. Me acompañó al salón de baile y dimos la bienvenida a las visitas. Poco después, pidió un aplauso para mí, felicitándome por mi cumpleaños. No me podía creer que se acordara si ni yo misma sabía en qué fecha estaba. Me invitó a conducir el primer baile, tras lo cual los demás nos seguirían, pero ese era mi momento especial. Estaba roja de vergüenza, pues todos los ojos estaban puestos en mí y el rey me daba mucho protagonismo. No podía creer que hubiera hecho todo eso por mí.
- No sé cómo has encontrado tiempo para esto- le dije
- Me esforcé en terminar todo lo antes posible para poder celebrar tu cumpleaños.
- ¿Cómo sabías que era mi cumple hoy?
- Tú misma me lo dijiste el año pasado en la feria.
- Gracias por acordarte.
Mi impresión sobre él comenzaba a cambiar y ese día alcanzó el punto en el que no podía imaginar que pudiera ser más considerado conmigo. Empezaba a no parecerme tan descabellado ser su prometida. De hecho, incluso en un momento pensé que era un honor ser la prometida de un rey tan querido por su reino y que trataba justamente a la gente, dándoles a cada uno lo que se merecían: a los malos castigo y a los buenos recompensa. Seguimos bailando también cuando comenzó otra canción.
- ¿Me seguirías queriendo aunque yo te odiara y no querría saber nada de ti?
- Me gusta cómo eres y tú no eres así. Eres una mujer hermosa por dentro y por fuera. No podrías odiar a alguien que te quiere.
Me sonrojé. Había admitido que me quería. Escondí mi cara en su pecho unos instantes y le pedí ir a tomar algo tras la canción. Cuando terminó, fuimos a la mesa de aperitivos y bebidas. Todos los invitados sostuvieron una copa en la mano y el rey propuso un brindis por mí. Sonreí con vergüenza. Estaba feliz, pero era demasiada atención y no conocía a casi nadie. Traté de disimular mi incomodidad lo mejor que pude. Gran parte de la noche la pasé con el rey, bailando, comiendo, bebiendo y charlando. Era hora de socializar con otras personas, que se nos acercaron para hablar.
- Quiero presentarle a mi hija, acompáñeme- dijo un marqués entrado en años.
- Tiene una hermana, ¿no es así? Mi hijo sería ideal para ella- propuso la reina de otro país.
- Desde luego, estará ya prometida- comentó alguien.
- Así es, escuché que se casaría con un duque.
- ¿Cómo?- no podía creer lo que oían mis oídos.
- Un matrimonio por conveniencia, seguramente, pero creí que sería con un príncipe.
- Por favor, cuénteme más, quisiera saber qué dicen los rumores- le pedí.
Resultaba que hacía unos días que habían asistido a una fiesta en mi reino en la zona donde abundaban los nobles y el lujo, para celebrar el compromiso entre la princesa Sara y un duque que había pertenecido a la corte antes del incendio. Mi hermana no conocía a ningún hombre, y era aún muy joven. ¿Cómo era posible que ya se comprometiera? Debía de ser un error... O quizá se la llevaron aprovechando el caos en el castillo y la difunción de los reyes para casarse con ella y pertenecer a la realeza. El misterio era cómo la habrían convencido para casarse. Debieron de hacer que se sintiera en deuda con ellos por rescatarla. No me lo explicaba. Debía ir a tratar ese asunto por mí misma, encontrar a mi hermano y detener ese matrimonio que tendría lugar en tan solo dos semanas. Si quería llegar a tiempo, debía irme esa noche.
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Fugitiva en mi reino
عاطفيةMi padre, el rey, negó mi mano al reino vecino para proteger al reino y a mí, pero fue precisamente esa decisión la que desencadenó la venganza de mi pretendiente. Su objetivo: empezando por la conquista de mi reino hasta la de mi corazón. Y no dej...