20. Como en casa

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El techo se caía a pedazos. Esa parte del castillo era más antigua y no precisamente a prueba de fuego. Los tres corrimos hacia la salida esquivando piedras y vigas de madera. La salida principal estaba bloqueada por las llamas, pero de pronto la puerta de madera cayó y decidimos saltar por encima de la madera que ardía. Yo no me veía capaz de saltar tanto. Y no creía que ninguno de ellos pudiera saltar conmigo en brazos. Sin embargo, ellos tenían otra solución en mente. Andrés saltó primero y una vez fuera, hizo señas a Matt, que me cogió, se impulsó y me tiró hacia los brazos de Andrés. Mi corazón latía muy fuerte. Necesitaba un momento para tranquilizarme, pero no había tiempo para eso. Matt iba a saltar también, pero las llamas aumentaron y no se atrevió.

- Rápido, ayúdame- dijo Andrés.

Empezamos a tirar nieve a la entrada hasta que el fuego se apagó y Matt pudo salir sin problemas. Mandamos llamar a todos los cortesanos y mandamos mensajeros a todas las ciudades y pueblos cercanos para que acudieran en nuestra ayuda. Matt ofreció a sus soldados. Todos tiraban nieve al castillo hasta que la entrada estuvo despejada. Luego continuamos por el resto de alas del castillo y los pisos superiores. Mientras estábamos arriba, el suelo se desplomó y caí, pero Andrés me sujetó y me ayudó a subir.

- Pensé que tu castillo era a prueba de fuego...- protesté.

- Los muros de toda construcción de mi reino es a prueba de fuego, por lo que un incendio externo no penetraría y el inciendio en una casa no se propagaría a las demás. Pero entiende que lo que hay en el interior no puede ser de material pesado como piedras o cemento. Necesitamos telas y madera para muebles, cortinas, ropa, camas, alfombras...

- Supongo que sí...

- Podría mejorar los materiales de las plantas de cada piso, eso sí. Habrá que reconstruir el castillo... Vamos a darle trabajo a muchas personas- me guiñó un ojo, haciéndome sonrojar.

- ¿Dónde viviremos mientras?- pregunté pasando nieve a otros que la llevaban a otras habitaciones.

- El ala norte sigue intacta, por lo que te mudas a mi habitación de todas formas.

- Ah... Sí, claro... Tu habitación está en el ala norte...- balbuceé recordando que a partir de entonces compartiría habitación y cama y baño con él.

Andrés no dijo nada más al ver mi reacción, pero sonrió mirándome de reojo. Al final del día, el incendio quedaba apagado por fin. Esa noche la pasé en la biblioteca hablando con Matt y Sara, contándoles mi historia desde el secuestro hasta ese momento, incluyendo mis teorías. Andrés no interrumpió, pero seguramente me escuchaba mientras leía en la parte de arriba de la biblioteca, una zona más alta sin pared que separara las dos plantas de la biblioteca, con una escalera que llevaba hacia esa parte. Debajo había una habitación con una sección privada de libros especiales, únicos o importantes.

Sara contó su parte de la historia para que Matt la conociera. Finalmente, Matt nos contó cómo fue de pueblo en pueblo reclutando gente en contra de Andrés por llevarse a su princesa y quemar los pueblos.

- ¿Cómo sobreviviste en el bosque?- pregunté.

- Ni yo mismo lo sé. De noche estaba plagado de lobos y tuve que luchar y darle brío al caballo para huir. Fue una pesadilla.

- Con el plan de Andrés para la locomotora de vapor la gente podrá viajar sin peligro- comenté.

- ¿Qué es eso?

Fui a pedirle a Andrés si le podía enseñar los planos y diseños para el proyecto, pero alzando la vista del libro, dijo que no era necesario. Le miré extrañada.

- Lo verá por sí mismo. Había planeado llevarte a otro sitio en nuestra luna de miel... Y probaremos este transporte. Pueden venir también a ver.

Fugitiva en mi reinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora