"Un corazón sin luz ni esperanza"Alma, una muchacha de veintitrés años se dedica a sobrevivir cada día cómo puede, su rizado cabello negro llega hasta su cintura, podría decir que aquello es lo que más llama la atención de los hombres, por las noches sus clientes suelen agarrarla de su cabello para querer dominarle, o al menos eso es lo que ella les hace creer.
Ella que perdió a sus padres siendo tan solo un bebé tuvo que crecer bajo el cuidado de su tutor, quién era su tío más cercano, por desgracia de la chica, él no la veía solo con ojos de familia.
Desde su infancia Alma no ha visto los colores de la vida, a los quince años decidió escapar de ese lugar al que debía llamar "hogar" en búsqueda de nuevas oportunidades, y mayor aún en poder sobrevivir.
- Vamos, dime que me amas - un hombre de unos cuarenta años se encontraba sobre la muchacha besando cada rincón de su cuello, Alma sin sonrisa alguna en su rostro trataba de complacer sexualmente a su cliente, pero cuando le pedían esas tonterías todo el esfuerzo se iba al carajo.
Ante el silencio de la joven el mayor comenzó a inquietarse y la molestia transformó su rostro en disgusto.
- Estas putas, creen que hacen su trabajo gratis. ¡Te estoy pagando!, ¡No lo olvides! - chilló el hombre mientras agarraba a la chica estrangulándola, pero Alma no reaccionaba, no había ira ni miedo en su mirada, ella estaba simplemente apagada - ¡Tsk! Tú de nuevo amaneciste de malas, me iré, pero no pienso pagarte - fue lo último que dijo el mayor para vestirse y dejar a Alma tirada en la cama de un hotel barato.
No era extraño para ella tener esos días oscuros, en dónde no existe la mañana o la noche, ella simplemente recuerda cada segundo los abusos que su tío le ocasionaba, estos días eran en dónde más se preguntaba cómo hubiese sido su vida sí sus padres seguirían vivos.
"pero no lo están, y lo sabes..."
Esas palabras divagaban con intensidad por su cabeza, últimamente ha sentido con mayor intensidad esas palabras, creyendo inocentemente que son una mala jugada de su conciencia trata de alejarlos cerrando sus ojos, pero es así cómo aumentan y son más bruscos.
"...sabes lo que debes hacer sí quieres verlos nuevamente..."
La chica suspiró pesado, ¿El suicido?, ya olvidó la cantidad de veces que pensó en esa salida, pero no quería terminar así, al menos no tan pronto. Alma se repuso y se vistió con su ropa habitual, un viejo short desgastado y una sudadera corta era lo único que llevaba consigo, salió del hotel y la ciudad parecía estar en su mejor momento, las personas caminaban ebrias abandonando los locales nocturnos mientras seguían buscando diversión. Generalmente Alma se mete con alguno de ellos queriendo hacer algo más de dinero, pero hoy no tenía ganas, hoy lo único que quería era descansar de todo, incluso de ella y de sus susurros.
Unos hombres grandes y de buena apariencia salieron de un café nocturno con las mejillas rojas de tanto alcohol, Alma caminaba con sus manos escondidas en su short mirando el suelo y sus pies caminar sobre el. En eso, uno de los hombres chocó con Alma golpeándola con el hombro.
- ¡Ten más cuidado! - gritó molesto el hombre, Alma ni siquiera se detuvo a observarlo, pero él la agarró del brazo obligando a parar su andar - ¿Alma? - ella sintió su cuerpo congelarse al escuchar ahora con mayor atención la voz de aquel hombre, era su tío, ese hombre que abusó de ella durante casi toda su vida.
Ella tiró de su brazo queriendo zafarse del agarre de ese hombre, lo miró con más detención y vio como los años han pasado en él, ya casi no tiene cabello y su barriga está cada vez más grande, pero eso era una desventaja, sobre Alma parecía tener el control total en fuerza y no solo con eso, la chica no ha podido superar el trauma de los abusos y su cuerpo parecía no responder ante ese hombre.
- ¿La conoces, Robert? - preguntó otro hombre acercándose al nombrado - ¿Eres su cliente habitual?, ¿Acaso te encariñaste con ella? - bromeó el acompañante de Robert, el nombrado al escuchar esas palabras se giró para golpear en el rostro a su amigo, el hombre cayó inmediatamente al suelo y llevó su mano a su boca al sentir ese líquido rojo salir de su labio.
- Ya vete, no volverás a decir eso nunca más en tu vida - amenazó Robert mirando con furia a su amigo, el hombre se puso de pie y salió huyendo del lugar. Conocía a Robert desde hace un buen tiempo, pero nunca lo había visto tan enojado.
Alma vio lo ocurrido sorprendida, una extraña sensación llenaba su interior, acaso...¿él la protegió?. El hecho de que Alma no haya crecido con una familia estable desordenó todos sus sentidos y conocimientos sobre lo que es realmente el amor y protección de una familia, por ello creyó inocentemente en el actuar de Robert, sin notar siquiera cuales eran sus verdaderas intenciones.
- Vamos - ordenó el mayor tomando a la muchacha de la mano, Robert arregló su abrigo ocultando aún más su rostro, pues no podía dejar ver lo que pretendía ni echar por la borda así su reputación.
Jaló a Alma por las calles de la ciudad hasta llegar a su casa, la muchacha se sorprendió al ver el nuevo lugar en dónde Robert vivía. Era una casa excesivamente grande para alguien que se encuentra tan solo.
- Mi esposa e hijos están fuera de la ciudad, puedes estar tranquila al menos por hoy quedándote aquí - dijo el hombre mirando de reojo a la chica mientras abría la cerradura de la puerta de entrada.
Alma estaba tan ciega que no veía esos ojos lujuriosos sobre ella, no notaba la agitada respiración del hombre ni mucho menos se percataba de cómo le temblaban las manos a Robert mientras entraban ambos a la casa.
- Toma asiento - habló Robert mientras se dirigía a la cocina - Te traeré algo para beber - añadió.
Alma obedeció sin dudas a las palabras de Robert, sentada en el sillón observaba las fotos colgadas en las paredes que la rodeaban, en ellas se veía al hombre acompañado de una mujer y dos pequeños niños.
- Son mis hijos - dijo el hombre viendo como la chica observaba con atención las fotos - Él es Lucas y ella...Alba...-susurró casi a la altura del oído de la chica provocando que se sobresaltara - Mi esposa no me dejó nombrarla Alma, dijo que era un nombre feo y anticuado, pero a mi siempre me gustó, siempre me gustaste Alma...no te he olvidado, y creo que te he perdonado por dejarme tan solo en ese lugar, pero gracias a eso pude conocer a mi esposa y tener una familia, aunque me pregunto, cómo hubiese sido sí esos hijos hubiesen estado en tu vientre - el hombre llevó su mano hasta el vientre de la muchacha acariciándola con fuerza, así comenzó a recorrer su cuerpo subiendo y pasando por sus pechos agarrándolos bruscamente - ¿Sabes cómo me siento ahora al ver a mi pequeño tesoro tan maltratado y sucio?, ¿Con cuantos hombres estuviste este tiempo? - hablaba cada vez con mayor furia en su voz - No permitiré que otras manos te toquen, solo...tu solo eres mía - gruñó el hombre mordiendo el cuello de la muchacha, Alma sumergida y atrapada en sus recuerdos no lograba reaccionar, su cuerpo cada vez temblaba con mayor intensidad - pero ahora...sí te dejo ir...tú hablaras - el tono en la voz del hombre comenzó a cambiar, ahora era temor y dudas lo que parecía estar en él - y yo..yo tengo una familia...una reputación que cuidar...No permitiré que ésta mancha me ensucie, eres una maldita mancha Alma, ¡Arruinaste mi vida apareciendo en ella!, ¡Mira lo que me obligas hacer! Yo...yo no quiero... - dijo el hombre hundiendo su boca en los labios de Alma juntado ambos en un asqueroso y horrible beso - yo no quiero hacer esto...Alma... eres la peor persona que existe en el mundo... - decía mientras se soltaba el cinturón y abría las piernas de la chica - tú me obligas a hacerlo, desde un principio...siempre fuiste tú... - fue lo último que dijo para comenzar a penetrar a la chica.
Alma lloraba.
¡WoW! Quizás es un poco fuerte y no es a lo que estoy acostumbrada a escribir, pero el mundo de Hazbin Hotel es así y me dejé llevar un poco por el <3
Espero que me acompañen en ésta historia
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~My dear friend~ / Alastor x Tu (TERMINADA)
FanficAlma es una muchacha sin hogar ni familia que busca sobrevivir día tras día, pero los fantasmas del pasado vuelven a atormentarla una noche sin que ella lo sospechara. De allí dedicara cada latir en buscar venganza, en el transcurso conoce a Alastor...