Soldado En Guerra

1 "El fin de la guerra"

Dos países, una guerra, y decenas de muertos se encuentran en las trincheras. Miles de heridos y el hospital donde ingrese no era otro que no se encuentre en esta situación.

La guerra entre Francia e Inglaterra no se detenía, las diferencia entre estos países por la posesiones inglesas en territorio francés cada vez mataba más la esperanza de los soldados. Una guerra que parecía interminable, conllevaba a miles de soldados perder fuerzas y la esperanza que le permitían el deseo de reencontrarse con sus familias.

Pero que hacía en un hospital, si justamente lo que imaginan, inconsciente y herido con pocas posibilidades de vivir, me encontré con unos jóvenes no mas grandes que yo, los dos practicantes de medicina. Que me permitieron salir y burlarme de la muerte en persona.

Según los médicos fue meses donde permanecí inconsciente, desperté un día sin saber donde me encontraba mucho menos que hacia allí.

Mis últimos recuerdos se concentraban en la trinchera, apuntando a la distancia matando a un hombre inocente que luchaba al igual que yo por su patria. Luchaba por la necedad de unos reyes que discutían por poder político y económico, matando a miles de inocentes que sucumbían en desgracia. Mientras que ellos habitaban en castillos bañados en oro, otros morían de frío, heridos y con hambre.

Un soldado en campo francés, yo en el inglés. Cuando atraje el gatillo hacia mi cuerpo observé a mi compañero de historias de madrugada Benedict caer herido. Para luego caer secamente al suelo sin saber que había pasado.

Al iniciar la guerra en Inglaterra la economía no era la mas favorable para los ciudadanos. En Londres cada día llamaban a la puerta soldados reclutando a jóvenes con la mayoría de edad recién cumplida, con la inútil excusa de que el reino inglés necesitaba jóvenes para poder hacer del país uno mejor. Mientras que miles de familias caían en la pobreza, en el hambre, y muchas otras caían en el dolor del saber la cruel mentira del reinato inglés.

Y como era de esperarse la desgracia me iba  a llegar tarde o temprano. Un joven llamado William con la mayoría de edad, sin conocimientos de su familia biológica, adoptado por una pareja recién casada a la edad de tres años, crecido en los barrios mas humildes de Londres. Como era de suponer no escaparía de esto.

Un día de primavera me hallaba con mis padres comiendo cuando sonó los golpes en la puerta. Golpes secos y duros, mi madre me miró con tristeza y se dispuso a dirigirse hacia la puerta.

Y para su mala suerte y la de todos era un soldado inglés. Ingresando con dos pasos cortos a la casa cito las siguientes palabras:

_William Bennett, es llamado por orden del rey de Inglaterra Enrique para servir a esta patria. Debe presentarse en el puerto a primera hora del día 9 de junio._ dicho esto mi madre llorando, entre sollozos le pidió  que se retirará.

Mi padre y yo nos encontrábamos a unos metros de aquella mujer la cual me apreció y me dio un hogar. Cuando el soldado se fue, ella se llevo una mano a la boca y lentamente se desplazo por la puerta cerrada. Al ver esta escena que  me partia el corazón, corrí esos cortos pasos de distancia y caí junto a ella abrazándola, susurrándole que todo estaría bien.

Y apartándome el hombre con el que pase parte de mi vida admirando su temperamento y discreción me observo con tristeza en sus ojos. Esos que cargaban miles de expresiones, esos que con una mirada podían dejarte en silencio sin saber que decir.  Esos que ahora se hallaban sin expresión alguna, la soledad que se apreciaban en esas redondas esferas eran como un puñal en mi alma.

Y lamentable todo eso quedo en un mero recuerdo del pasado. El tiempo paso y la fecha estimada para ir a la guerra era próxima, cada día que pasaba mis padres perdieron ese toque especial que tanto valoraba. En aquellas cenas donde tanto disfrutábamos de estar juntos, solo había silencio y soledad eterna.

Y ese sentimiento se notaban en las miradas pérdidas de cada uno.