22 "La cena II"

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Al poco tiempo nos trajeron la comida, básicamente era una sopa de mariscos con algunas verduras. Si bien estaba rico me sentía incomodo, algo de Mikhail me transmitía inseguridad. Pero no sabia bien que era lo que hacia esto, un comentario de él me distrajo de mis pensamientos cuando lo oí decir:

_valla que eres distraído, has pasado metido toda la noche en tus pensamientos. No has respondido una sola de mis preguntas y no has seguido mi charla._ lo note algo molesto y caí en la cuenta de que tenia razón.

_disculpa_ me sentía incomodo y se noto en estas palabras.

Pero Mikhail no parecía molesto. Pero después de un extenso silencio incomodo él preguntó:

_¿como conociste a Benedict?_ dijo esta vez era él quien sonaba incomodo. Pero no se retractaba a intentar crear una charla.

_lo conocí cuando empezó la guerra, en el barco que nos transporto..._

Él me miraba atentamente como esperando a que yo continuara con mi relato.

_Sherlock se encontraba leyendo un libro familiar cuando me acerque e intente comenzar una charla con él._ dije recordando aquellos momentos con añoranza.

_¿cual libro?_ pregunto Mikhail con curiosidad.

_Filobiblión, no recuerdo bien a quien pertenecía antes de su abuelo. Pero gracias a él quedo en manos de Sherlock._ dije con un tono tranquilo y reservado.

Vi como la expresión el ruso paso de ser blanca a pálida y no me quedo mas que preguntarle:

_¿estas bien? ¿Te sentís en condiciones?_ por un momento me preocupe, pero vi como recupero su color el la pálida piel y me relaje.

_si, solo que me impacto eso. No a todos Benedict les ha permitido saber eso. Solo me extraño, seguí contándome..._

Su voz temblaba a lo cual decidí decirle:

_tienes que descansar, no estas bien. Ven te llevo a tu habitación, debes tener fiebre._

Al decir esto me pare y le tome su temperatura con mi mano. Estaba hirviendo y mas de lo normal, lo agarre y coloque su brazo sobre mi cuello y hombros. Él me ayudo parándose y a duras penas llegamos a la habitación, Mikhail era mas alto que yo pero no sobrepasaba la altura de Sherlock. Aun así me fue complicado, una vez dentro de la habitación lo deje en su cama y con cuidado le quite la camisa que traía. Me miraba de forma extraña y llegando a su abdomen, me freno siguiendo por su cuenta propia.

Fui a mi habitación que estaba enfrente de esta y busque unas pastillas que Giovanni y Lara me habían dado por si sufría de alguna secuela del golpe que Sherlock supuestamente propino sobre mi cabeza. Al volver, él estaba sin la camisa acostado, le di la pastilla y se la tomo. Sentándome al lado de él, le dije:

_¿estas bien? ¿Que es lo que te sucedió? ¿Acaso dije algo malo? Si es así disculpame no fue la intención Mikhail. Tienes que descansar dormí esta noche, mañana vendré a mirar y chequear tu salud._ dije todo esto mientras lo observaba. Estaba comenzando a transpirar y eso me preocupaba mas, pero no podría hacer nada hasta mañana viendo a detalle sus síntomas.

Cuando el ruso se relajo yo me retire a mi habitación y vi la libreta de historias, así había decidido llamarla. Y me senté, para escribir las siguientes palabras:

"Las penurias humanas, son muchas veces ahogadas en el silencio. Estas carcomen el alma, y la esperanza, pero tu mi par de ojos claros, has devuelto estas cosas que tanto necesitaba. Tu mirada devuelve suspiros de alegría a mi corazón a pesar de que tu no lo sepas, tu sonrisa devuelve la necesidad de un ser humano a vivir. Y solo vos has provocado esto en mi, Sherlock solo vos has hecho esto y esta noche me abro completamente a ti de mente y alma sabiendo que eternamente te amare."

Soldado En GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora