Pasaron alrededor de tres años, la guerra aún no cesaba. Pero el trabajo no se agotaba, y yo había logrado alcanzar el puesto de médico titular, la relación con Benedict mejoraba cada vez mas y cada día me contaba nuevas historias, sobre su familia, su pasado, e historias inventadas por él.Y gracias a esta relación de amistad conseguí el rango que hoy cargo, es increíble la cantidad de conocimientos que conlleva ese hombre a la hora de tener un paciente enfrente.
Un día estábamos atendiendo a un soldado que había ingresado la noche anterior. Cuando ingreso un comandante ingles, buscándolo a él y a mi. El hombre vestido con los ropajes característicos de un soldado, observo cada persona, cada movimiento, y cada detalle de la tienda.
Nos hizo salir y lo que nos esperaba era terrible. De parte de los superiores, nos estaba comunicando que ahora la guerra nos tocaba a nosotros. Nos miramos con Benedict los dos atónitos, y no nos quedo otra respuesta que el si tembloroso que salia de nuestras bocas.
Y al día siguiente nos tocó partir derecho al centro del infierno, a esas trincheras donde el dolor y la falta de esperanza abundan.
Durante el transcurso del viaje, ni Benedict ni yo pronunciamos palabras, él iba consumido en su libro. Mientras que yo iba observando el paisaje mientras dibujaba en mi libreta.
Nos dejaron bastante lejos de la ciudad donde estábamos peleando y quedaba en nosotros llegar, junto al pelotón que éramos.
Al poco tiempo los soldados empezaron a escapar e irse, y poco a poco los rebeldes se iban. Mientras que mi compañero y yo seguíamos nuestro propósito defender a la patria. Aunque debimos escapar cuando pudimos, al llegar a la entrada de la ciudad ya había sido tomada por la gente de Inglaterra. Pero no creas que estábamos en contra de nuestro propio bando, si no que la gente que moría quedaba a cargo del soldado que llevaba la insignia que les obligaban usar a los médicos y demás practicantes.
Incluso así, los demás soldados que habitaban estaban heridos, muchos resentidos, no nos querían allí. Era cuestión de observar a los soldados que hablaban a nuestras espaldas para saber que no nos apreciaban.
Pero nuestro fin era ayudar a la gente herida y en caso de necesitarlo agarrar las armas y luchar. Sin embargo, si él y yo podíamos evitarlas las íbamos a evitar. Y no por el no saber usarlas, sino porque nuestra consciencia pesaba demasiado.
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Soldado En Guerra
Historical FictionUn soldado que a lo largo de su historia conocerá y atravesara diversas situaciones que lo llevaran a su pasado y al futuro. Conocerá al amor que lo cambiará todo en él, y su pasado oscuro con el que lucha. Encontrará de vuelta a su pasado ¿Lo permi...