Muerte

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Mientras el viento se mecía a un suave compas junto a las hojas del verde cubriendo la tierra, unos suaves pasos se sentian avanzar con un suave latido a cada centímetro que avanzaba. La chica con sus manos extendidas, y en ellas acunando una pequeña gema de gran valor seguia avanzando sin miedo a través del prado junto al oscuro manto de la noche; llego un momento en que se detuvo y sin duda extendio la preciosa gema a una persona con capucha, al momento de irse el chico con aquel objeto tan preciado la chica se desplomo en la tierra dando un golpe sordo. Ya no caminaba, ya no se escuchaba el viento danzar alegremente junto a las plantas; al igual que los latidos que alguna vez fueron unos latidos a capela.

Notas a la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora