Frenesí

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Ojos afilados cual espina y labios tan rojos como la rosa misma, la habitación fría y la soledad de compañía.

Volvieron los susurros

Los pensamientos de la fémina llenaron de sonido el vacío mismo y una sonrisa surco sus labios mientras veía cada detalle del lugar.

Han hablado mucho y aun no me llevan a recorrer el lugar

Se levanto con fe que aquella puerta lograra abrirse esta vez, otro intento fallido.

Me están cansando...

El ardor en su pecho provoco reemplazar aquella sonrisa con una mueca de dolor, ahí viene, es ella.

Las voces volvieron a hacer su presentación aun mas alto entre las sombras y la fémina tapo sus oídos intentando escapar

-¡Cállense de una vez!- grito con silenciosas indescifrables cayendo y las palmas presionando sus oídos, la tristeza había atacado del mismo modo, empeorando la situación.

Levantándose del suelo con dificultad su nublada vista enfoco el espejo, las pupilas dilatadas y una mirada llena de desesperación.

Deténganse de una vez...

La locura le consumió y estampo su cabeza contra el espejo, el carmín baño su rostro y los psiquiatras al otro lado del cristal se quedaron en silencio por la inesperada acción de su paciente.

Al fin el silencio volvió a reinar y la interminable tristeza acechaba sin remordimientos.

×××××××

Odio este sentimiento que acongoja mi débil corazón.
¿Qué has hecho? ¿qué hice yo?

Notas a la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora