Carta a ti, teddy

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Querido anónimo:

He vuelto a escribirte una carta y se que nunca llegara a ti, como el resto de las que te dedique entre lagrimas y sonrisas llenas de nostalgia. Lamento las arrugas que están sobre la hoja pero mis demonios luchan por escapar de la jaula a la cual fueron sentenciados sin desearlo e intento no explotar en una lluvia de claveles blancos.

Tal vez esta sea la ultima vez que te escriba porque quizás es momento de soltar tus manos y no arrebatar aquella libertad que deseabas cada noche luego de que me creías atrapada en los brazos de Morfeo. Cada caricia seguirá grabada en mi piel como una cicatriz y cada vez que alguien toca, arde, arde peor que el infierno mismo y te odio, te odio por hacerme quererte, te odio por hacer que me aferrara a ti, por derrumbar los muros y mostrarte a esta rota yo pero te amare, te amare por cada “te quiero” a pesar de que tal vez muchos no fueron sinceros, te amare por cada gesto que me recordó lo que es estar viva y ser humana.

Además, siempre fui yo el error por aparecer en tu vida porque si no hubiera llegado, mi querido anónimo, tu no estarías con aquella cadena aferrada a tus muñecas como un ladrón la cual a pesar de ser débil se aferro a ti arriesgando todo para que no te fueras para finalmente destrozarse por la brisa invernal dentro de esta hermosa tormenta. Una hermosa tormenta que refletaban tus ojos y que me atreví a entrar, no fue un capricho pero decirte mis motivos seria una perdida de tiempo y tinta.

Espero descanses mi querido anónimo porque aunque tal vez no leas esto, espero que en algún momento me reconozcas y entiendas que esto era para ti.

Sentada y con la hoja sobre el escritorio escribió la ultima carta solo para decirle cuanto significaba para ella. Lastima que aquella tormenta interna junto a sus cristalizados ojos y su corazón encogido, solo pudo escribir un “lo siento, adiós”

Notas a la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora