Notas a la noche

Poeta y poesía, un amor imposible parte 3

El chico, al ver a la poesía desvanecida, la tomó delicadamente entre sus brazos, le besó la frente y la recostó en un desván cercano.
Mientras ella aún descansaba, él se dispuso a traerle comida para cuando la poesía despertase, durante esto, el poeta hizo muchas galletas, pasteles y cupcakes, con el fin de darle una calurosa bienvenida a la poesía, la cual al despertar se llevó la sorpresa de un chico mirándola fijamente sentado en una silla, ella recostada en un desván y a su lado, un bandejín con muchos manjares, un té, una rosa, un par de velas y una nota.
La chica, sonrojada, se dispuso a ver la nota, la cual decía "tú eres de esas personas que salvan.
Es así.
Tienes magia."
La chica, al leer esto, notó que el chico la miraba buscando su mirada, buscaba sus ojos color almendra, quería ver sus ojos, pues para él, eran un mundo apenas descubierto.
La poesía, al notar esto, le preguntó: ¿Por qué eres así conmigo?
El poeta, al escuchar esto, se acercó lentamente, y susurrando en su oído, le dijo: "porque eres una obra de arte, y quiero reparar tu roto corazón, quiero que veas la vida a colores, en tonos grises, y en blanco y negro, pues eso es lo que veo en tí, en tí veo todos los colores nacer y extinguirse, eres un flujo constante de energía que nace una y otra vez, y sabes? Eres hermosa."
Al decir esto, le hizo cariño en la cabeza, le sonrió y volvió a su asiento.
La poesía, atónita se quedó mirándolo, como si fuese lo más singular que hubiese visto en su vida.
El chico, le pidió que por favor comiese, dado que había estado un largo rato en ayuna y debía comer, pues la quería cuidar, y necesitaba que ella estuviese bien, pues quería ayudarla y no dejarla sola nunca.
Los astros esa noche brillaban con una intensidad de mil soles, pero no brillaban más que la poesía ante los ojos del poeta.

Idiota... Aún te sigo amando debería odiarte pero es imposible, vuelve.
¿Dónde dejaste  los trozos de aquello que recogiste? Aun no los encuentro.