《 Throne 》Kylo Ren

XXI

/Proposiciones peligrosas/

Realmente a ninguno le importaba quienes estuvieran presentes, porque en ese exacto momento solo estábamos él y yo.

Finalmente nos separamos por la falta de aire en nuestros pulmones, maldito aire. Él me miró y me abrazó.

- Pensaba que te había perdido, tardabas mucho, no había señales de vida y tu localizador había desaparecido...- Me dijo llorando.

- Shhh, no te preocupes, hasta yo creía que había muerto, pero estoy aquí, contigo y nunca más voy a irme de tu lado. – Le tranquilicé. – Deberíamos volver a la nave de Snoke. – Dicho esto di la orden de volver, los stormtroopers entraron primero a la nave, después fue Kylo Ren, y por último mi dragón y yo.

Cuando saltamos a la velocidad de la luz, me senté al lado de Kylo y cerré los ojos para descansar, pero me atrajo haciéndome que me apoyara en él mientras me rodeaba con su brazo.

- Siempre cuidaré de ti y te prometo que jamás nadie te hará daño mientras siga con vida. – Justo en ese momento recordé mi premonición, pero no me importaba quería disfrutar del tiempo que me quedaba junto a él.

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Cuando aterrizamos se abrió la compuerta dejando salir al dragón y a mi junto a él. Le acaricié el hocico para tranquilizarlo. Un stormtrooper se acercó temerosamente.

- Almirante, se ha acondicionado una habitación debajo de sus aposentos para su criatura.

- ¿Y cómo se supone que bajaré a ella rápidamente si hay un ataque?

- Se ha incorporado un ascensor.

- Bien, retírese. – El soldado se fue lo más rápido que pudo. Me dirigí junto a mi dragón a esta zona que le habían acondicionado, le dejé en la sala no sin antes apreciar su belleza por unos momentos y entré al ascensor, para entrar en mis aposentos.

- ¿Dónde estabas? Llevo un rato esperándote. – Dijo Ren sentado en uno de los sillones.

- ¿Cómo has entrado? – Pregunté extrañada.

- La fuerza tiene muchas formas de ser usada. – Me dijo orgulloso. – Ven siéntate- Me dijo señalando con la mano el otro sillón. Me acomodé en el sillón y Kylo me cogió de la mano preocupado. - ¿Qué vamos a hacer? – La pregunta me pilló de sorpresa.

- ¿A qué te refieres?

- A lo nuestro.

- Sigo sin comprenderlo.

- Snoke jamás aprobará esta relación, y al final alguien le dirá a Snoke lo que vieron los stormtroopers.

- Pero los soldados nos temen, jamás se atreverían.

- Es cierto, pero a Hux nadie le teme, algún malnacido le dará el chivatazo y con tal de contentar al Líder Supremo este se lo dirá. – Me levanté preocupada, tenía razón.

- Ya se me ocurrirá algo. – Le dije agobiada.

- No Shiera, Snoke lo sabe todo, ya hemos conseguido ocultarle lo de Palpatine. – Se levantó para sujetarme las manos. – No creo que podamos ocultarle algo más.

- No te quiero perder. – Le abracé desesperadamente.

- No lo harás, porque tengo un plan. – Le miré ilusionada. – Huyamos.

- ¿Qué?

- Hay una isla llamada Varykino, en el País de Los Lagos justo en Naboo; me pertenece, podríamos huir allí.

- ¿Por qué te pertenece?

- Es una especie de herencia familiar...

- Nos localizarían en poco tiempo, además mientras Snoke siga en el poder nuestra vida correrá peligro...

- ¿Estás proponiendo lo que pienso?

- Si, piénsalo nuestros problemas acabarían, gobernaríamos la galaxia y podríamos hacer lo que quisiéramos.

- Estás loca. – Me miró. – Y eso es lo que me encanta de ti. – Me atrajo hacia él y me besó apasionadamente.

- Podríamos ir a ese lugar del que me hablas y...- No sabía si proponérselo. – Casarnos. – Él se sorprendió mucho. - ¿Para qué esperar más? Cada día que pasemos aquí nuestra vida estará en peligro, jamás avanzaremos como pareja, en resumen, aquí tenemos los días contados y quiero pasar el resto de mi vida contigo, porque tú has sido la única persona que me ha querido de verdad y la que me rescato de un infierno, así que, -Hinqué la rodilla. – Kylo Ren, ¿quieres hacer una locura que pondrá nuestra vida en más peligro y casarte conmigo?

- Te digo hoy si y lo seguiría haciendo cada día de mi vida. – Iba a besarle, pero alguien golpeó la puerta.

- ¡Darthblade! ¿Estás dentro? – Sonó la irritante voz de Hux.

- Rápido, escóndete. – Kylo se metió debajo de la cama y yo abrí la puerta. - ¿Qué quieres?

- Snoke te ha convocado.

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Entré a la sala de Snoke y caminé temerosa hacia este.

- Líder Supremo, ¿qué necesita de mí?

- Almirante, ha llegado a mis oídos que cuando finalizó la misión usted y el comandante se...besaron.

- Más bien él me besó a mí. – Comencé a inventarme una excusa. – En cuanto bajé del dragón supe las intenciones que él tenía y supuse que, adquiriendo ese nuevo estatus, pasaría más tiempo junto a él y podría hallar la verdad sobre su devoción. – Él me miró extrañado.

- Un movimiento bastante interesante... ¿algo más que deba saber? – Pensé en si debía decírselo.

-Si...- Me miró intrigado. – Quiere que vayamos a Naboo a...- Ya no había vuelta atrás. – revisar si hay rebeldes en la zona. Seguramente le pedirá permiso para ir en los próximos días, le ruego que lo acepte, así podré ver su actitud fuera de la Primera Orden.

- De acuerdo. – Iba a irme, pero observé un libro tirado en el suelo, me acerqué a recogerlo y sin que Snoke se diera cuenta le eché un vistazo en las páginas, hasta que vi una que estaba especialmente señalada por Snoke, el título de esta página era 'La Regla de Dos'.