Dulce Sabor a ti (Miley Cyrus & Justin Bieber) Jiley |HOT|

Capítulo 41.

Miley POV

Desperté lentamente, sintiendo una felicidad inmensa con tan solo pensar en mis dos angelitos. No podía esperar poder tenerlos en mis brazos. Miré hacia el lado y ví a Justin, quien se encontraba sentado con la cabeza agachada y las manos sobre su rostro. Justo al lado de él, estaba la pequeña cunita de la niña, quien se encontraba despierta, pataleando sus piecitos. Sonreí, luego busqué con la mirada a mi niño.

—Justin mi amor —el alza la mirada despacio. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y su rostro, inundado de tristeza— ¿Por qué lloras? Justin, ¿qué sucede?

—Mi amor, tienes que ser fuerte....el niño....nuestro hijo....murió.

Sentí como mi mundo se me venía abajo. Como mi corazón parece detenerse y mi alma desvanecerse. Mi vista rápidamente se nubla por las lágrimas que habían inundados mis ojos. Busqué desesperadamente tomar aliento, pero mi garganta me ardía de dolor y el aire se me escapa de mi boca.

—Justin... que... que me estas diciendo.

Justin se acerca a mi y me toma en sus brazos. Ambos estábamos temblando.

—Se murió Miley, anoche....

—¡No! —grité histéricamente intentando pararme de la cama, pero la mano de Justin me lo impide— ¡mi bebé no puede estar muerto, no puede Justin, no!

—Mi amor tienes que ser fuerte.

—¡No! —chillé.

Intenté con todas mis fuerzas pararme. Quería correr, quería salir a buscar a mi niño, a comprobar que aun seguía vivo, que todo era una horrible pesadilla.

—¡Suéltame! Tengo que ir a buscarlo, el me necesita.

—No hagas esto. No te hagas esto....

—¡No! Tengo que verlo, tengo que ir con él, mi bebe —me aferré a Justin mientras lloraba como una niña— No puede estar muerto.... no puede —las palabras se escapaban de mi boca siendo reemplazadas por el llanto. Nuestros se sollozos se mezclaban, mientras llorábamos juntos aferrados— ¿Por qué Justin, por qué, cómo?

—Estaba enfermo. Hicieron todo lo posible.

Solté un fuerte grito, aferrándome con todas mis fuerzas a Justin. No podía percibir que mi pequeña criatura, al quien sostuve en mis brazos apenas unas horas, esa misma persona que mantuve en mi vientre tantos meses sin saberlo, y aun así me enamoré de él al instante de ver su pequeño rostro, de sentir su piel suavecita y su calidez el dolor desgarró mi alma en mil pedazos, dejando un sufrimiento hasta en la sangre.

—Mi niño.....mi niño no puede estar muerto.

—No llores mi amor. Por favor no llores —murmuró entre sollozos.

—¿Dónde esta? ¡quiero verlo! —grité desconsolada, poniéndome histérica nuevamente e intentando salir corriendo.

Logré bajarme de la camilla, pero antes de que pudiera salir por la puerta, Justin me sostuvo en sus brazos.

—Miley por Dios no te atormentes. No hagas esto....

—Tengo que verlo. El me necesita —me dejé caer al piso, las lágrimas caían por mi rostro como cascadas— el me necesita, está solito, busca mi bebé Justin, tráemelo, te lo suplico.

—No será posible. Nuestro hijo ya es un angelito.

Solté un fuerte sollozo, enterrando la cabeza entre el pecho tembloroso de Justin. Después de tanta felicidad, ahora solo reinaba dolor y sufrimiento ¿cómo era posible semejante tragedia? Mi pequeño milagro, el angelito inesperado se había ido de tal manera tan repentina y misterioso, así como fue su llegada a este mundo.