-Papá, ya estoy en casa- anuncié en cuanto abrí la puerta y un olor a lasaña invadió mis sentidos, últimamente a mi padre le había dado fuerte con la cocina italiana -Traje compañía- miré por una ráfaga de segundo a mi acompañante.
-¡Estoy en la cocina!!- oí la voz de mi padre.
Miré una vez más Jazmín, quien no salía de detrás de mí con las manos en sus bolsillos esperando alguna señal por mi parte, y le hice gestos para que entrara de una vez.
Me causaba ternura verla así. Estaba como avergonzada, tenía su mirada hacia el suelo y caminaba de forma lenta. Muy distinto a cómo era realmente.
Tomé mi móvil sin poder contener una pequeña risita y le escribí
Flor: Mi papá no muerde
Mi respuesta fue su dedo del medio, delante de mi cara, y su lengua fuera de su boca. Solo ladeé la cabeza, para tomar luego su mano y hacerla pasar de una vez.
No puedo creer que le tema al buenazo de mi padre. La guié hacia el pequeño comedor, desde donde se veía a mi padre terminando la cena con un delantal azul puesto… no era muy linda imagen.
-Hola, pa- dije antes de dejar un beso en su mejilla
-Ey, cariño. ¿A quién trajiste?- dijo dándose la vuelta curioso para toparse con mi invitada especial -Ey, niña Jazmín...- expresó con ese tono amable que siempre usaba. Y tras esto comenzó a hacer un tipo de señas con sus manos.
Jazmín sonrió al verlo e hizo lo mismo. ¿Desde cuándo mi papá sabía hablar el lenguaje de señas? ¿Y por qué yo no lo sabía?
Se empezaron a comunicar entre ellos de esta forma y me sentí un poco excluida, no fue hasta que Jazmín puso sus ojos en mí que se dieron cuenta de mi presencia. Esta miró a mi padre y le hizo gestos para que me atendiera
-Ay, hija. Perdón- rió mi papá acercándose -Debes aprender el lenguaje de señas. Jazmín debe enseñarte ahora que son amigas-
-¿Cómo vos sabes hablarlo?- pregunté curiosa
-Andrea me enseño... Su madre- dijo encogiéndose de hombros -Somos grandes amigos-
-Ah, ya. Bueno, Jaz vino a ayudarme con algunas cosas de la escuela. Estaremos en mi cuarto- dije tomándola de la mano, y arrastrándola hacia las escaleras
-Ok, Pero ella se queda a comer, ¿verdad?- dijo mi padre viéndonos
-No lo sé. Preguntáselo vos-
Mario se acercó a Jazmín quien nos miraba tratando de averiguar de que hablábamos y se comunicó con ella a través de las señales.
Sonreí al verla asentir. Eso significaba que se quedaba. Bien… no quería que se fuera…
-Se queda- confirmó mi papá satisfecho
-Bien- asentí tomándola de la mano y caminando finalmente hacia las escaleras -Nos llamas cuando esté lista la cena-
...
Unos tontos nervios me invadieron antes de que Jaz entrara a mi cuarto. No quería que pensara que era una regada, o una cursi debido a la decoración. Gracias a Dios, esta ni se fijó mucho en las cosas… y si lo hizo no comentó nada.
Nos sentamos en mi cama, donde Jaz comenzó a ¨decirme¨todo lo que sabía de Daniel, mientras que yo apuntaba todo en una especie de pizarra que me había hecho hacía unos años.
Una vez en mi cuarto comenzamos a recopilar lo poco que sabíamos y a colocarlo en una pizarra que tenía antiguamente llena de afiches.
Jaz: Daniel es un imbécil egocéntrico. No solo en la escuela, sino también en la calle. Se ha metido en un montón de problemas pero siempre sale limpió.
Flor: ¿Por qué?
Jaz: Es un hijo de Papi. Su padre es uno de los hombres con más poder de la ciudad. Tiene bajo su dominio a casi todos los negocios locales. Mucha gente le teme, incluyendo el director del instituto.
Flor: Por eso Dani nunca ha sido expulsado.
Ahora todo encajaba
Jaz: Exacto. Lo que no sabe su padre es que su nene juega con drogas entre la sombras. Según mis fuentes Daniel lleva vendiendo drogas dentro del instituto desde hace un año. Y ha ganado poder.
Flor: ¿Quién es tu fuente?
Jaz: No creo que sea conveniente decirte. Sólo sé feliz con saber que dice la verdad
