Capítulo 27

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Aquella mañana en particular me había costado un trabajo enorme abrir los ojos e iniciar mi día… no se trataba de pereza, no, nunca fui de ese tipo de personas que preferían pasarse el día en la cama y no aprovechar el tiempo, pero esta mañana era diferente… la vagancia no era lo que dominaba mi cuerpo… sino la tristeza…
Mi reloj marcaban las cinco de la mañana la última vez que lo comprobé antes de que me capturara de una vez Morfeo. No había logrado dormir en toda la noche… mi mente estaba llena de pensamientos, y mi corazón lleno de culpa…
Quería verla… quería que estuviera acá a mi lado, que me abrazara tal y como lo había hecho algunas horas atrás… ¿Por qué el ser humano tiene que ser así? ¿Por qué tenemos que sentir celos del pasado?
Porque sí, Brenda ya era parte de su pasado, el único problema era que ese pasado podría volver…
Me sentí terriblemente culpable cuando por un segundo el deseo de que Brenda nunca apareciera pasó por mi cabeza… No, ella no tenía la culpa de lo que sentía. No podía desearle eso a ninguna persona, y menos a ella que solo era una adolescente.
Me comporté como un zombie todo el inicio de mañana… la conversación con mi padre durante el desayuno no pasó de un de acuerdo, y un adiós….
Al llegar a la escuela  todo me molestaba, al parecer mi nivel de antisocial estaba en su máximo tope.
Un suspiro lleno de derrota salió de mis labios al no encontrar la camioneta de Jaz en el estacionamiento… quería verla… que me dijera algo que cambiara mi horrible humor… pero eso no sucedió ¿Dónde estaba?
De esta forma fueron pasando las horas, yo actuando como un ser inerte y la gente viviendo a mi alrededor sin percatarse de nada.
Gracias a Dios, ya me encontraba en mi última clase… gimnasia… como la odio. No porque odiara el deporte, sino porque no soportaba con los que tenía que compartir equipo.
A penas un metro de mí se encontraba Daniel, quien a cada tanto me regalaba una mirada llena de… ah, que asco… ¿Me estaba mirando el culo? Asqueroso
-Bueno, acérquense chicos- dijo el entrenador Suar y todos cumplimos su orden –Formaremos equipos de a dos, para jugar al quemado. Daniel y Federico serán los capitanes. Y por lo tanto elegirán a sus integrantes… adelante-
En el momento que oí eso mi piel se erizó ¿Daniel sería capitán? No sé que es peor, si el hecho de que me elija o el que no. Si lo hace sería asqueroso participar como integrante en el equipo de semejante rata, pero si no lo hace… creo que me comería más pelotas que el más pringado del instituto.
-Pido a Miranda- dijo Federico de primero, haciendo que la rubia que se encontraba a mí lado diera brincos de alegría.
-Pido a Florencia- dijo Daniel sonriéndome de medio lado ¿Qué? Me quedé boquiabierta, y creo que no fui la única pues la cara de Lucía era todo un poema… sin duda ahora si estoy en problemas…
Las peticiones continuaron y acabé formando parte de un equipo conformado por Mariano, Enzo, Mateo, Virginia y Leonardo… sí, Daniel no había elegido a Lucía. Cosa que se deben imaginar cómo tenía a Lucía. Tal pareciera que echara fuego por la boca de la rabia que contenía en su interior.
El juego comenzó y no me sorprendí al ver una pelota volar a toda velocidad hacia mi cara… la venganza de Lucía sería dolorosa… ya tenía casi mis ojos cerrados esperando el golpe cuando este no llegó… ¿Pero qué?
Al abrirlos no pude contener la sorpresa ¿Qué mierda?
Delante de mí se encontraba nada más y nada menos que el estúpido de Daniel, quien me sonreía de una forma que solo aumentaba mis ganas de matarlo… ¿Por qué me salvó?
-El truco es huirle a la pelota, linda- dijo guiñándome un ojo. Linda su puta madre, baboso. Eso es lo que quería decirle, pero cuando iba a abrir mi boca ya estaba lejos de mí.
Durante todo  el juego la cosa continuó igual… Lucía tratando de matarme de un balonazo   y Daniel salvándome… ¿Pero por qué? ¿Por qué demonios me salvaba? Este es mismo chico que vende drogas y que me quería matar hace dos días ¿Cierto?
Poco a poco le fui cogiendo el truco al juego, y cuando me vine a dar cuenta en el juego solo quedamos Daniel, Virginia y yo de nuestro equipo. Mientras que del otro reinaba una Lucía llena de rabia, acompañada por un torpe Federico…
Virginia lanzó una pelota y… -¡Federico fuera!- oí por parte de Daniel en forma de celebración. Solo quedaba Lucía por derrotar para por fin acabar este absurdo juego…
-¡Virginia fuera!- gritó Lucía celebrando mientras yo solo observaba a la trigueña sostener su brazo con fuerza
-Sos una hija…- murmuró Virginia enojada mientras se retiraba del juego.
El próximo grito que oí fue el que me erizó la piel… Daniel estaba fuera. Lo que significaba que… Dios, esta es mi muerte.
-Ahora solo somos tú y yo, rarita- dijo Lucía sosteniendo la pelota.
Traté de darle con la que tenía en la mano, pero fue inútil. La muy hija de puta parecía Catwoman esquivando los balones.
-Dale con todo, Flor- sentí la voz de Vir a mi espalda ¿Me estaba animando? ¿Desde cuándo le caía bien?
Estaba por volver atacar cuando… PUM!!... todo se volvió negro.

Palabras (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora