Capítulo 17

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En una pequeña ciudad como esta, y más en Vancouver, es totalmente normal que siempre exista una cafetería concurrida. Aquella que reúne en sus cuatro paredes a todo tipo de personas que viven en la ciudad.
Todos van a ella pues ya es una tradición familiar. Lo hicieron sus abuelos, sus padres y ahora ellos…
A cualquier hora puedes toparte con una familia, con unos amigos sentados disfrutando de un delicioso café o de un delicioso pedazo de pastel. Era realmente hermoso…
Muy al contrario de LA, allí habían miles de locales, los cuales siempre en todos te vendían exactamente lo mismo. Y ni piensen de ese ambiente familiar…
En el caso de este pueblo, ¨La Ballena Blanca¨, era esa cafetería. Y acá es donde me encuentro ahora. Observando aquel ya no tan brillante letrero que reina en la entrada.
Solo dejé de mirar el cartel, cuando la mano de Jazmín se unió a la mía. La miré confusa, pero solo recibí una sonrisa de medio lado por su parte, para luego comenzar a caminar hacia dentro de aquella ya concurrida cafetería.
Acá trabajaba su madre ¿Cómo sería? ¿Jazmín se parecería a ella? ¿Le caeré bien? Mierda, eso… ¿Le caeré bien? Ya Jazmín tiene ganado a mi padre, pero una madre… eso es tarea dura.
Todas las madres tienen ese sexto sentido con sus hijos, y con los que lo rodean… ¿Ella se dará cuenta de que…? Mierda, que vergüenza…
Sin separar nuestras manos, cosa que amé, entramos por fin a aquel local. Era exactamente como recordaba de mi infancia. Nada había cambiado…
Las mismas mesas, manteles casi del mismo color… y ese ambiente tan pueblerino que me hacía sonreír ¿Seguirán haciendo aquellos chocolates calientes tan buenos? Siento mi boca salivar de solo el recuerdo.
Jaz nos guió hacia una de las últimas mesas, la cual estaba al lado del gran ventanal que nos mostraba la avenida principal.

Jaz: ¿Te gusta el lugar?

Flor: Sí, es lindo.

Flor: Había venido de pequeña, ya

Jaz: Es verdad. A veces olvido que viviste acá.

Jaz: Es raro que ni siquiera te recuerdo del cole ¿A qué edad te fuiste?

Flor: A los 6 años. Era muy chica

Flor: Yo tampoco te recuerdo

Es cierto… no la recuerdo. Pero debe ser que nunca coincidimos. Nunca olvidaría a tan hermosa niña…

Jaz: Ahí viene mi mamá

Al leer el mensaje, los nervios se apoderaron de mí. Es hora de enfrentar a la señora Del Río. Me volteé a ver a la dirección en que ella miraba, y unos ojos verdes exactamente iguales a los de mi compañera fueron mi recibimiento.
Sin duda era su madre. Era exactamente igual al de ella, solo que el tiempo ya había pasado por sus rasgos. Y sus cabellos eran de un tono castaño.
Moviendo sus manos y sin dejar de mirar a mi acompañante la señora se comenzó a acercar a nuestra mesa. Supongo que estaba hablando en el leguaje de señas…. Tengo que aprender más palabras.
De pronto la mirada de Jaz esta clavada en mí, me está señalando con la mirada…
-¿Así que vos sos la famosa Florencia?- la voz dulce de aquella señora se escuchó a mi lado, y al mirar hacia arriba me topé con una sonrisa de oreja a oreja.
-Creo que sí- me encogí de hombros tímida
-Soy Andrea, la madre de esta señorita- señalando a Jaz, la cual rodaba los ojos
-Un gusto, señora- asentí en forma de saludo
-Tu nombre no deja de " sonar" en casa en estos días. La señorita no deja de contarme cosas tuyas-  comentó, y mis mejillas se tornaron rojas. Al igual que algo comenzó a bailar dentro de mí ¿Jazmín hablaba de mí con su madre?
-Espero que cosas buenas- dije risueña. Me sentía nerviosa.
-Las mejores. Hacía mucho que no veía a esta gruñona tener una amiga- comentó la señora
Jaz le hizo señas con las manos, mientras su ceño se fruncía, pero Andrea solo ladeó la cabeza ignorándola.
-Sí, sí, las dejó. Flor, querida, pide lo que quieras va a la cuenta de la casa-
-Gracias. Un café estaría bien- dije simple. No quería abusar.
-Te voy a poner también un bocadillo. Estás muy flaca- dijo guiñándome un ojo -Y para vos, querida, lo de siempre?- esta vez fue con Jaz, la cual asintió.
Una vez solas, Jazmín comenzó a jugar con los pequeños sobres de azúcar que acompañaban al centro de mesa. Se veía linda haciendo eso.
Aprovechando su concentración, comencé a observar hacia la calle. Era lindo ver a las personas saludarse como si fueran amigos de toda la vida. Eso en LA era casi imposible verlo…
Mi sonrisa desapareció al ver los carteles con la cara de Brenda colocados en uno de los muros de enfrente ¿De verdad Jaz había forrado casi toda la ciudad con esos carteles? Me parece increíble… bueno, Jazmín es increíble ya de por sí.

Flor: Desde cuándo pones los carteles?

Leyó concentrada mi mensaje y luego su vista fue a parar hacia el cartel.

Jaz: Cuando pasó una semana de su desaparición. Desde entonces no he parado de poner carteles.

Flor: Eres la única que al parecer aún no se ha rendido

Jaz: Ni lo haré

Asentí leyendo sus palabras. Estaba por contestarle cuando noté como su cuerpo se tensaba en frente mío. ¿Qué le pasaba?
Su mirada estaba perdida en algún punto detrás de mí. Estaba a punto de voltearme a ver, cuando la vibración de mi móvil sobre la mesa anunciando un nuevo mensaje me detuvo.

Jaz: No mires ahora. Por favor.

La miré confundida, ¿Por qué no quería que mirara? ¿Qué había? ¿Sería Daniel? Asentí a pesar de mi curiosidad, pero gracias a Dios noté el viejo televisor que estaba justo enfrente de nosotros. Podía mirar por su reflejo, debido a que estaba apagado.
Dios, Flor. Sos una genia
Me acomodé de tal forma que en menos de un segundo, pude notar quien era el causante de su cambio de humor. Y juro que no fue nada bueno…
Ahí, justo a cuatro mesas de nosotras se encontraba aquel chico de mal aspecto que veía cada mañana.  Aquel de los tatuajes en el brazo y del perro pastor alemán, se encontraba mirándonos de una manera para nada amable.

Flor: Quién es ese tipo?

Jaz me miró con el ceño fruncido, claramente enojada y ladeó la cabeza.

Jaz: Te dije que no miraras

Flor: No lo hice.

Y moví mi cabeza para que ella viera mi método para ver al chico. Al notarlo solo rodó los ojos frustrada

Jaz: No te hagas la lista, Estrella.

Flor: No has respondido a mi pregunta. ¿Quién es?

Flor: Lo he visto varias veces por la mañana al caminar para la escuela. No parece buena persona.

Jaz: No es tampoco malo. Digamos que está en la línea media.

Leí confundida

Jaz: Se llama Javo y es un... "amigo", por así decirlo. Antes hacíamos negocios juntos.

Flor: Qué clase de negocios?

Jaz: Uno de los que me da vergüenza hablar.

Leí ese mensaje unos segundos. ¿A qué se refería? Una sola cosa se me pasaba por la cabeza.

Flor: Él es tu fuente, verdad? Él fue quién te dijo sobre Dani y las drogas?

Asintió lentamente, sin mirarme a los ojos. Sabía que había algo más pero no quería seguir preguntando. Realmente no quería confirmar lo que ya sospechaba.

Jaz: Él es el tipo de persona con el que jamás te querrás cruzar, Flor.

Otra que me dice eso…

Flor: Jaz, él nos puede ayudar. Estoy segura que sabe más cosas de las que te dijo sobre Daniel y su mercancía.

Jaz: Yo también lo sé. Pero Javo es nuestra última opción. Si acudimos a él. Ya no habrá vuelta atrás.

-Pequeñas, acá tienen su merienda- dijo Andrea acercándose a nuestra mesa y dejando las dos tazas con el bocadillo -Que lo disfruten-
-Gracias, señora del Río- dije con una sonrisa
Estaba por decir algo más cuando sus ojos se posaron en el tal Javo. Su cara se puso seria y su mirada pasó directamente a Jazmín.
Hizo un par de gestos con sus manos. Que mierda no saber este lenguaje de señas... Tengo que aprender ya.
Jazmín le contestó algo más que no entendí, cuando de repente mi celular empezó a sonar.
Me sorprendí al leer que era el nombre de Carla el que aparecía en mi pantalla.
-Ah, si me disculpan. Tengo que contestar- dije levantándome de mi asiento y saliendo del café bajo la mirada de Jazmín.
-Si?- dije al descolgar
-Flor, lo subieron. Lo subieron- decía Carla por la otra línea llorando
-¿El qué? Carla, respira-
-Subieron el vídeo!!! Subieron el maldito vídeo!! Ahora todos saben!!-

Palabras (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora