Capítulo 11

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El sonido de mi odioso despertador me hizo abrir los ojos de golpe. Odio empezar mi día así…
A regañadientes me levanté de la cama y me dirigí hacia el baño a hacer mi aseo diario. Media dormida bajé al primer piso en busca de mi padre, pero en vez de encontrar su melena llena de canas me topé con una nota reinando la mesa.
Me acerqué y tras desperezarme un poco la comencé a leer

"Lo siento, querida. Tendrás que desayunar sola. Tuve que ir a hacer un trabajo en casa de los Miller. Come todo. Te quiere papá".

Sonreí al ver la nota. Últimamente mi padre no paraba de trabajar. ¿Y cómo iba a no iba a hacerlo si era el único plomero decente de la ciudad?
Me senté dispuesta a saborear el desayuno de mi papá, cuando mi celular comenzó a sonar indicando un nuevo mensaje.
Ya saboreando los panqueques tomé mi móvil a ver de quién era y al leer el remitente casi me atraganto con mi manjar. Tomé agua para poder leer el mensaje con claridad.

Jazmín: ¿Por qué tardas tanto en salir?? Estoy hace casi una hora esperándote

Fruncí el ceño al leerlo. ¿Dónde estaba? ¿Habíamos qued
Flor: Dónde estás?

Jaz: Afuera de tu casa. Vengo a acompañarte a la escuela.

¿Qué? ¿Me había venido a buscar? ¿Por qué? No se lo pedí ¿
doo. Se me hizo tarde

Comí lo más rápido que pude y tomé mis cosas para salir a su encuentro.
Tal y como imaginaba, Jazmín se encontraba recostada al capó de su camioneta frente a la puerta de mi casa. Esta vez su cuerpo era cubierto por una remera gris y una chaqueta, acompañada por unos jeans rotos y unos tenis de color negro. Se veía extremadamente, y no me avergüenza decirlo. No se puede negar que Jazmín es toda una belleza de chica.
Una sonrisa de medio lado fue mi recibimiento, para luego alejarse del capó y abrir la puerta del copiloto, indicándome que pasara dentro.
-Hola-

Jaz: Buen día. Estás linda así

Al leer el mensaje mis mejillas se pusieron rojas como dos tomates y me miré de arriba abajo. No tenía nada de especial, solo unos jeans y una blusa común y corriente ¿Dónde veía lo linda?

Flor: Gracias. Tú tambn.

Jaz: Lo sé

Flor: Creída

Flor: Qué haces acá tan temprano??

Jaz: Vine a buscarte. No quiero que andes sola por ahí después de lo de Daniel.

Flor: No le tengo miedo.

Jaz: Sos valiente, pequeña. Pero no quiero que nada te pase por mi culpa.

Flor: Si me pasase algo no sería tu culpa.

Jaz: Flor, entraste en su radar por tratar de ayudarme. Así que sí, sí sería mi culpa.

Flor: Entré en su radar porque él es un idiota. Y no me arrepiento de ayudarte.

Ella leyó mi mensaje por unos segundos, y juro que pude notar una pequeña sonrisa formándose, pero antes de que pudiera decirle algo caminó hacia la otra puerta de la camioneta, para ocupar el asiento del conductor.
Hice una pequeña mueca frustrada, y sin más entré en aquella vieja camioneta. Al menos no tendría que caminar hacia la universidad.
Durante el trayecto aproveché para mirar la ciudad, debía pensar algo para mi proyecto de fotografía, pero no se me ocurría nada.
Un frenazo me hizo pegar un brinco en el asiento -¿Pero qué…?- murmuré mirando a Jazmín, cuando me di cuenta que esta prácticamente mataba con sus ojos a la figura que teníamos delante de nuestro capo.
Era el macarra… aquel chico que siempre veía cada mañana frente a la cafetería, solo que esta vez estaba frente a la camioneta. Sus ojos negros estaba posados en mi acompañante, al igual que los de ella en él. Tal parecía que estuvieran teniendo una batalla, la cual ninguno estaba dispuesto a perder.
Prácticamente se tiró ante nosotras, pero para nuestra suerte Jaz frenó con rapidez.
Jaz tenía su ceño fruncido, haciéndome recordar a como miraba a Daniel el día anterior. Estaba enojada. Sus nudillos ya casi se habían puesto blancos de presionar con fuerza el volante de su auto. ¿Quién era ese chico? ¿Y qué tenía que ver con ella?
Fue entonces que recordé las palabras de mi padre sobre ella… no andaba con buenas compañías… se refería a este chico ¿Acaso?
Tras unos segundos, el chico salió de delante de nosotros, y sin dejar de mirar a Jazmín, desapareció dentro de uno de los establecimientos. Una vez fuera de nuestro ángulo de visión sentí mi cuerpo relajarse… este tipo me daba una terrible mala espina. ¿Qué tendría que ver Jazmín con él?
Tras volver a la realidad, sus ojos verdes se posaron en los míos. Quería saber si estaba bien, yo solo asentí, pero no pude evitar preguntar.
-¿Qué pasa?- haciéndola leer mis labios para que me entendiera
Me miró por unos segundos, para luego negar con la cabeza y volver a acelerar.
Minutos después la universidad se hizo presente, y junto a esta la imagen de Daniel. El muy imbécil se encontraba sentado junto con sus amigotes en uno de los muros de la entrada, y al vernos pude notar como su ceño se fruncía. Nos estaba vigilando

Jaz: Te dije que no te dejaría en paz

Mirando hacia otro lado. Sabía lo que intentaba hacer… pasar desapercibidas.

Flor: Ignóralo solo. Por favor

Jaz: Lo haré. Pero vos no cambias de clases sin avisarme. No quiero que andes sola por los pasillos.

Flor: Jaz, no voy a esconderme por su causa.

Jaz: Flor, por favor. Hazlo al menos por hoy. Ok?

La mire dudando, no me escondería por semejante imbécil, pero al encontrarme con esas dos esmeraldas que ahora me veían preocupada no pude decirle que no. Ella sería mi guardaespaldas personal… después de todo eso no es tan malo ¿No?

Flor: Ok, solo por hoy.

Jaz: Me timbras en cuanto vayas a cambiar de turno de clases. Ok?

Flor: Ok

Comenzamos a caminar por la marea de estudiantes, hasta que finalmente llegamos a mi salón, donde ya Manuel recibía a sus estudiantes.

Flor: Llegue sana y salva ¿Estás contenta?

Al leerlo rodó los ojos para luego asentir
-Me voy- dije dándome la vuelta para entrar a mi clase.
No había dado ni dos pasos cuando sentí su mano agarrar mi muñeca, y hacerme volver en mis pasos.
-¿Qué pasa?- la miré confundida
Esta simplemente sonrió y su siguiente acción realmente me tomó por sorpresa. No fui consciente de lo que realmente pasaba hasta que sentí sus gruesos y cálidos labios posarse en la piel de mi mejilla… Dios, nunca antes un contacto tan leve me había hecho sentir tantas cosas.
Con la misma velocidad con la que se había acercado se alejó, dejándome como una estúpida estatua en mi lugar… estaba helada. Mi cerebro había perdido toda capacidad funcional en menos de un segundo ¿Qué me pasa?
La sonrisa en su rostro se hizo más amplia, para luego ser reprimida por sus dientes… mierda, nunca me imaginé que verla morderse el labio de esa forma podría ser tan sexy.
Solo pude tocar mi mejilla, la cual quemaba en estos momentos y mirarla como una tonta… solo la voz del profesor Izaguirre me hizo salir de mi trance y volver a la realidad.
Miré mi salón completamente lleno y luego a ella, para darme cuenta como ya se estaba alejando… No, no te vayas… quería otro. ¡Flor, control!
Negué con la cabeza, y tratando de no pensar mucho en lo sucedido decidí tomar asiento en mi salón. Estaba sacando mi libreta de notas cuando sentí mi móvil vibrar en mi bolsillo.

Jaz: Consejo: aléjate del tal profesor Izaguirre. No me fió de él.

Leí el mensaje con el ceño fruncido, ¿Por qué no confiaba en él?
Estaba comenzando a formular esas preguntas en mi cabeza cuando llegó un próximo mensaje… uno que hizo estallar mi cerebro y obligarlo a tomar vacaciones.

Jaz: Ah, por cierto, te ves linda cuando te sonrojas por un simple beso😘

Palabras (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora