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❝Amo la violencia con la que tu sonrisa destruye mi alma❞

Jimin esparció la loción sobre sus manos, el agradable olor a canela era lo único que podría calmarlo al menos un poco después de escuchar los gritos de su madre resonar por toda la casa.

Tenía que aceptar que el mal temperamento era de familia, la abuela aunque poco recordaba de ella, era casi tan parecida a su madre exceptuando el cabello castaño eso a leguas lo sacó de su abuelo.

Cuando puso finalmente un pie en el salón La calmada sinfonía resonaba en el esplendoroso salón,  debía reconocer el labor de aquel que se encargo de la decoración.

"Muy bonito..."  

Un lindo chandelier colgaba del techo iluminando cada rincón que sus ojos recorrían, mientras que muchos de los presentes bailaban al son de la música, algunos alfas sacando a bailar a sus parejas o a una que otra omega o beta que llamaba su atención.

Muchos omegas, betas y hasta alfas, de todas las clases sociales estaban finalmente reunidas ahí, todos con un mismo objetivo:  esperar a la llegada del adinerado alfa que recientemente había llegado a Busan.

Todos estaban emocionados por ello y la familia Park no era una excepción, aún más la Sra. Park que no podía estar tranquila sin dejar de morderse las uñas o levantarse de puntillas para poder llegar a observar al próximo caballero que ingresara por la puerta de la entrada del gran salón.

Jimin que hasta el momento observaba cada rincón con curiosidad, estaba siendo casi indiferente a todo lo que sucedía a su alrededor, trataba por lo mucho de distraerse contando cuantos de los grandes y antiguos candelabros habían sido colgados en ciertas partes del salón o admirando cada uno de los hermosos y pulcros ambientes del lugar, pasando su mirada por las enormes columnas que separaban ciertas áreas.

Y ciertamente reconocía que la gran lámpara de hermosos y brillantes cristales que colgaban del techo en el salón principal, era el espacio más asombroso de todos de esa magnífica construcción, por los pequeños y bellos detalles de unas cuantas tiras de telas blancas y transparentes le daban ese toque especial a la iluminación.

A diferencia de sus hermanos, Jimin no estaba vestido de ninguna manera glamorosa a la vista de cualquiera, ciertamente porque desde siempre nunca le ha gustado llamar mucho la atención, aunque su madre casi siempre se esmeraba en lavarle la cabeza con esas ideas, él simplemente elegía algo con lo que no le resultara bastante fastidioso cargar, pero eso no significaba que aquello le impediría mostrar uno que otro atributo que poseía.

Después de todo también se consideraba un omega muy lindo.

Tenía puesto un traje negro con una simple camisa blanca que tenía sencillas blondas en el cuello y en las mangas. Y que aparte de ello tenía un prominente escote en la parte del cuello que dejaba visualizar esa apetecible y delicada zona a la vista de cualquiera que se atrevía a apreciar la sencilla belleza del omega.

Su cabello grisáceo estaba perfectamente peinado para un lado y llevaba un disimulado rubor en las mejillas y un poco de sombra en los ojos ya que a este no le agradaba para nada abusar mucho del maquillaje.

En un descuido de su madre, Jimin aprovechó para alejarse de los demás, caminando en cualquier dirección que fuera lejos de su hostigante madre o sus fastidiosos hermanos, importándole muy poco algunos susurros que llegaban de casualidad a sus oídos sobre su aspecto o como había tenido la desfachatez de haber venido a una gala como esa, vestido de esa manera.

Our Pride ❦ Yoonmin [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora