🐺❝ Nuestro amor es como el viento, no puedo verlo pero si sentirlo ❞
Las luces alumbraban el esplendoroso escenario creando un ambiente realmente agradable entre todas los invitados.Algunos nobles se dedicaban más en invitar a alguna omega para acompañarlo a dar un corto y coordinado baile junto a otros alfas y omegas más.
El lugar estaba tranquilo, la madre de los Kim se encontraba sentada en una de las mesas privilegiadas de los nobles, asimismo la hermana del jefe de la manada Boseog y este mismo estaban sentados al costado de su progenitora, mientras que la omega menor se dedicaba a observar cada detalle con minuciosidad a cada invitado que pasaba por la gran puerta de ingreso, verificando por sí misma de que no hubiera ningún intruso que se haya colado en la ceremonia.
No era de su total agrado y tampoco era como si fuera capaz de soportar esos "malos entendidos" del que podría surgir en este innecesario y estúpido baile.
Así estuvo hasta que distinguió en la entrada al omega que ya había conocido antes y que desde un principio no le causó ningún sentimiento de empatía o generosidad hacia esa actitud tan irrespetuosa y rebelde que poseía el de cabellos grises.
Por lo tanto ni bien este y su familia ingresaron en el salón la rubia hizo un gesto de desagrado desviando la mirada hacia otra parte, fingiendo no prestar a los recién llegados.
Namjoon por el contrario se hallaba muy nervioso, alerta de todo lo que pasaba a su alrededor, su lobo estaba muy inquieto ante la espera de los Park y por alguna razón un gran interés por el hijo mayor de estos, por esa misma razón cuando ellos se hicieron presente en el salón, no pudo hacer más que acercarse y recibirlos con amabilidad, mostrando una cariñosa sonrisa al castaño para luego tomarlo de la mano y llevarlo hasta la pista de baile y comenzará un vaivén lento al compás de suave música.
—¡Joven Min! — llamó SoHyun desde su sitio al ver que el jefe de la manada de Daegu finalmente había venido pero este al parecer no se dio cuenta de su llamado y pasó de largo ignorándola hacia otra mesa disponible.— Ish... — murmuró.
No tan cerca de allí Jimin comenzaba a caminar lejos de los suyos, intentando visualizar al coronel Lee que había prometido asistir al baile de los Kim y lo único que esperaba era que este apareciera por aquí, pero la multitud de alfas, omegas y betas hacia más difícil el visualizarlo.
Suspirando, trató de distraerse viendo algunos artefactos de lienzo colgados en las paredes de la ostentosa hacienda, sorprendiéndose al encontrar uno que otro hermoso artilugio de las dinastías anteriores que claramente solo eran poseedores las familias con más renombre en toda la nación.
Estaba muy ensimismado en esas antigüedades que no le dio mucha importancia cuando su cuerpo empezó a ganar más temperatura, llegando a sofocante el ambiente, su cabeza daba vueltas y casi no podía mantener el equilibrio, una dolorosa punzada en su parte baja lo aturdió, liberando feromonas inconscientemente.
Su celo se le había adelantado.
Algunos alfas y hasta betas se dieron cuenta del repentino cambio de un aroma dulzón en el ambiente, su lobos pararon las orejas, alzando la cabeza para olfatear con mayor precisión el empalagoso aroma del pequeño omega peligris.
Rápidamente Jimin comenzó a correr del lugar lo más lejos posible, sin tomarle mucha importancia cuando algunas omegas se volteaban a mirarlo con desagrado.
Llegando hasta un largo pasillo de donde colgaban algunos candelabros y recuadros que pertenecían a los Kim.
Sus pies solo avanzaron lo más rápido que podía, creyendo estar lo suficientemente lejos como para estar a salvo, pero lo que no sabía era que aún estaba en la haciendo de los Kim, solo que ahora se hallaba en el pasillo donde estaban las habitaciones para los huéspedes, lejos de todos los invitados, pero aún así estaba expuesto a algún otro tipo de peligro.