18.El departamento de Arte

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Avanza el paso como si su vida dependiera de ello, y no es por menos. No quiso hacerle daño a JongIn, no a él, quién solo lo ha apoyado y amado desde el primer momento.

Probablemente sea algo cursi, pero no sabe estar sin él, y ahora en esta situación, no encuentra la forma de pedir perdón porque nunca habían llegado a este punto. Desde que comenzaron a salir, a pesar de mantenerlo oculto, JongIn no se quejaba y lo mimaba en cualquier ámbito, entonces ahora es KyungSoo quien debe ser bueno con él, y darle el lugar que siempre mereció.

Sin embargo, la única forma de volver a verlo en este momento es ir allá, a la facultad de artes, podría llamar a Lay pidiendo por la ubicación del moreno pero eso sería agregar una cosa más a la lista del porque es un mal novio, y ya tiene suficiente con su conciencia para bastante tiempo. Por lo tanto opta por hacer memoria de los lugares que JongIn suele frecuentar en el edificio, incluyendo el teatro y las salas de práctica.

No es nada fácil, el lugar es bastante grande sin mencionar que se topa con cada ser viviente salido de una revista, con todo y luces especiales, ropa de sesión fotográfica y rostros bendecidos por la naturaleza. Todos son artistas a su manera pero incluso él reconoce que hay niveles y le enorgullece saber a su novio en la punta más alta. Pero no está aquí para jactarse de lo maravilloso que es sino pedirle perdón y darle explicaciones al por mayor.

Enfoca su vista en el letrero del frente, está junto a otros tantos que indican, al parecer, "El olimpo de los dioses" como suele decir JongIn las facultades vecinas los han catalogado.

Debería ser ahí cerca dentro de alguna aula mientras realizan alguna puesta en práctica. Eso es lo que quiere imaginar porque sino deberá dar media vuelta e ir a las salas de danza y no tiene idea de dónde están, así termina aferrado al anhelo de encontrar a su novio ahí.

Avanza el paso desesperado, opta por el letrero superior deslizando sus pies hacia la izquierda tomando el camino de pasillos con puertas enormes distanciadas por varios metros unas de las otras. Se encuentra caminando en medio de una multitud dispersa, hombres y mujeres vestidos para alguna obra, otros meros espectadores al igual que él, esperando una señal divina para decidirse por fin entrar por alguna puerta.

Las personas caminan de aquí para allá entrando sin pudor de una sala en otra. No quiere ser un espectador y maravillarse con los dioses presentes, solo necesita al ángel que cayó del cielo y decidió quedarse a su lado. Claro, si dicho ángel aun quería seguir a su lado.

Entre tantas personas visualiza un enjambre en recién apogeo de varias chicas con prisa de tener un lugar, según escucho cuando una de ellas corrió rozando su hombro para alcanzar lugar. Decide comenzar por ahí, en un lugar donde hay muchas mujeres sin duda habría algún buen espécimen masculino, y si es parecido a JongIn no puede culparlas del todo.

Entra sigiloso siendo capaz de ingresar a pesar del gran alboroto fuera. En sus cálculos no hay error alguno, puede observar alguno que otro chico sin camisa sobre el escenario. Incluso jura y perjura que desde donde él esta le es visible la fina capa que baja desde la cien, recorriendo los pectorales de ese chico y disolviéndose mas allá por debajo del pantalón.

Quiere disculparse y pedir perdón por el microsegundo de malos pensamientos que tuvo.

Trata de distraerse buscando un asiento disponible, para su desgracia la parte media parece menos concurrida y termina por sentarse allí.

No es la primera vez que ve una obra de teatro, de esas ya perdió la cuenta. A JongIn le encanta invitarlo a ver sus presentaciones fuera del campus, aunque no pueda estar en primera fila, lo observa siempre desde las butacas superiores, manteniendo un perfil bajo por si llegase a babear mientras admira a su novio o por otro lado si alguien llegase a reconocerlo. Pero ahora es iluminado por las luces altas, entonces se da cuenta que es un ensayo. Más personas se unen al escenario, algunas con vestuario incluido y otras con sus respectivos libretos en mano.

Las chicas a su alrededor sueltan suspiros cada dos segundos mientras él pasea su vista de chico en chico para ver si puede reconocer alguno, pero nada. Posiblemente haya entrado a la sala equivocada, se levanta listo para marcharse cuando una voz impulsada por las bocinas deja heladas a las chicas a y él también.

— Tú tienes la culpa— se queja el chico nuevamente provocando la risa de las femeninas— eres demasiado bueno con él, solo debes hacerle ver que esta vez te lastimó...

Alguien grita algo parecido a: "¡Apaga tu micrófono, todos podemos escucharte!"

Y enseguida la voz hace silencio y un chico con el más bello rostro que cualquier otra chica que haya visto en su vida hace presencia deslizando, desde su vista, con suma delicadeza la cortina que separa la escena detrás de la puesta al público.

Este hombre, al contrario del primero que vio no solo tiene un buen rostro también el cuerpo de un atleta, bien formado y definido, lo sabe al ver de igual forma su pecho descubierto dejando ver su torso desnudo.

Niega con dificultad. KyungSoo nunca ha sido de esos que piensen en cada hombre como algo más que amigos. No es de ese tipo que va fijándose en cada hombre como si fuese su próxima conquista, incluso antes de conocer a JongIn, no esperaba encontrar el amor en semejantes adonis como lo era su novio.

Esperaba poder convivir con todos sin necesidad de parecer atraído por alguno, sin caer realmente por alguien, pero cree que si por alguna razón hubiese caído por equivocación en el departamento de artes antes de conocer a JongIn, habría tenido problemas.

— Disculpen—  el chico se disculpa, presionando algún botón del aparato que cuelga de su cintura.

Lo observa girarse y hablar con otra persona siendo incapaz de escuchar lo que está diciendo esta vez.

Los demás actores continúan repasando sus diálogos y uno a uno practica una danza extraña, luego lo hacen por equipos. Cuando está convencido que JongIn no está ahí, piensa en llamarlo y pedirle encontrarse sabiendo que buscarlo de esta manera en cada una de las salas le llevara todo el día. Trata de ignorar el hecho de que posiblemente el otro no atienda la llamada o continúe aun en práctica de baile y sea incapaz de atender el móvil.

Está en eso hasta que el murmullo de las espectadoras aumenta significativamente, alza la mirada esperando encontrar a otro chico con buen cuerpo. Sin embargo, sus ojos se agrandan y traga con dificultad. No es otro más de buen rostro y cuerpo salvaje, es Lay, sin pantalones rasgados ni sudadera cubriéndole el pecho, sin gorra escondiendo su cabeza.

He is mine [KaiSoo] [SooKai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora