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Hermione fue la primera en despertar a la mañana siguiente. Se habían movido durante el transcurso de la noche, ahora estaba acostada boca arriba y Draco acurrucado a su alrededor, abrazándola fuertemente mientras dormía.

A medida que se hizo más consciente, se dio cuenta de que, en algún momento, una de sus manos había deslizado su camisa envolviendose posesivamente alrededor de su pecho. Cada vez que se movía, incluso ligeramente, él la apretaba y la palmeaba suavemente.

El toque le trajo recuerdos de la unión y sintió que sus pezones se endurecían cuando sus dedos la rozaron.

Contuvo un gemido. Podía sentirlo pinchando contra su cadera. Pero estaba segura de que, si se movía, si lo despertaba intentando tener algo, él huiría tan pronto como estuviera consciente. Cálida y húmeda mientras crecía cada vez más, quería que él se quedara y que en verdad hablaran, incluso más de lo que quería atender las necesidades de gatita sexual desenfrenada que aparentemente era capaz de despertar dentro de ella.

Seguía profundamente dormido.

Hermione no estaba sorprendida.

Después del tiempo que Draco pasó en prisión, la magia que había usado para liberarse, sin mencionar la muerte y el arrastre de regreso, estaba sorprendida de que los sanadores no lo hubieran hecho acostarse también.

Quizás solo tenían miedo de despertarlo. Quería que descansara.

Parte de su conflicto, estaba segura, fue provocado por lo agotados que estaban los dos.

Se quedó en silencio y trató de pensar en algo que ocupara su mente. Miró alrededor de la habitación y sus ojos se posaron en un libro sobre la mesita de noche. Su brazo estaba mayormente libre; lo deslizó y tomó el libro suavemente. Era el texto sobre Veelas que había estado leyendo. Draco o Harry debieron traerlo para ella.

Descansando precariamente encima de su esternón sobre la mano de Draco, volteó a su lugar y comenzó a leer; tratando de ignorar la forma en que su pulgar pasaba suavemente sobre su pezón cada vez que cambiaba de página.

Para cuando comenzó a despertarse horas después, ella había leído todo el libro una vez y estaba haciendo un buen progreso en una segunda carrera. Le dolía un poco la muñeca desde el ángulo extraño que la sostenía y sintió que casi se le cruzaba la vista al leer el texto tan de cerca.

Hermione estaba en un estado de excitación casi agonizante.

Se había detenido muchas veces mientras leía, obligada a morderse el labio y flexionar las piernas y los dedos de los pies en un intento de distraer su mente de la creciente necesidad que se estaba apretando cada vez más dentro de ella, gracias a las caricias inconscientes de Draco.

Incluso su respiración constante, rozando ligeramente su piel comenzaba a hacerla sentir un hormigueo. No creía que pudiera sentirse más tensa por la excitación.

Cuando él se movió de repente, Hermione no pudo evitar que un gemido silencioso escapara de sus labios. Su respiración se detuvo de repente y pudo sentir todo su cuerpo congelarse cuando él se despertó.

Cerró el libro y lo volvió a poner sobre la mesita de noche.

Podía sentirlo lentamente dándose cuenta de dónde estaba y dónde estaban sus manos. Permaneció estático, aparentemente perdido sobre qué debía hacer a continuación.

—¿Dormiste bien?— finalmente le preguntó.

—¿Como llegué aqui?— cuestionó, deslizando su mano lejos.

—Te quedaste dormido en esa silla. Te moví.

Podía sentir que se molestaba con ella y, a pesar de su resolución de no preocuparse por eso, descubrió que no podía.

Love and Other Misfortunes *Traduccion*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora