O2.

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A primera hora del día miércoles SooBin le envió al nuevo inquilino la clave del departamento para ingresar y el contrato para que tuviera una copia.

El chico le había dicho que dentro de la semana estaría mudándose, pero no le dijo cuándo exactamente, es por eso que desde el día en que se reunieron SooBin limpió el dormitorio cada día para que estuviera impecable cuando llegase, siempre hacía aseo antes de irse a la universidad y eso es lo que más le agradaba y le animaba el día.

Estaba en la universidad saliendo de una de sus últimas clases del día cuando se encontró con BeomGyu de camino a la salida.

—Hey, ¿Qué tal? —Saludó BeomGyu en su mejor versión del chico extranjero que era. Le gustaba a SooBin la forma en que se expresaba, tan relajado y confiado, muy diferente de la gente nacida en Corea.

—Todo bien, ¿Cómo te ha ido con los trabajos?—

—Bien, aunque estoy curioso por algo. ¿Hablaste con YeonJun?

—Lo hice, incluso me reuní con él, quiso firmar el contrato enseguida.

—Vaya, ese chico me había dicho que necesitaba un lugar pero no tan urgente. De todas formas, ¿ya se mudó?

—No, ¿por qué?

—Vamos a beber algo entonces, es viernes y estoy seguro que mañana y el domingo te vas a encerrar en casa a estudiar.

SooBin sonrió mientras BeomGyu pasaba su brazo por sus hombros y caminaban juntos hacia el lugar preferido de los dos para beber unas cervezas y conseguir algo de pollo, era lo que más le gustaba a su amigo. A veces no podía salvarse de las invitaciones de él, pero esta vez no estaba buscando salvarse, porque sabía que era verdad lo que había dicho, el fin de semana se iba a encerrar a estudiar y lo iba a hacer si o sí.

Llegaron al local de comida rápida que estaba cerca de la universidad, pidieron del menú todo lo que llevara pollo y además una cerveza para cada uno. Comerían hasta cansarse y beberían lo que el cuerpo resistiera, solían hacer eso una vez al mes y para desgracia de SooBin, había caído justo en el día en que su nuevo inquilino se mudaba.

Las clases para YeonJun habían acabado al medio día, había tenido suerte de que una de las profesoras cancelara las clases por un asunto personal, eso le daba más tiempo para arreglar sus cosas y mudarse por fin.

Estaba en la puerta del departamento de SooBin con el celular apagado en su mano, recordaba la clave de acceso, pero antes de entrar quería saber si el dueño se encontraba en casa. Tocó tres veces el timbre y no hubo respuesta, así que ingresó la clave y entró. Recordó cada una de las reglas, las había leído cada que tenía un tiempo libre durante la semana.

Entró silencioso y se dirigió hacia donde estaba su habitación, no había tenido que pasearse para saber cuál era ya que en el contrato estaba tan bien descrito la ubicación de todo que ya casi se lo había imaginado. Se encontró con una habitación más grande de lo que pensaba y una cama de plaza y media que ocupaba el centro de la habitación. Tenía un closet en la pared y muebles blancos y negros, todo muy minimalista, le gustaba.

Como no escuchó ningún ruido al entrar supuso que SooBin aun no llegaba, así que decidió ordenar sus cosas primero y luego tomar una ducha. El baño estaba en el pasillo, no era compartido ya que la habitación principal en donde dormía SooBin tenía un baño privado. Cuando salió de la ducha se cambió por una ropa más cómoda, la temperatura al interior del departamento era cálida, así que una camiseta blanca delgada y un pantalón delgado gris eran perfectos.

Había traído su comida, en el contrato decía que podían compartir la comida o bien separarla si querían. Eso aun no lo habían hablado bien, en realidad era poquísimo lo que había hablado con SooBin. Terminó acomodando lo que pudo en los muebles y en el refrigerador, todo estaba tan ordenado que nadie pensaría que un joven de tan solo 19 años viviera allí.

Primer Sentido: El Tacto | YeonBin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora