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Lunes y martes ninguno de los dos coincidió en sus horarios, mientras SooBin estaba en la universidad, YeonJun estaba cumpliendo con trabajo extra en la cafetería. Cuando SooBin estaba en casa en la tarde, YeonJun estaba en la universidad y luego volvía al trabajo a hacer el turno de noche. Por la mañana se movían tan silenciosos por la casa para no despertar al otro, hasta que el día jueves, día en donde ambos coincidían con sus horarios, se toparon de golpe en el pasillo hacia la cocina.

YeonJun había salido recién de la ducha y traía puesto solamente un jeans gris y sobre sus hombros la toalla con la que secaba su cabello cuando vio a SooBin saliendo de la habitación. Estaba vestido, a comparación de él, llevaba una camisa sin mangas roja y jeans negros ajustados, el mayor lo miró de pies a cabeza y aunque en su mirada había pura indiferencia, sus mejillas lo habían delatado volviéndose de un suave color rosado que lo hizo ver más atractivo.

El pelinegro pasó rápidamente hacia la cocina sin dirigirle la palabra y fue seguido por el más viejo quien solo se quedó apoyado con la cadera en uno de los muebles mientras revisaba el celular.

El aroma del café invadió la cocina y aunque no quería ser amable con el peliazul, SooBin sirvió dos tazas de café y dejó una cerca del muchacho que había estado concentrado en su celular. Mientras bebía del café aprovechó de hacer unos huevos revueltos con tostadas, era más rápido para desayunar y ya estaba atrasado.

Cuando estuvo listo se dio cuenta de que había hecho demasiado para él y como si el maldito destino, o lo que fuera, intentara jugarle una mala pasada, otra vez tuvo que darle un poco de lo que había preparado a YeonJun, aunque antes de que tomara asiento en la mesa le pidió que fuera a ponerse una camisa o algo. El chico soltó una risa y solo se sentó.

-En el contrato no dice que no pueda comer sin camisa. -Dijo con una sonrisa burlona mientras tomaba un bocado de la tostada con huevo. SooBin solo lo fulminó con la mirada. Cómo era posible que se atreviera a burlarse así de mí, pensó. Pero solo lo dejó pasar porque no quería comenzar el día de malas. Suficiente ya había tenido con los dos días que pasaron donde se torturó una y otra vez con lo que había hecho el domingo. Solo pensarlo le estaba quitando el apetito.

Evitó mirar a YeonJun hacer lo que hiciera mientras anduviera sin camisa, se concentró en el plato que tenía frente a él y el café que le estaba haciendo volver a la vida. De reojo había visto al peliazul que se había levantado por más café y cuando estaba viendo su espalda el celular en su bolsillo vibró y maldijo por lo bajo porque le había dado un susto de muerte, viendo que era nada más que BeomGyu haciéndolo apurar para llevarlo a la universidad.

Cuando se volteó con la taza llena de café vio como rápidamente SooBin se apresuraba en beber y comer su desayuno, y dejaba la loza en el fregadero. Frunció el ceño extrañado por lo apresurado que estaba hasta que vio el reloj en la cocina que marcaba las 7:47, tenía menos de 10 minutos para llegar a la primera clase.

Tan rápido como había sido el peliazul se bebió el café y dejó la loza en el fregadero también, corrió hasta su habitación terminando de vestirse tan rápido como pudo para alcanzar el autobús y salió rápidamente de su habitación chocando nuevamente con el pelinegro en la salida mientras se ponían sus zapatillas.

Cuando estaban caminando al ascensor ambos apretaron el botón tocando sus dedos sin querer esta vez y SooBin rápidamente se disculpó, salvándose del incómodo silencio por la llamada de BeomGyu al entrar al ascenso.

-¿Ya vienes? Se está haciendo tarde.. Por cierto, ¿está YeonJun ahí? - Miró de reojo al peliazul que se estaba arreglando el cabello en el espejo.

-Sí, voy bajando el ascensor con él.

-Perfecto, los llevo a ambos. -Dijo BeomGyu y cortó la llamada.

Primer Sentido: El Tacto | YeonBin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora