17.

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-No me siento cómodo así. -Dijo SooBin arrodillado sobre la cama del peliazul, sus ojos habían sido vendados por el mayor y aunque antes de que lo hiciera se sentía bien, luego de darse cuenta de la oscuridad comenzó a sentirse incómodo. Todavía más cuando sus sentidos parecieron activarse tan repentinamente que incluso podía sentir el aroma del shampoo de YeonJun.

-Oye, tranquilo...-Escuchó frente a él, poco después sintió unos pasos y su cuerpo se tensó cuando el colchón se hundió a su espalda. Por alguna razón sintió como si hubiera alguien más en esa habitación, pero por supuesto que era solo su imaginación.

Sentía sus manos sudando esperando que YeonJun hiciera algo y se sobresaltó cuando el aliento del peliazul chocó contra su nuca al susurrar. -Comenzaré a tocarte... Si te sientes muy incómodo y llega a ser insoportable, solo tienes que decirlo.

El pelinegro asintió en respuesta, se concentró en su respiración para prepararse. Aunque parecía que había superado su fobia estando con YeonJun era muy distinto haciéndolo con los ojos vendados. Su mente estaba tan frágil que era tan fácil engañarlo, incluso él lo sabía.

Intentó eliminar de su mente cualquier pensamiento y solo concentrarse en lo que iba a suceder.

Lo primero que sintió fueron las manos del peliazul en su cintura, estaba a su espalda aún, podía sentir su respiración.

-¿Por qué no vas diciendo en voz alta lo que sientes cuando te toco? Así tú mismo eres consciente de lo que estás sintiendo. -Tragó saliva al escuchar la sugerencia del mayor y aunque le avergonzaba un poco, sabía que podría ser de ayuda.

Las manos de YeonJun subieron por los costados del torso del peliazul, éste último inevitablemente aguantó la respiración por unos segundos y apretó las manos en sus muslos. Lo que estaba sintiendo era un manojo de nervios que se estaba instalando en su estómago.

-Lo único que siento son... Tus manos.

-¿Algo más?

-Son cálidas... Lo puedo sentir a través de mi camisa. - Cuando YeonJun escuchó la respuesta del pelinegro enseguida una sonrisa se formó en sus labios. Al parecer SooBin era más sensible de lo que pensaba. Quizás por eso mismo le causaba cierto rechazo el tocar a algunas personas.

El peliazul bajó la mirada por la espalda del mayor, viendo que al subir sus manos también había levantado la camisa del chico, exponiendo su piel, lo que hizo que alcanzara a ver lo pálido que era. Deseó bajar sus manos a su piel, pero necesitaba ir más lento, así que su próximo destino terminó siendo el pecho del pelinegro.

-¿Te digo que siento aquí? -Murmuró YeonJun cerca de su oído, acercándose más a la espalda del chico hasta pegarse a él, manteniendo sus manos en el pecho del menor, sintiendo contra su mano derecha los fuertes latidos de su corazón. Aunque no podía ver el rostro del pelinegro se pudo imaginar que las mejillas del chico se habían puesto rojas, y no estaba del todo equivocado.

-No juegues así conmigo...

-Sólo relájate, vas bien hasta el momento. -Dijo el peliazul acariciando con sus labios cerca de la mandíbula del menor, sintiendo como encogía el cuerpo ante aquel contacto. No buscaba hacerle sentir incómodo, solo esperaba que disfrutara las caricias como nunca lo había logrado hacer antes.

Continuó con sus labios rozando la mandíbula del pelunegro hasta sentir que se relajaba de nuevo, depositando pequeños besos mientras deslizaba lentamente una de sus manos por el abdomen del menor. Fue inevitable introducir sus dedos bajo la camisa para acariciar su piel, sintiendo que SooBin hacía su cabeza hacia atrás, apoyándola en el hombro del peliazul, disfrutando de los besos y pequeñas mordidas que le daba en el cuello.

Primer Sentido: El Tacto | YeonBin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora