Epílogo.

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Tres años después.

-No sé de quién son todas estas cajas con libros, pero lo odio, de verdad. Antes de mudarse podrían haber donado algunos al orfanato. - Se quejó BeomGyu dejando caer una de las últimas cajas con libros que había ayudado a cargar al nuevo departamento de la pareja. SooBin le dio un golpe en el hombro y arrastró la caja hacia una de las habitaciones.

-Genio, eso ya lo hicimos. Estos libros son con los que nos quedamos y los que necesita YeonJun para este año de universidad. -Dijo SooBin mientras regresaba hasta BeomGyu y aceptaba la botella de agua que le ofrecía el más alto.

-¿Hablas en serio? Pero si son más de cincuenta libros, no creo que los vaya a leer todos.

-Te aseguro que sí lo hará. -Dijo con una sonrisa el pelinegro al recordar todos los libros que habían leído juntos. YeonJun demoraba un poco en acabar un libro, pero lo hacía.

-¡Llegó por quien lloraban! - Se escuchó un grito desde la puerta y voltearon a ver al chico que había interrumpido en el nuevo departamento. Era TaeHyun y no venía sólo, a su espalda estaba YeonJun quien se reía por lo escandaloso que era el chico. SooBin ni siquiera pudo saludar bien a TaeHyun cuando el chico fue atacado por BeomGyu que lo había estado ayudando con la mudanza. TaeHyun fue envuelto entre los brazos de su novio como si hace muchísimo tiempo no se hubieran visto.

Cuando SooBin notó la presencia de YeonJun, sintió ese extraño revoloteo en su estómago. Lo vio acercarse rápidamente a él y se sorprendió cuando el peliazul le dio un corto beso en los labios mientras acariciaba suavemente su cadera.

-¿Fue muy agotador subir todo? -Preguntó YeonJun viendo el rostro sonrojado del menor después de aquella muestra de cariño frente a los otros dos que, aunque podría estar incendiándose el departamento, no prestaban atención a otra cosa que a ellos y su burbuja de amor.

-Demasiado, pero BeomGyu hizo gran parte del trabajo en realidad. -YeonJun escuchó la voz grave del pelinegro mientras lo veía secar el sudor de su frente por el esfuerzo que había estado haciendo con su holgada camisa. El peliazul no pasó por alto la piel expuesta, pero se repitió una y otra vez que no estaban sólos.

-Me hubiera gustado ayudar.

-No podías, no es que no quisieras. -Murmuró SooBin mientras envolvía con sus brazos el cuello de YeonJun, acercándose al cuerpo del menor. - Debería tomar una ducha, BeomGyu nos invitó a comer, dijo que no podíamos negarnos.

-¿Y si le dices que ellos se adelanten? Creo que yo igual tomaré una ducha. -Susurró juguetonamente YeonJun en el oído del pelinegro, mientras con mucho cuidado de no ser descubierto por los otros dos que estaban aún en la sala, metía su mano bajo la larga camisa del menor, acariciando su trasero sobre el pantalón para luego agarrarlo con fuerza, provocando que el pelinegro soltara un vergonzoso gemido.

-¿No podían esperar a que nos fuéramos? -Dijo un indignado TaeHyun mientras se alejaba de BeomGyu que intentaba atraparlo entre sus largos brazos nuevamente. - Nos vamos, los esperamos en nuestro departamento. Si no vienen los vendré a buscar.

SooBin tenía hundida su cara en el cuello del menor, sin ver cuando sus amigos se fueron. Había aprendido que YeonJun a veces era un poco travieso y no le disgustaba, pero por supuesto que lo hacía sentirse avergonzado a veces.

Se alejó del mayor una vez estuvieron sólos y le dedicó una pequeña sonrisa al chico que no apartaba la mirada de su rostro. Si continuaban mirándose de esa forma, entonces las cosas terminarían muy mal, con sus dos amigos enojados por no ir y él con mucha hambre. Y realmente YeonJun no quería ver al pelinegro enojado.

Primer Sentido: El Tacto | YeonBin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora