O3.

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La mañana siguiente luego de haber bebido de más con BeomGyu siempre era la peor, esta vez no era la excepción, SooBin se encontraba tan mal que no se había levantado de la cama ni siquiera para ir al baño. Había caído en un completo coma después de que salió de la ducha y se acostó.

Al despertar un dolor punzante se hizo presente en toda su cabeza, se puso en pie muy lentamente, recogió la ropa que había dejado tirada y que tendría que lavar enseguida ya que apestaba a cerveza y fritura.

A pesar de encontrarse tan mal, limpiar jamás iba a ser algo que dejase de hacer. Miró la hora en el reloj de mesa y maldijo por lo bajo cuando se dio cuenta que era tarde, hasta que recordó que hoy no había clases y por un momento el dolor de cabeza desapareció.

Fue al baño a lavar sus dientes y asearse rápidamente para luego salir de la habitación con el cabello húmedo, era lo único que lograba aliviar su dolor de cabeza. Todo el silencio fue interrumpido cuando pasó por la sala en dirección a la cocina y se detuvo en seco. En el sofá estaba el nuevo inquilino con un libro en la mano y la televisión encendida. Cuando el de cabello azulado sintió la mirada del otro levantó la vista y lo observó.

—Buenas tardes... ¿Estás bien? —Dijo el chico poniéndose de pies para acercarse a SooBin. No recordaba cuándo había llegado el chico, ¿lo había visto ayer en la noche? No recordaba mucho, solía pasarle que luego de unas horas podía recordar las estupideces que hacía con BeomGyu y siempre era algo de lo que se arrepentía.

Se mordió el labio inferior intentando recordar, pero fue imposible.

—Estoy bien... Sí. Siento no haberte recibido adecuadamente.

—Bueno, no tuve cómo avisarte que llegaría ayer por la noche y... —Dejó de oír al cabello azulado cuando escuchó que había llegado ayer en la noche, entonces sí había visto el estado en el que se encontraba y seguramente había hecho algo que lo avergonzaría. —... De todas formas, a pesar de que llegaste algo pasado de copas, solo te fuiste a tu dormitorio y no saliste hasta ahora. Pensé que te había pasado algo, pero no quise interrumpir en tu dormitorio.

Soltó un suspiro mientras pasaba una de sus manos por su cabello húmedo, no había hecho nada estúpido y estaba agradecido. Pero a la vez se sentía algo avergonzado por la forma en que lo había visto siendo que era el primer día del chico. No quería que se imaginara que siempre era así.

—Hiciste bien. ¿Ya desayunaste? —Cambió de tema rápidamente y se dirigió hasta la cocina mientras era seguido por YeonJun. Vio que sobre la mesa estaba servido un montón de comida y su estómago enseguida rugió exigiendo algo de comida.

—Desayuné temprano, pero preparé la comida para cuando despertaras. Podemos comer juntos.

No se hizo de rogar y tomó asiento, esperó que el chico sirviera el arroz y se sorprendió de ver que había preparado kimchi y algunas otras guarniciones que no había disfrutado desde hace mucho tiempo.

Con los palillos en la mano esperó que SooBin diera el primer bocado de lo había preparado para él. Sabía que iba a estar hambriento y por la poca comida que había visto bien organizada en los muebles, parecía que hace tiempo no comía como correspondía. Sonrió ampliamente cuando vio que el pelinegro se llevaba a la boca un gran bocado de arroz con kimchi y enseguida tomaba un trozo de carne de vacuno, le agrada ver que a la gente le gustara lo que cocinaba.

Comieron en silencio toda la comida que había preparado YeonJun, una vez que acabaron fue el más viejo quien comenzó una conversación.

—Te he visto ayer en la universidad ¿no te acuerdas de mi?

SooBin sonrió y asintió a su pregunta, claro que se acordaba de él. Las chicas estaban vueltas locas hace un año atrás por el chico nuevo, el que tenía unos labios encantadores decían.

Primer Sentido: El Tacto | YeonBin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora