Cap. 1 - La Historia de un Perro.

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Eran aproximadamente las ocho de la noche, no recuerdo muy bien la hora, pero sé que el sol llevaba un buen rato abajo. Y esa era una hora en la que normalmente mis tías nos tendrían en la oficina hasta tarde. ¿Qué estaba pasando? Un gran acontecimiento. Algo histórico para nuestra familia. Mientras toda mi familia esperaba, yo estaba viendo esa estrella que está cerca de la luna, como siempre solía hacerlo. Algunas veces a esa edad creía que esa estrella era algo más que una luz en el cielo, pero con el tiempo llegó a dejar de importarme. En ese momento, trataba de no perderla de vista, cuando mi primo llegó donde mí, gritando.

—"¡¡¡DANIEEEEELL!!! ¡Vamos! ¡Rápido! ¡La Duquesa está teniendo!" — gritaba Abraham, mi primo, casi quedándose sin aire entre cada palabra y apenas creando una oración. Por si fuera poco, interrumpiéndome en medio de mi diario intento de encontrarle propósito a algo sin sentido. Pero, aunque parezca extraño, era algo más importante que eso. El can de la familia, Duquesa, quien había tenido nuestro apellido por una cantidad insana de tiempo, estaba dando a luz después de no sé cuantos meses. No he averiguado bien si los perros esperarán la misma cantidad de tiempo que los humanos para tener hijos, a lo mejor es menos, lo cual sería extraño dado que llegan a tener más.

Todo esto pasaba por mi cabeza a medida nos acercábamos a la vieja bodega de la casa de mi abuela donde la pobre duquesa se pudría en su vejez. Ese animal había llegado a más edad que un niño sin vacunar, y a pesar de su alta edad estaba dando a luz. Éramos exactamente nueve primos presenciando el nacimiento de un montón de perros. Nueve perros salieron ese día del vientre de aquella madre perruna luchona, las coincidencias así siempre me dejan mucho que pensar.

Pasamos toda la noche al lado de esa perra dándole apoyo como si fuera nuestro equipo preferido que estaba jugando las finales. Apenas era un niño, y ver algo así, aparte de ser lo más asqueroso que había visto hasta el momento, era lo más extraño. Me senté esa noche en el suelo de la bodega que nadie se molestaba en barrer. Mi short favorito se ensuciaba y cada vez tenía que alejarme más del cuerpo de la perra debido a los líquidos que salían de su interior. Su placenta empezó a darme asco, eso hasta que se la comió. Uno cree que la vida es dura hasta que ve un animal comerse uno de sus órganos. Hicimos el conteo, exactamente nueve cachorros, para exactamente nueve primos.

Nuestra familia era bastante unida, en comparación a las leyendas que se cuentan entre los tíos sobre como solían llevarse nuestros antepasados. La familia Medina, "Los Medina", según lo que me contaban en algún momento llegamos a ser una de las empresas de transporte más importantes de todo el puerto en donde vivimos. Todo eso se derrumbó cuando nuestro propio apellido se puso en nuestra contra. Nos llamábamos a nosotros mismos nombres. Y derramamos nuestra propia sangre con peleas infantiles que solo existían en nuestras cabezas, cometimos canibalismo entre nuestro apellido y nos destruimos por dentro, dejándonos con tan solo 16 carros y un poco de terrenos para sobrevivir los que quedamos. Por suerte, después de la tormenta, viene la calma. Los pocos de apellido Medina que sobrevivieron, y los que no huyeron, fueron mis abuelos. Mis abuelos tuvieron cuatro hijos, Dos niños y dos niñas, no exactamente juntos, pero eran sus hijos después de todo. Después de esa generación de hermanos, todos tuvieron hijos, quienes ahora son mis primos y hermanos. Las mujeres tuvieron ambas dos hijos y los hombres tuvieron ambos tres hijos, el último no nació hasta mucho después.

Alan fue el primero de nuestra generación en nacer, llamado así en honor a mi padre como su primogénito, Alan era nuestro líder, y nuestro ejemplo a seguir. Ligia fue la siguiente en la línea, siendo la primera mujer, hija de la primera mujer, Kenelma. Y después de ella nació el siguiente, su hermano Carlos, por poco mellizos. Podrás decir que se ven distinto, pero incluso a ellos mismos les duele decir que son completamente iguales. Siempre dije que eran la misma versión solo que en diferente sexo. Ayleen fue la cuarta integrante. También hija de Alan, el hijo mayor de mis abuelos, hermana de Alan hijo. Y, por si fuera poco, hermana mía. Yo era el quinto. Quiero creer que por eso solían llamarme "Quitcho" cuando jugábamos a "Los Chans". Una historia muy graciosa, por cierto, pero quizás la cuente en otro libro. Después de mi seguiría mi prima Genesis, hija de José, llamado así por mi abuelo. A ella le gane por una semana el puesto. En el séptimo lugar estaba Abraham, hijo de Wanda, quien la menor de los tíos. Él era el dueño de la Duquesa. Después de Abraham seguía Janylee, también hija de José, con la maldición del nombre impronunciable. Y por último Josué, el segundo de Wanda, quien apenas logró entrar a esta lista pues era solo un niño, mucho más niño. Ya que establecimos los nombres, seguiré contando la historia. Ya parezco la Biblia. En fin, todos los primos estábamos ahí, todos reunidos ese día esperando el nacimiento de muchos cachorros, sin tener idea que, dentro de unos minutos, todos conoceríamos a nuestro mejor amigo.

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