Cap. 10 - Kenai, el Perro Homosexual.

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Thunder no fue el único perro que hubo en mi familia, un día mi padre llegó a la casa con un cachorro extremadamente hermoso y apapachable. Mis hermanos y yo lo llenamos de caricias todo el tiempo que estuvo pequeño y eso fue bastante tiempo, pues era un pequinés. Uno de esos perros que solo crecen de lo largo, pero nunca de lo alto, a pesar de tener muchos años de vida siempre podías cargarlo en tus manos y lanzarlo por doquier. Kenai era el nombre que, según mi padre, las antiguas dueñas le habían dado, nos gustó mucho, así que se lo dejamos.

Kenai y Thunder eran grandes amigos, usualmente los perros no se llevan bien, pero estos dos se complementaban. La valentía de Kenai era algo que Thunder no tenía y la altura de Thunder pues... ya entienden el punto.

Kenai era más bravo que Thunder, se lanzaba a los carros que pasaban y ladraba, o más bien chirriaba, a la gente que pasaba. Eran muy buenos amigos y se veía como una relación muy hermosa, hasta que la necesidad llegó. Como dije, los perros no discriminan a quien hacerle el "delicioso". Y cuando la hora llegó, y las hormonas golpearon a ambos cachorros, estos no dudaron en hacerlo. Lastimosamente, Kenai era el alfa, él era quien tenía que dar y Thunder se quedaba quieto para recibir el "frutifantástico". Un día me los encontré en el acto del "rico-suave" y era completamente lamentable. Thunder era demasiado alto para Kenai así que este solo se quedaba parado dándole al aire con todo. Y nunca hubo ningún tipo de suceso, realmente nadie le hizo a nadie las "relaciones". Pero siempre decían que mi perro era homosexual, aparte de miedoso, también jugaba para el otro equipo.

Un día le presente a una perra y pues pasó lo que tuvo que pasar. Así que no se si eso lo hace "bi". Tal vez solo era un perro tratando de encontrarse en el mundo, de poder hacerse un tatuaje, se lo hubiera hecho.

Eventualmente, un día llegué a mi casa y recibí la noticia que Kenai había jugado la carta del valiente de nuevo, pero esta vez el carro que iba persiguiendo terminó por quitarle la vida. Ni siquiera pude ver el levantamiento, un día lo acaricié por última vez y no tenía idea.

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