Cap. 6 - La Tortuga.

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Esta es una de mis historias favoritas, aquí va.

Mientras tenia a Thunder, llegué a tener muchas mascotas más y él fue el único que estaba antes y después que todas. Un día salí con mi padre a traer provisión para el hogar y a la mitad del camino, la gasolina nos marcó que ocupábamos más de ella, por lo que pasamos por una gasolinera. Cuando nos detuvimos, un hombre muy raro se acercó a mi ventana, para que sepan de donde yo vengo hay muchas personas extrañas, se acercó y lo primero que puso cerca de mí fue una pequeña pero aparentemente agresiva tortuga. La puso frente a mí y me dijo "¿Quiere una tortuga, niño?" y pues estaba pequeño, abierto a nuevas experiencias así que tome la tortuga y mi padre no se molestó en prohibírmelo. Fue hasta que llegamos a la casa que a mi madre casi le dio un ataque el ver que, en lugar de llevarme las pestes, seguía trayendo más. Cuando la vi a la pequeña tortuga por primera vez, lo primero que hizo fue abrir la boca tratando de verse ruda, me dio bastante risa porque no tenía dientes y ahora que estoy grande me pone incomodo pensar en una tortuga con dientes. ¿Acaso tendría una... dentortuga? ¿Como su caparazón, sería dentaduro? Probablemente esos sean los peores chistes de la historia.

Pero estaba muy pequeño para analizar que algunos animales no tenían dientes, pero no tan pequeño como para usar la ironía y llamarle "Diente", porque era lo único que él no tenía. Lo que nos lleva a lo siguiente, ¿Por qué no tenerlo en el nombre, aunque sea? Si usamos esa lógica mi nombre habría sido "Lógica Matemática", otro gran chiste.

Diente fue la tortuga que tuve, nuestra amistad duró menos que la de los frijoles que solía sembrar y si no me equivoco, alrededor de una semana o menos., justo uno de los primeros días que me la dieron, estaba cayendo una enorme tormenta sobre el Puerto, mi rincón en este mundo. El Puerto tenía cierto clima extravagante que, aunque en todo el país estuviera haciendo calor extremo, en el Puerto tenía que estar lloviendo, así como yo el Puerto iba contra la corriente. Así que ese día la lluvia era enorme, y el viento se había llevado la pana donde mantenía a Diente y como siempre suelo dejar las cosas para el último momento, tenía que dejar a Diente en algún lado justo antes de irme al colegio. Salí y observé que su casa no estaba, vi que había un charco en el suelo, y la deje ahí. Un hoyo que se había hecho gracias a la caída continua de gotas en el mismo lugar fue donde dejé a mi mascota. Y justo antes de irme, golpeé despacio su pequeña cabeza con mi dedo y le dije:

— "No vayas a ninguna parte. Ya vuelvo." — Y me fui.

Ocho horas después, cuando volví del colegio lo primero que hice fue correr al patio de mi casa a buscar a Diente. Pero para mi sorpresa... ¡ya no estaba!

Me imagino que la tormenta era muy fuerte y el viento se la llevó. Quizás un animal como una serpiente la vio y se la comió. Era lo más lógico que podría haber pasado en mi mente. Era IMPOSIBLE que Diente hiciera algo como desobedecerme, mucho menos abandonarme, era mi amiga. Y esa fue la última vez que cruzamos miradas. El fatídico día que la tormenta separó nuestros caminos.

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