Cap. 4 - Pateticidad.

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El día que se me fue anunciado que Thunder sería oficialmente mío. Me obsesioné como siempre solía hacerlo y obligué a mi padre a llevarme hasta una tienda donde vendían todo tipo de accesorios para mascotas. Compre un collar verde, por qué asumí que por más ilógico que suene, si a mí me gustaba el rosado, el color favorito de él sería verde y sé perfectamente que no tiene nada que ver. Además, compre un hueso de juguete y un plato para perros. Salí corriendo desde mi casa una vez y llegué hasta la oficina, que estaba a menos de dos calles de ahí. Lo vi, arrinconado en una esquina. Cuando extendí mi mano sus ojos se cerraron como si yo fuera a darle un golpe y cuando escuchó el clic de mis dedos cerrando la correa alrededor de su cuello se paró en sus cuatro patas y me quedó viendo como quien dice "Llévame donde sea, lejos de aquí". Así que lo lleve a mi casa, por lo que ahora éramos dos patéticos compartiendo nuestra "Pateticidad" juntos y se sentía como si estuviéramos hechos el uno para el otro. Éramos el combo perfecto y ahora era mi compañero. Para un perro, mi casa era relativamente pequeña, aunque tenía un patio inmenso. Lastimosamente la mitad del lugar era un pantano lleno de serpientes y alacranes y la otra mitad tenía camiones estacionados lanzándole polvo a mi hogar de vez en cuando. Pero alrededor de un lado de la casa habíamos puesto un pequeño cerco donde crecía hierba gracias a que ningún carro pasaba por encima y justo en medio de ese desierto, sin ningún tipo de vecinos alrededor, ahí fue el primer lugar que Thunder pudo llamar hogar, sin ser molido a golpes.

Cuando Thunder llegó a mi casa, era amado, en lo que cabe. Al menos yo, yo si lo amaba. Era mi primera mascota y puedo decir que mi primer amigo. Mi madre, a pesar de ser tan buena persona está en contra de los animales. Peludos, rapados, delgados, gordos, pequeños o grandes, ella no discriminaba, los odiaba a todos. Siempre creímos que quizás tenía un trauma de pequeña donde fue atacada por unos perros. Pero fue lo que ella decía para defenderse nada más. Además, mi madre era pastelera. Por lo cual, si un pelo de perro terminaba en un pastel, mi cabeza terminaba en una asta. Así que Thunder se mantuvo a distancia, sin permiso de poder entrar a la casa, no solo no podía, el mismo no quería. Estoy seguro de que mi madre le daba más miedo que sus hermanos. Pero la peor debilidad de Thunder era el agua.

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