Cap. 15 - Me Fui.

11 1 0
                                    


Era 7 de diciembre del 2013, el día donde Thunder cumplía años. No recordaba muy bien cual era su fecha de nacimiento, pero si sabía que el 7 de diciembre, de hace cinco años, fue el día en que se convirtió en mi mascota. Así que ese era el día en que lo celebrábamos. No era mucha celebración, prácticamente era yo diciéndole a mi familia "Thunder está de cumpleaños" y todos me ignoraban por completo. Sin embargo, yo le daba un plato extra de comida ese día, se lo merecía. Yo no tenía realmente ningún amigo, aparte de Adrián, a quien por cierto solo miraba en la escuela y ya que el perro me acompañaba en mis días solitarios, era lo menos que podía hacer por él.

Algo que la vida me ha enseñado es que las cosas cambian. Y generalmente esos cambios son para cosas buenas, este no era el caso. A medida iba creciendo, empecé a tener un poco más difícil el colegio, descubrí varios video juegos y yo mismo cambié ahí. Ya no era un niño, era más un preadolescente y toda mi vida de preadolescente la viví deseando dejar de serlo y poder ser un adolescente completo, estamos hablando de los 15 a 18 años. Estaba harto de ser pasado por encima por todo el mundo, quería ser grande y que me dieran privilegios de gente mayor, pero más que nada, añoraba con entrar a la universidad. Odiaba con toda mi alma a mis compañeros del colegio y eso que no fueron los compañeros a los que los escribí en un libro deseando que murieran, eran menos y eran más molestos. Así que lo único que quería era salir de ahí y poder entrar a la universidad. Donde nadie me diría a que hora debía entrar, nadie me diría que me cortara el pelo y nadie me detendría de salirme de mis clases. Escuchaba historias de los amigos de mi hermano sobre como pasaban los días en la universidad, y solo quería estar ahí lo más pronto posible. Muchas personas dicen "Cuando seas grande vas a llorar por volver a ser un niño" y la verdad es que, hasta ahorita, no tengo ninguna queja. Todos los rumores eran ciertos y puedo hacer lo que se me antoje sin maestros encima mío y sin etiquetas por parte de mis compañeros. Es una tierra donde podés ser quien queras ser, aunque algunos se lo toman muy enserio y empiezan a hablar como los animes.

Pero el punto en si es, que una vez se dio ese cambio donde ya no quería ser un niño, ahí fue donde todo se vino abajo. Eso combinado con el hecho que Thunder ya no era un cachorro, sino un perro viejo y con pulgas, en ese entonces dejé de tratarlo como lo trataba antes. Dejé de ponerle atención y perdí la total importancia, era casi como si el perro ya no existiera para mí. Salía a saludarlo y quizás me sentaba de vez en cuando a acarícialo, pero ya no me tomaba la molestia de bañarlo. Y ya no era yo quien se encargaba de darle de comer, era mi padre, que ama más a los animales que yo. Los trata como a sus hijos y los regaña si hacen algo mal. Al menos me alegra que esa energía se vaya en ellos y no en mí. Cuando mi padre vio que se me olvidaba darle de comer a Thunder antes de irme a dormir, el empezó a hacerlo y no lo quise detener, era un peso menos de encima mío. Eran pocas las veces que interactuaba con el animal. Sin darme cuenta me volví este estúpido dueño que simplemente se olvida de su mascota. Imagina un día le dejas de importar a tus papás, sería el fin de muchos y justamente eso le pasó a Thunder.

THUNDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora